Entrevista
Mikel Buesa: «Me cabrea esa radical incapacidad para cumplir las leyes con respecto al terrorismo»
El hermano de Fernando Buesa, desconocía la concesión del tercer grado al terrorista que asesinó al dirigente socialista
Ya son 29 los etarras a los que el Gobierno vasco les ha concedido el tercer grado, es decir, la semilibertad. De las cinco últimas concesiones, solo uno tenía delitos de sangre. Pero no se trata de un delito de sangre cualquiera. El último tercer grado concedido es el de Asier Carrera, el tipo que apretó el botón del coche bomba que el 22 de febrero de 2000 asesinó al dirigente socialista vasco Fernando Buesa y a su escolta, Jorge Díez. El Debate habla con su hermano, Mikel Buesa.
–El viernes supimos que el asesino de su hermano ya tiene la semilibertad del tercer grado.
–Si ya le han dado el tercer grado, lo que está claro es que el Estado no cumple con la obligatoriedad de que un asesino como permanezca en la cárcel 30 años. Eso por el año en que cometió el atentado, porque, si lo hubiese cometido un poco después, tendría que estar 40 años. Entonces, ¿qué quieres que te diga? Mi confianza en el Estado es cero, es nula. Y en los gestores del Estado, o sea, en el Gobierno de Sánchez y de su ministro del Interior, Grande-Marlaska, no solo es nula, sino negativa. Hay que tener en cuenta que el Código Penal y la Ley Penitenciaria son promesas desde el punto de vista de la víctima. Y si es una promesa, el Estado incumple sus promesas.
–En otros casos similares se ha recurrido el tercer grado.
–Espero que el fiscal de la Audiencia Nacional se oponga a ese tercer grado. Porque esto me parece completamente inaceptable. No ha colaborado con la Justicia. No ha pedido perdón a las víctimas de sus acciones. Por lo menos a mí no me lo ha pedido y me consta que a otros tampoco. En esas circunstancias, de acuerdo con el Código Penal, tendría que estar metido en la cárcel en primero grado o en segundo grado, según se considere por parte de la Administración superior. Pero pasar al tercer grado porque ya han pasado no sé cuántos años de condena sin que este individuo se haya arrepentido de nada es absolutamente inaceptable.
–¿Quién es responsable de esta situación?
–La culpa no se la ha hecho solo al Gobierno vasco de Urkullu, sino que se la ha hecho al Gobierno de España, que es el que le ha colocado a este individuo en una cárcel del País Vasco para que Urkullu lo ponga en disposición de soltarlo a la calle lo antes posible. Como si fuera un ciudadano ejemplar.
–¿El Gobierno vasco o el Ministerio del Interior no les habían dicho nada del acceso al tercer grado?
–Yo no sé si a los hijos de mi hermano Fernando les han dicho algo. Supongo que tampoco les han dicho nada. Pero desde luego, a los hermanos de Fernando no nos han dicho absolutamente nada. Y bueno, a mí, para mí este hecho que desconocía me parece muy decepcionante. Es que este tío ni si quiera ser arrepentido de lo que hizo. Es un descerebrado porque tenías que haberle visto durante el juicio por el asesinato de mi hermano. Este es uno que asegura que le dijeron que si quería trabajar para ETA. Lo que quería trabajar para ETA como si fuera un empleado más.
–Usted ya se indignó cuando en 2011 fue trasladado al País Vasco por motivos familiares.
–Pero esto es más grave. Que te trasladen al País Vasco no es lo mismo que te den el tercer grado. Porque el tercer grado te coloca en la puerta de salida. Claro, en la puerta de salida, nueve años antes del cumplimiento de la condena, tal como está definido actualmente en en las leyes penales y penitenciarias. Y eso es un fraude, un auténtico fraude.
–Este tipo de acciones o de situaciones, ¿cómo afecta a las víctimas, cómo afecta a la familia?
–Supongo que a cada uno le afectará de una manera distinta. A mí me cabrea, sencillamente me cabrea. Yo no me siento deprimido ni nada por el estilo. Simplemente me cabrea. Me cabrea que en una sociedad como la española haya esa radical incapacidad para cumplir las leyes con respecto al terrorismo. Y hay que tener en cuenta que este individuo, como otros que están en su situación, son terroristas y ETA se habrá acabado en su momento y se habrá disuelto o lo que sea. Pero ellos no pierden la condición de asesinos terroristas que tenían y que siguen teniendo.
–Algunas asociaciones ven esta política penitenciaria como una estrategia ya definida.
–Esto forma parte de la estrategia para ver quién se lleva el gato al agua de haber terminado definitivamente con el problema de ETA, que es el problema de los presos, que es la ya lo único que queda. Y entonces pues ahí están combatiendo el PNV por una parte, y los de Bildu y los demás a la extrema izquierda que todavía queda ahí, los que quieren retomar las armas. Todos están ahí a ver quién se presenta como el que acabó con el terrorismo.