La obsesión de la izquierda por controlar los medios: de los insultos a una ley para revivir la censura

Uno de los primeros anuncios que hizo Pedro Sánchez al comienzo de su segunda legislatura fue la creación de una «estrategia nacional contra la desinformación». Sus palabras marcaron el inicio de un Gobierno en el que la obsesión por el control de los medios de comunicación y los intentos de coartar la libertad de información no han cesado.

Este mismo jueves, el presidente salió en sede parlamentaria a pronunciar un nuevo ataque. «Usted, como yo, se desayuna leyendo la prensa madrileña, también escuchando a la Conferencia Episcopal hablando a través de la radio o a las terminales políticas de esos intereses que representa al dinero», afirmó desde la tribuna del Congreso.

Pero las palabras del presidente se han convertido en costumbre. El pasado mes de agosto, Sánchez compareció ante los medios para hacer una petición: «Hago un llamamiento a que los medios informen», exigió ante los periodistas que se encontraban en La Palma cubriendo su desplazamiento y que le preguntaron por una posible crisis en su Gobierno.

Otro de los ejemplos más claros de su política de veto a los medios críticos es el desarrollo de sus ruedas de prensa. Es tradición instaurada filtrar las preguntas de manera previa para que sólo los medios que considera afines puedan realizar su trabajo y cuestionar al Ejecutivo acerca de sus acciones. Eso, siempre y cuando, tengan siquiera permiso para entrar en la Moncloa y no queden fuera de la convocatoria por «cuestiones de aforo».

Pero Sánchez no es el único socialista empeñado en colocar en la diana a los medios de comunicación. El secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y Asuntos Constitucionales, Rafael Simancas, planteó exigir que los medios de comunicación «no hagan uso de la mentira, el engaño y la manipulación» y que digan claramente por qué partido apuestan. Es decir, colocarse a favor de un partido político. «Si se está apostando cada día en titulares y en editoriales para que le vaya bien al partido político X, legítimamente, ¿por qué no reconocerlo de manera abierta y transparente?», argumentó en un artículo escrito en la revista Temas.

Una ley para la censura

La Federación de Asociaciones de Prensa Española (FAPE) advirtió este verano de que el nuevo Anteproyecto de Ley de Información Clasificada, también conocida como Ley de Secretos Oficiales, suponía «una grave vulneración de los derechos de libertad de expresión e información con un texto que supondría establecer la censura».

La queja se centra, especialmente, en uno de los artículos del anteproyecto, el 21. En el mismo se especifica que «para el acceso a la información clasificada en las categorías de Alto secreto, Secreto o Confidencial se requerirá estar en posesión de una Habilitación Personal de Seguridad que otorgará la Autoridad Nacional para la protección de la información clasificada». Además, será el propio Félix Bolaños el que tenga la última palabra pues según el artículo 6 del mismo texto, «la Autoridad Nacional para la protección de la información clasificada, ejercida por el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, es la autoridad responsable de la protección y tratamiento de la información».

Podemos, en la misma línea

La otra parte del Gobierno siempre se ha posicionado de manera clara a favor de establecer un mayor control sobre los medios de comunicación. Tanto es así que el cofundador y ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, aseguró que «la existencia de medios de comunicación privados ataca la libertad de expresión».

En el año 2021, Iglesias pidió más «elementos de control» sobre los medios de comunicación. Lo hizo cuando era vicepresidente y desde la tribuna del Congreso de los Diputados. «¿Cuáles son los dispositivos de control de un poder tan inmenso?», preguntó aludiendo a la respuesta que, según él, dan los medios a los intereses «millonarios de los bancos y los fondos buitres».

Una frase que recuerda a las declaraciones del presidente del Ejecutivo de este mismo jueves. Los partidos que forman la coalición de Gobierno protagonizan continuas batallas internas producidas por sus diferencias de pensamiento. El control sobre los medios de comunicación es uno de los puntos en los que, tanto PSOE como Podemos, parecen ponerse rápidamente de acuerdo.