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El presidente Pedro Sánchez, junto a algunos de sus ministros y sus socios de GobiernoEFE

La coalición, incandescente

El Gobierno de Pedro Sánchez entra en erupción: «Los ánimos están calientes»

La aprobación de los Presupuestos ha dado paso a una lengua de lava. Las peleas se simultanean. El ambiente interno se ha contaminado por completo por la precampaña de las elecciones de mayo

El Consejo de Ministros cada vez se parece más a un cuadrilátero de boxeo. Las peleas se suceden, o incluso se simultanean, entre el PSOE, Podemos y Yolanda Díaz. La aprobación de los Presupuestos Generales de 2023 supuso el jueves pasado un punto de inflexión. Esta semana, el ambiente en el Gobierno se ha contaminado por completo por la precampaña de las elecciones municipales y autonómicas. El Ejecutivo ha entrado en erupción.

Este miércoles, después de la sesión de control al Gobierno, Pedro Sánchez abandonó el Congreso a toda prisa, sin querer valorar el estado de salud de la coalición ante los periodistas. Pero la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, habitualmente comedida, fue muy gráfica esta vez: «Los ánimos están calientes y hay quien se encarga de calentarlos todavía más», reconoció Teresa Ribera.

Por su parte, Nadia Calviño, Félix Bolaños e Isabel Rodríguez negaron de forma esquiva que exista riesgo de ruptura, como tantas otras veces lo hicieron en el pasado. Pero esta vez es distinto, puesto que la sensación entre los concernidos es de que las tensiones irán a más tras las navidades, cuando las elecciones de mayo lo llenen todo.

En esos comicios, Podemos sabe que se juega muchísimo. De cómo acaben la noche del 28 de mayo dependerá en buena medida que en diciembre haya una o dos candidaturas a la izquierda del PSOE. Los socialistas empiezan a pensar seriamente en la posibilidad de que Yolanda Díaz se presente con Sumar por un lado y Podemos, por el otro.

Por lo pronto, la candidata virtual de estos últimos, Irene Montero, está aprovechando la sede vacante de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, de viaje en México, para tener más protagonismo en el Gobierno. Aunque sea a costa de la polémica ley del 'solo sí es sí'.

En esa tesis enmarcan los propios socialistas su arremetida de este miércoles contra el PP durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, cuando acusó a los populares de «promover la cultura de la violación». No fue un acto reflejo fruto del fragor parlamentario, sino que la titular de Igualdad lo llevaba escrito.

El enfado con ella dentro del grupo parlamentario socialista fue mayúsculo. Ningún diputado del PSOE quiso salir a defender a Montero ante las cámaras. Detrás, todo fueron reproches. Es más. Su portavoz en el Congreso, Patxi López, recriminó a la ministra que en lugar de contribuir a rebajar el tono lo suba: «Precisamente ella, que ha sufrido esa agresividad verbal, no debería jugar con eso», señaló López.

Los socialistas tenían ayer otra preocupación: el cierre de filas con Fernando Grande-Marlaska, vapuleado por sus propios socios de Unidas Podemos a propósito de los vídeos sobre la tragedia de Melilla. «O acepta la dura realidad de lo que sucedió en Melilla o la dura realidad acabará con él», pronosticó el presidente del grupo parlamentario de éstos últimos, Jaume Asens.

Pero, durante su comparecencia en el pleno, el ministro del Interior dejó claro que no es su intención salirse un milímetro de la versión que ha mantenido siempre: no hubo muertes en territorio español.

Entretanto, este miércoles quedó constituida en el Congreso la ponencia de la Comisión de Igualdad sobre la ley trans. Se trata del campo de batalla en el que el PSOE y Unidas Podemos deberán dirimir sus diferencias sobre una norma irrenunciable para Irene Montero y Ione Belarra. Pero que, por el contrario, tiene cada vez más difícil su aprobación en esta legislatura: ha dejado de ser una prioridad para Sánchez tras la aprobación de los Presupuestos, si es que realmente alguna vez lo fue.

La ley trans y la de protección animal llevan vidas paralelas

El mismo camino lleva el proyecto de Ley de protección, derechos y bienestar de los Animales, en trámite parlamentario tras su aprobación por el Consejo de Ministros. Puesto que, también en este caso, las enmiendas presentadas por el PSOE para excluir a los perros de caza son inasumibles para los morados.

Estamos solo a jueves y la coalición ha tenido otros tres focos de conflicto. El más agrio, a cuenta de la ley de familias. Según Belarra –titular del ministerio proponente, el de Derechos Sociales–, la norma iba a ser aprobada por el Consejo de Ministros el martes, pero desapareció del orden del día. Según la Moncloa, nunca estuvo en previsión: fue abordada en la Comisión de Secretarios de Estado y Subsecretarios del jueves pasado (se trata de la reunión semanal que sirve para preparar el Consejo de Ministros siguiente), pero como seguía teniendo alegaciones de otros ministerios se aparcó.

Ione Belarra e Irene Montero, en el CongresoSergio R. Moreno

La decisión de Sánchez de promover al exministro Juan Carlos Campo y a Laura Díez como magistrados del Tribunal Constitucional sin contar lo más mínimo con el socio minoritario tampoco ha gustado a los morados. Máxime después de que el presidente del Gobierno descartara postular a la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, como vocal del CGPJ, como demandaba Podemos.

Y la ley contra la trata, cuyo anteproyecto fue aprobado el martes por el Gobierno, trae mar de fondo en la coalición: el PSOE mantiene una postura abolicionista sobre la prostitución y en Unidas Podemos hay opiniones diversas.

Con todo, el presidente del Gobierno no tiene intención de convocar la comisión de seguimiento del pacto de coalición. No por ahora, al menos, o eso afirman en la Moncloa. Y Yolanda Díaz se dedica a colgar en sus redes sociales fotografías con los nietos de Juan Negrín y de su tour por México.