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María Luisa Segoviano, magistrada del Tribunal Constitucional y expresidenta de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo

María Luisa Segoviano, magistrada del Tribunal Constitucional y expresidenta de la Sala Cuarta del Tribunal SupremoPoder Judicial

Crónica jurídica

María Luisa Segoviano: magistrada veterana, entrevistada novata y llave para la Presidencia del TC

Las primeras declaraciones de la jurista tras su llegada al Constitucional, abriéndose a «estudiar» el encaje de Cataluña en España, han suscitado una agria polémica hasta en la sede del propio Tribunal

Su nombre sonó con fuerza como una de las candidatas a presidir el Consejo de Estado tras la dimisión, adelantada en exclusiva por El Debate, de María Teresa Fernández de la Vega. Sin embargo, a la primera expresidenta de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo, María Luisa Segoviano, le esperaba una misión de mayor envergadura como magistrada del Constitucional que ha de decidir, en los próximos meses, sobre las causas más ideológicas y polémicas del Gobierno de Pedro Sánchez. Precisamente la polémica salpicaba a la veterana jurista, incluso antes de su toma de posesión en el cargo, tras prodigarse en varias entrevistas a medios de comunicación en los que, hasta en dos ocasiones, se abría a «estudiar» la legalidad de una futura y eventual consulta pactada sobre el encaje de Cataluña en España.

Quienes la conocen aseguran que Segoviano no es una jurista próxima a las aspiraciones del separatismo y valoran su carácter fuerte pero independiente lejos del activismo partidista pero lo cierto es que de sus palabras se desprendía una cierta predisposición a valorar el ansiado referéndum con el que el socialismo habría conseguido apuntalar su último año de legislatura en Moncloa y aprobar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, de la mano de sus socios de Esquerra Republicana (ERC). Hace tiempo que para los independentistas el indulto de los condenados, eliminar la sedición y rebajar la malversación medial en un Código Penal a su medida, no basta.

Así las cosas, las reflexiones «poco afortunadas» de la veterana magistrada progresista no han gustado, ni se han entendido, pese a que, en su defensa, hay voces que mantienen que «en un intento por ser amable» ha acabado «dando la sensación de algo que no se corresponde con lo que ha querido decir en realidad». A pesar de la amplia trayectoria y experiencia profesional que la avalan, parece haber tenido que pagar una novatada con la prensa para llegar a entender que este Constitucional del que ya forma parte no tiene mucho que ver con la paz de la Sala Cuarta del Supremo de la que fue la primera mujer presidenta hasta su jubilación, el año pasado.

Segoviano y horas más tarde María Luisa Balaguer –su compañera de Pleno en la Corte de Garantías y candidata a presidirla, aspiración en la que el voto de la magistrada laboralista será determinante para decantar la balanza, seis a cinco– parecían confirmar algunos de los peores presagios del Constitucional renovado que, controlado por Pedro Sánchez aunque algo menos de lo que éste habría deseado, tendrá que interpretar nuestra Carta Magna durante los próximos nueve años en manos de una mayoría de izquierdas.

El vuelco en la sensibilidad del Tribunal de Garantías ha empezado a notarse sin que, por el momento, haya hecho más que renovarse. La hoja de ruta del Gobierno para Cataluña en los próximos años será ahora, con este Tribunal, o no será. Y Segoviano ha sido cristalina, hasta en dos ocasiones: «Lo de la autodeterminación habrá que verlo. Los asuntos no se plantean siempre igual (...) aunque haya un precedente». La primera podría haber sido una equivocación, la segunda es vicio.

Quizás a partir de aquí, lo mejor para la magistrada –quien tiene en su mano la llave para investir al próximo presidente o presidenta del Constitucional, si es que decide apostar por una opción más feminista– es que se fije en lo que hacen el resto de sus compañeros de Corte que, salvo cuando se promocionan para liderar el órgano, y no es su caso, sólo se pronuncian en contextos académicos.

María Luisa Segoviano Astaburuaga (Valladolid, 1950)

La relación de la que fuera presidenta de la Sala Cuarta del Supremo con la jurisdicción laboral, materia en la que es experta, comenzaba en 1974, antes de su ingreso en la Carrera Judicial. Tras aprobar la oposición como secretaria de Magistratura de Trabajo, ejerció como tal en Barcelona, Palencia y Valladolid entre 1974 y 1987. Su primer destino como juez, tras ingresar en la judicatura en este último año fue el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Bilbao. Dos años después, fue destinada al Juzgado de lo Social número 1 de Valladolid, donde permaneció hasta 1996, fecha en la que fue nombrada presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. María Luisa Segoviano ejerció dicho cargo hasta su nombramiento, en 2006, como magistrada de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo.

Fue precisamente en dicha Sala donde, desde junio de 2020 y como consecuencia de la jubilación de su predecesor en el cargo el magistrado Jesús Gullón, ejerció como presidenta en funciones hasta ser elegida formalmente para el cargo el 30 de septiembre de ese mismo año. Segoviano se convirtió, así, en la primera mujer en acceder a la presidencia de una Sala en los más de doscientos años de historia del órgano, creado por las Cortes de Cádiz en 1812, al obtener el voto 19 de los 21 miembros del Pleno ya que los vocales Álvaro Cuesta y Concepción Sáez votaban en blanco.

Autora de obras como «Derecho Social de la Unión Europea», «Principios esenciales de Derecho del Trabajo», «El principio de igualdad de trato en materia salarial en el ámbito de las Administraciones Públicas», «La responsabilidad en la Seguridad Social» o «Igualdad en el mundo del trabajo y en la empresa», ha publicado también numerosos artículos doctrinales.

Ha participado activamente en actividades formativas del Consejo General del Poder Judicial y es vocal de la Junta Electoral Central, cargo para el que fue designada el pasado mes de febrero y que también ejerció entre 2012 y 2017. Presidenta de la Academia de Legislación y Jurisprudencia de Valladolid desde 2016, es académica de honor de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España desde 2018 y académica honoraria Academia de Jurisprudencia y Legislación de Extremadura desde 2019.

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