«Tras el fracaso del plan Ibarretxe, el PNV frena y espera. El nacionalismo catalán se lanza al abismo»

«Para saber a dónde vamos, hay que conocer de dónde venimos». Algo así debió pensar el escritor Fernando José Vaquero cuando inició la redacción de su último libro, «Biografía no autorizada del PNV» que el pasado jueves presentó en Madrid, en la Universidad CEU San Pablo. En la entrevista concedida a El Debate, el escritor navarro desgrana las claves de este libro que, al mismo tiempo, ofrece las pinceladas de lo que nos espera con el nacionalismo del futuro.

–¿Por qué surgió la idea, la necesidad de escribir este libro?

–Yo siempre he tenido una conciencia muy clara de que España es una realidad que debe permanecer, que es algo hermoso, que debe transmitírsela a nuestros hijos. Y desde muy pequeño he conocido el terrorismo de ETA, el nacionalismo y al ver que el nacionalismo en su conjunto avanza institucionalmente, que la conciencia nacional vasca se va implantando y que a la vez la mentalidad, la historia, la ley, la identidad española se va disolviendo en buena parte por medidas de ingeniería social, pues me planteé la necesidad de intentar deconstruir y desenmascarar las coartadas de poder del nacionalismo vasco en su conjunto.

–¿Por qué concretamente el PNV?

–Porque el PNV encarna y da forma al nacionalismo y a partir de del PNV se explica toda la evolución del nacionalismo vasco en su conjunto. El PNV nace contra España con unas pretensiones independentistas. Y podía haber sido de otra manera. Por ejemplo, en Cataluña el catalanismo cuando nace no es un nacionalismo o un autonomismo que vaya contra España porque aportaba y proponía un proyecto para el conjunto de España. El PNV, sin embargo, desde el principio, opta por la independencia con una serie de planes a largo plazo, despacito, adaptándose siempre a la legalidad vigente. Y había que empezar por los orígenes.

–Sin embargo, el PNV siempre ha pactado con los Gobiernos españoles, igual con el PSOE que con el PP.

–Claro, porque tienen una concepción estratégica a largo plazo. Sus objetivos son la independencia y un conjunto de tácticas que denominaremos construcción nacional vasca, que son los medios para conseguir ese objetivo final. Entonces, a partir de que no aprobaron la Constitución Española porque se abstuvieron en el referéndum, procuran en todo momento extraer el máximo beneficio de la legislación. Ya sea al acceder al Partido Socialista, sea al Partido Popular el que esté presidiendo el Gobierno de la nación, aprovechando al máximo todas las lagunas, todas las disposiciones legales, estirando al máximo el techo de competencias.

–¿En qué se diferencia aquel PNV de Sabino Arana al actual?

–Queda su concepto central, que es la finalidad última de construir una nación vasca. A ambos lados del Pirineo queda una comunidad militante y popular, organizada, disciplinada, pero que, a diferencia del PNV de entonces, ha olvidado ya al catolicismo que inicialmente y durante muchas décadas le impregnó. Porque el catolicismo ya no impregna ya no es el cemento de la sociedad vasca y navarra. Y a partir de este núcleo central han abierto a otras ideologías más modernas de aparente triunfo en occidente, como es el progresismo, la agenda LGTB, el feminismo, etcétera. Básicamente sigue siendo el PNV de Sabino Arana, pero adaptado a las circunstancias, porque en la actualidad sería injustificable el lenguaje y las descalificaciones de Sabino Arana a españoles, a extranjeros de todo tipo, a las propias mujeres, de las que tenía un concepto muy patriarcal, muy anticuado, muy misógino e incluso bastante machista.

–En la presentación del libro explicaba que no todos los votantes del PNV son independentistas.

–Claro, porque el permanecer tantos años liderando el Gobierno vasco con la acción, por otra parte, intimidatoria de la izquierda abertzale y de ETA, ha generado que una parte importante de la sociedad vasca y de Navarra se haya inhibido de la política y haya optado por el PNV que representa una alternativa de orden burgués, por decirlo de alguna manera, como mal menor, frente a una izquierda revolucionaria y violenta como es la izquierda abertzale. En esta situación, cualquier posición fuera moderada, fuera liberal, fuera más conservadora, fuera más jacobina, fuera más radical de españolismo… toda posición era demonizada, ninguneada y perseguida. Por contra, adaptarte, pues tenía el rédito de vivir con tranquilidad.

–¿Qué ha podido aprender el nacionalismo catalán del PNV? Porque el primero ha cambiado mucho en la última década…

–El nacionalismo vasco y nacionalismo catalán siempre se han observado, siempre se han comunicado y siempre se han acompañado en diversos momentos de la historia e incluso, a principios del siglo XX, nacionalistas catalanes, vascos y gallegos organizan una entidad llamada Galeusca, de Galicia, Euskadi y Cataluña, para concertar una acción común en beneficio de sus intereses y contra España. Entonces, el nacionalismo catalán que nació autonomista, nació incluso españolista, deriva rápidamente en independentismo, especialmente en la Segunda República con Esquerra Republica. En los años de la Transición, un cierto catalanismo posibilista lidera al conjunto del movimiento social con una idea similar a la del PNV de arrancar competencias, de ampliar el Estatuto y la reforma del Estatuto catalán y descartando el terrorismo porque entendían que el terrorismo que una parte del nacionalismo vasco había practicado, alejaba sus objetivos independentistas de autogobierno. Una vez que desaparece la ETA como organización terrorista, el nacionalismo catalán entiende que tiene que ir a por todas, entiende que tiene que intentar la independencia. No sea que en el futuro la Europa que quede definitivamente conformada en Bruselas y en Estrasburgo impida la posibilidad que ellos veían factible en este momento. Sin embargo, no habían aprendido como el PNV cuando a través del lehendakari Ibarretxe presenta una ponencia de autogobierno encaminada también a la independencia y, al ser rechazada en el Congreso, el PNV frena sus planteamientos y decide tomar aire y esperar otra ocasión. Sin embargo, el nacionalismo catalán, tal vez en parte espoleado por las imputaciones penales a Jordi Pujol, destacados dirigentes de Convergencia que estaban destapando los numerosos casos de corrupción política, pierde de horizonte el tacticismo, la prudencia del nacionalismo vasco y se lanza al abismo. Fracasan en el último segundo. Frenan en seco. Y de ahí el desconcierto y la fractura actual de bases y dirigentes de Junts y de Esquerra y de los restos de Convergencia que están en otras formaciones.

–¿Qué podemos esperar del futuro nacionalismo vasco?

–El PNV siempre tendrá como objetivo final la independencia. Y sí, y esperará una ocasión en la que España esté debilitada, en la que la construcción nacional vasca, en su expresión estatal vía administraciones y gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca y de Navarra, esté preparada para dar el salto final y entienden que el panorama internacional no va a impedir esa maniobra, lo intentarán. El PNV siempre va a intentar lo máximo para su para su voluntad de autodeterminación y de independencia. Autodeterminación siempre. Independencia sólo si es posible.