Sánchez cae en su propia trampa: o cede ante el PP y deflacta el IRPF o se hundirá aún más

Las costuras de la camisa de fuerza que Pedro Sánchez ha intentado poner a sus barones socialistas para que no bajen impuestos han reventado. Aun este miércoles, en el Congreso, la vicepresidenta Nadia Calviño y la ministra María Jesús Montero intentaron a duras penas mantener en pie el discurso de que aflojar la presión fiscal es tanto como recortar el Estado del Bienestar. «Díganos qué van a recortar del Estado de Bienestar. ¿La Educación?, ¿la Sanidad?, ¿las pensiones?», preguntó Calviño a las bancadas del PP y Vox.

Pero ese discurso había caído por su propio peso un día antes en las Cortes valencianas, donde Ximo Puig anunció una deflactación del IRPF para las rentas de menos de 60.000 euros. Este miércoles, su consejero de Hacienda, Arcadi España, defendió en Onda Cero que ello no supondría «ningún recorte de ningún servicio público», haciendo así más leña del argumentario caído de la Moncloa.

La peor noticia para Sánchez es que, mientras sigue convaleciente por coronavirus, la rebelión de barones socialistas se extiende. A todos les toca ahora elaborar los presupuestos del próximo año, que será año electoral. He ahí el quid de la cuestión: por más que se empeñe la Moncloa, tiene mejor acogida entre la ciudadanía bajar impuestos que subirlos.

Sánchez ha caído en su propia trampa, la que diseñó para las comunidades del PP. Y ahora tiene dos opciones en el paquete fiscal que presentará «en breve» el Gobierno, y que está negociando con Unidas Podemos: o claudica y accede a desvincular el IPC del IRPF o se mantiene en sus trece y opta por rebajas selectivas y más subidas para «los ricos». En el primer caso parecerá que lo hace arrastrando los pies, empujado por el PP y por sus barones. Así que el daño ya está hecho. En el segundo, se hundirá aún más.

El próximo martes, Page y Armengol tienen discursos importantes

El presidente tendrá que presentar ese paquete antes del próximo martes, 4 de octubre, si no quiere seguir yendo a rebufo. Ese día se celebran los últimos debates de política general en Castilla-La Mancha y Baleares antes de las elecciones. Se espera que, durante su transcurso, tanto Emiliano García-Page como Francina Armengol anuncien medidas fiscales para congraciarse con la clase media de una y otra comunidad. Siguiendo la senda de Puig.

También en las próximas semanas –la fecha está por definir– se celebrará el debate del estado de la comunidad en Aragón, donde Javier Lambán ya se ha abierto a deflactar el tramo autonómico del IRPF. Siempre y cuando, eso sí, haya un acuerdo entre el PSOE y sus socios de Podemos, CHA y el PAR. Según el presidente aragonés, «parece razonable» que dada la actual coyuntura económica se puedan buscar fórmulas de alivio fiscal para las rentas medias y bajas.

En Navarra, la socialista María Chivite está rumiando qué hacer con los impuestos, aunque el pasado 8 de septiembre el PSOE y sus socios votaron en contra de deflactar el IRPF en el Parlamento navarro. En su caso no toca debate sobre el estado de la Comunidad Foral hasta los días 10 y 11 de noviembre, así que tendrá que tomar una decisión antes.

Las comunidades gobernadas por el PSOE tienen la presión de la oposición y también de su ciudadanía, aunque alguna trata de capearla a duras penas. En Canarias, su presidente, Ángel Víctor Torres, descartó deflactar el IRPF y abogó por aplicar deducciones y ayudas directas a las rentas más bajas.

En La Rioja de Concha Andreu, el PSOE y sus socios de gobierno pactaron el martes que no habrá bajas de impuestos en los Presupuestos de 2023. Según su consejero de Hacienda, hay comunidades que «bajan los impuestos exclusivamente a los ricos», pero en La Rioja prefieren apostar por «una fiscalidad justa» que sirva para redistribuir la riqueza, en palabras de Celso González.

Y mientras, el PP se felicita por el hecho de que las comunidades del PSOE vayan apostando por la sensatez en lugar de seguir los cálculos electorales de Sánchez. «Ayudar a las familias es algo sensato y normal, no va de ideologías», sostuvo el vicesecretario económico del PP, Juan Bravo.