Congreso sobre Cánovas en el CEU
Carlos Gregorio Hernández: «Cánovas se da cuenta de que el sistema necesita a gente que no piensa como él»
El Debate conversa con uno de los historiadores que dirigen el Congreso Internacional en torno a la figura del político español
Durante hoy martes y mañana miércoles, numerosos historiadores, académicos y expertos se darán cita en Madrid en el Congreso Internacional que aborda la figura de Antonio Cánovas del Castillo, el principal político del conservadurismo español del siglo XIX. Carlos Gregorio Hernández, Profesor de Historia en la Universidad CEU San Pablo, es uno de los directores de este Congreso.
–¿Qué tiene este político del siglo XIX para dedicarle dos días de reflexión académica en el siglo XXI? En definitiva, ¿por qué Cánovas hoy?
–Antonio Cánovas del Castillo (1828 - 1897) es el responsable del régimen liberal más longevo de nuestra Historia, junto a la actual Democracia. Este logro ya nos puede servir para reflexionar. A partir de 1974 en adelante, y gracias a Cánovas, se superaron los vaivenes revolucionarios y reaccionarios, y se estructuraron unos partidos que hicieron viable la alternancia, es decir; el acceso pacífico al poder sobre la base de una legalidad compartida. Y todo ello pese a haber estado años antes –unos, con Isabel II; y otros, con la revolución del 1868– en trincheras contrarias.
A lo largo de toda su vida, Cánovas se empeñó en la idea de la conciliación de los opuestosProfesor de Historia en la Universidad CEU San Pablo
–Si tuviese que destacar una idea clave en torno a Cánovas, ¿cuál escogería?
–Como gobernante trabajó desde la experiencia, desde el análisis de lo que él había vivido en el periodo isabelino como ministro. Supo corregir sus fallos. Como idea clave, yo me quedaría con que fue el hombre que culminó la revolución liberal en España porque logró estabilizarla. Quizá esta sea la gran idea que está detrás de este Congreso.
–¿Cuáles son los principales hitos de Cánovas sobre los que se pondrán luz durante estos dos próximos días?
–Vamos a partir de todo lo que se ha trabajado alrededor de Cánovas, que es mucho y bueno, especialmente durante el anterior centenario; me refiero al Congreso centrado en 1897 –es decir, al celebrado en España en la década de los años noventa– y donde estuvieron dos compañeros: Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Togores. Partiendo de aquel momento, nosotros recuperamos algunos temas que ya se trataron entonces, pero buscamos también nuevos enfoques sobre la base de lo que fue la Restauración.
–¿Podría indicarme algunos de los temas que tratarán en el Congreso?
–El parlamentarismo, la relación entre las distintas regiones de España, la experiencia personal a lo largo de toda la vida del propio Cánovas del Castillo, o las novedades de investigación de estos últimos años. También abordamos cuestiones de política internacional, como por ejemplo la relación de Cánovas con Portugal o con Salisbury ante el ejemplo que para él suponía Inglaterra.
Un horizonte para el futuro
–Es un ejercicio puramente especulativo, pero aun así se lo voy a preguntar. De vivir hoy, ¿qué aportaría Cánovas a los problemas políticos de la España de 2022?
–Cánovas puede ser un ejemplo en muchos sentidos; es un ejemplo de cómo en el siglo XIX pudo haber promoción social. Él viene de una familia de clase media y llega a ser presidente del Gobierno; es hijo de un maestro de escuela que además muere cuando él es un niño. Cánovas fue un político joven; ministro con 36 años y presidente del Gobierno con 46, que es algo que también encaja dentro de las tipologías actuales.
Pero más allá de esto, Cánovas apuesta por la convivencia, por la transacción, por el pacto. Él representa una reivindicación del acuerdo para que los contrarios se entiendan desde unas bases mínimas comunes, que en aquel momento fueron unas, y hoy serían otras. Mediante su apuesta por la convivencia, hizo viable el crecimiento del país, su desarrollo económico, la prosperidad y la felicidad de todos.
El exclusivismo político, es decir, lo que había practicado en el centro del reinado de Isabel II el Partido Moderado, había conducido a la separación del régimen del progresismoProfesor de Historia en la Universidad CEU San Pablo
–¿Cuáles son las cualidades más destacables de Cánovas?
–A lo largo de toda su vida se empeñó en esa idea de la conciliación de los opuestos. Ese sería su gran ejemplo, su gran apuesta, que logró en el régimen de 1874, 1875 y 1876 en adelante. Logró unir de algún modo la Constitución de 1845 y la del 1868.
Destaca su habilidad para tender la mano a gente que no piensa estrictamente como él; porque se da cuenta de que el sistema necesita de gente que no piensa como él. El exclusivismo político, es decir, lo que había practicado durante el periodo central del reinado de Isabel II el Partido Moderado, que era la derecha de entonces, había conducido a la separación del régimen del progresismo, un hecho que era malo para España. Este es el lugar de Cánovas; su facilidad para tender la mano.
–También tuvo fama de buen orador parlamentario.
–Sin duda, lo fue. Pienso que igualmente era una persona capaz de aprender de sus errores. Él escribe mucha Historia; estudia y se rectifica a sí mismo. De una obra suya de los años 50, Historia de la decadencia de España desde Felipe III hasta Carlos II, hace una nueva versión cuando abandona el gobierno en años 60; se va a estudiar a Simancas, a rectificar aquella obra que había escrito 15 años atrás. Esto habla muy bien de él. En otras épocas de su vida también fue capaz de rectificar planteamientos en los que había sido duro en la hora del enfrentamiento. Y luego, pasado el tiempo, rectificó.