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Malestar en Cantabria por la «chapuza» de los nuevos trenes de Cercanías

Malestar en Cantabria por la «chapuza» de los nuevos trenes de CercaníasEuropa Press

Cantabria

Malestar en Cantabria por los trenes que no caben en los túneles: «Estamos en manos de Pepe Gotera y Otilio»

El presidente regional, Miguel Ángel Revilla, pide que sean cesados los responsables de esta «chapuza» que ha provocado el retraso en la llegada de la flota. La oposición carga contra los Gobiernos central y autonómico

Los 21 trenes que estaba previsto que llegaran a Cantabria para renovar su flota de Cercanías, no lo harán en 2023. Su entrega, comprometida desde 2020, puede retrasarse hasta dos o tres años debido a un error de cálculo en las dimensiones que Renfe remitió a la empresa encargada de construirlos, que ha provocado que no quepan por los túneles actuales. La noticia ha provocado un gran malestar en la región, que pide explicaciones por lo ocurrido.

Desde la oposición, han trasladado su indignación con la «chapuza» de los trenes y han culpado tanto al Gobierno central como al autonómico de este «nuevo despropósito». El Partido Popular ve esto como «un nuevo ridículo del Gobierno Sánchez-Revilla» en materia de infraestructuras ferroviarias. «Estamos en manos de Pepe Gotera y Otilio», consideran los 'populares', aludiendo al cómic que narraba las historietas de dos obreros chapuceros. La presidenta del partido en Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, asegura estar «perpleja» con lo ocurrido. En su opinión, es la «máxima expresión de la incompetencia del Gobierno de Revilla; el abandono del Ejecutivo de Pedro Sánchez y la cara dura de los dos, que está empujando a Cantabria a una decadencia cada día más irreversible».

Por su parte, Ciudadanos cree que las explicaciones que da el Ejecutivo central «no son creíbles». «El Gobierno de España necesita una excusa para no fabricar esos trenes porque, sencillamente, no hay dinero, y el que hay, va para los de siempre, porque Cantabria nunca ha sido la prioridad de Pedro Sánchez», ha aseverado el portavoz de la formación naranja, Félix Álvarez.

Y desde Vox, centran sus crítica en Revilla, al ser el líder regional el «principal valedor» de la política ferroviaria que se ha llevado a cabo en Cantabria durante décadas «al permitir que los Ejecutivos nacionales hayan ninguneado a la región en multitud de ocasiones», y entienden que debe ser él el primero en dar explicaciones. «Cantabria tiene unas infraestructuras ferroviarias tercermundistas gracias a la complicidad del regionalismo», ha aseverado el portavoz Cristóbal Palacio.

Miguel Ángel Revilla se ha pronunciado este viernes al respecto pidiendo que los responsables de lo ocurrido sean cesados. Asimismo, ha instado a que se le diga al Gobierno regional en qué plazo les entregarán los trenes. Este sábado está previsto que la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, visite Cantabria, y Revilla espera que «traiga respuestas claras, concisas, contundentes» y explique esta «mayúscula chapuza» que, a su juicio, es «incomprensible» que ocurra.

Preguntado por los responsables, el presidente autonómico ha apuntado que desconoce si es un problema de Renfe o de Adif, y en la cúpula superior se encuentra el Ministerio de Transportes. «Vamos a ver quién ha cometido el gravísimo error de sacar a licitación un proyecto que no era viable en la medida en que la anchura de los gálibos de los túneles que tenemos tanto aquí como en Asturias no coincidían con la dimensión de los trenes que se iban a fabricar», ha señalado, al tiempo que ha indicado que cree que estos trenes no se habían empezado a fabricar.

El origen del problema se encuentra en los gálibos publicados en la declaración sobre la red de Adif, que Renfe usó para describir las características técnicas de los nuevos trenes en un contrato que publicó en 2019 para adquirir 31 trenes de ancho métrico, destinados a renovar la flota de la red de cercanías y media distancia, principalmente en el norte del país.

En junio de 2020, Renfe le adjudicó este contrato a CAF, fabricante de trenes y autobuses con sede en País Vasco, por 258 millones de euros. Cuando preparaba el proyecto, CAF se dio cuenta de que había un error en los gálibos y que las vías no soportarían los trenes encargados y se lo trasladó a su cliente, Renfe. Durante todo este tiempo, todas las partes han estudiado las diferentes soluciones posibles.

Este viernes, Renfe ha alcanzado un acuerdo con CAF, Adif y la Agencia de Seguridad Ferroviaria (AESF) para desatascar este problema. Aunque ninguna de las partes ha confirmado el plazo de tiempo que conllevará solventar este problema, se estima que la construcción de los trenes que todavía no se han podido fabricar se demora en torno a tres años, y todavía falta arreglar algunos trámites para que la solución pactada pueda llevarse a cabo.

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