Sánchez fuerza el desbloqueo de la Ley de Vivienda para usarla como baza de campaña
La norma deja la declaración de zonas tensionadas en manos de las comunidades autónomas. Y ahí quieren los socialistas retratar a los barones del PP
El Gobierno y sus socios parlamentarios han desbloqueado la Ley de Vivienda cuando ya parecía abocada a terminar la legislatura en un cajón, como lo hará la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana.
La fumata blanca se ha producido en plena precampaña de las elecciones municipales y autonómicas, y no por casualidad: los partidos que la apadrinan, empezando por el PSOE quieren que la vivienda sea uno de los ejes de esta contienda electoral. No en vano, la ley deja la declaración de zonas tensionadas –condición sine qua non para limitar en ellas los precios de los alquileres– en manos de las comunidades autónomas. Y ahí quieren los socialistas retratar a los barones del PP. Ahora empieza la batalla en la izquierda por reivindicar la paternidad de la ley.
La Ley de Vivienda fue una de las grandes promesas de la coalición al comienzo de la legislatura, pero su negociación, dentro y fuera del Gobierno, ha sido más ardua que la de ninguna otra. Teniendo en contra, incluso, un dictamen del Consejo General del Poder Judicial alertando de la invasión de competencias autonómicas que el Ministerio de Raquel Sánchez decidió desoír. Era preceptivo, pero no vinculante, justificó entonces la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
En octubre de 2021, Sánchez y Yolanda Díaz sellaron el pacto de los Presupuestos de 2022 con el compromiso de que, en paralelo, habría acuerdo en torno a la Ley de Vivienda. El proyecto de ley fue aprobado por el Consejo de Ministros el 1 de febrero de 2022 y remitido al Congreso para su tramitación.
Pero sucedió que, a pesar de tratarse de una norma aprobada de manera colegiada por el PSOE y Unidas Podemos a nivel gubernamental, a nivel parlamentario los morados se aliaron con ERC y Bildu para endurecer el texto salido del Consejo de Ministros.
En octubre, estos tres últimos grupos parlamentarios presentaron cuatro enmiendas conjuntas para presionar al PSOE. El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, llegó a quejarse de la resistencia de los socialistas a embridar un mercado del alquiler desbocado, según ellos.
Desde entonces siguieron pasando los meses, entre meras conversaciones informales. La intervención final de Sánchez ha sido clave. El presidente quería contar con este trofeo antes del 28-M para exhibirlo en campaña.