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El idioma empleado en las señales de tráfico sigue generan debate hoy

El idioma empleado en las señales de tráfico sigue generando debate hoyFoto: EFE / Edición: Paula Andrade

Análisis lingüístico

En el Día del español

Resulta llamativo que quienes dicen defender las lenguas regionales apelando a la ecología lingüística, quienes quieren evitar que se mueran sus palabras, hagan todo lo posible para borrar la toponimia de otro idioma

Las personas bien informadas conocen la labor que llevamos a cabo para defender los derechos lingüísticos de los hispanohablantes, saben qué está pasando en las escuelas, son conscientes de la eliminación del español de los espacios y de la cultura oficial y no son ajenas al adoctrinamiento en nacionalismo lingüístico al que se somete a nuestros escolares. Sin embargo, la defensa de la toponimia en español pasa más desapercibida. Se ha convertido en un activismo gourmet. Pocos han reparado en lo que supone la paulatina desaparición de nuestros nombres de lugares y no se percatan de que cuando se intenta hurtarle palabras al español, se está atentando contra el patrimonio lingüístico de la comunidad hispanohablante.

Resulta llamativo que quienes dicen defender las lenguas regionales apelando a la ecología lingüística, quienes quieren evitar que se mueran sus palabras, hagan todo lo posible para borrar la toponimia de otro idioma. No quieren verla ni en los documentos, ni en los indicadores de las comunidades llamadas bilingües y han conseguido que tampoco figuren en el resto de España. Así, mientras ellos usan Xetafe o Saragossa en los mapas de los escolares, nosotros no podemos ver el nombre de Lérida en los libros de Geografía de los niños de Toledo.

La furibunda reacción del sector hispanófobo cada vez que usamos un Gerona o un La Coruña en redes sociales o en una intervención pública es un buen indicador de la relevancia que para su proyecto tiene hacer desaparecer cualquier vestigio de la larga presencia del español en las comunidades autónomas con dos lenguas y de la asociación de nuestra lengua a estos lugares.

Somos una rareza a nivel mundial, el único país que prohíbe el uso oficial de palabras de un idioma oficial, que se dice pronto. En España se les retira el galón de la oficialidad a los nombres de lugares en español y, no contentos con eso, se intenta desde tribunas y redes sociales ridiculizar a los que los usamos en nuestro ámbito personal.

Ante una situación como esta, cabe preguntarse cuál es el papel que debe jugar la Real Academia Española. No consideramos razonable que quienes han llevado a cabo un encendido debate a la vista de todos por la acentuación de un adverbio, pasen olímpicamente cuando tantas palabras «en activo» son jubiladas a la fuerza y no es sensato que hagan la vista gorda ante la invasión de unos topónimos que incluyen cedillas, acentos graves, apóstrofes, doble 's' y otras muestras de grafía o puntuación ajenas al español.

Todos los partidos que han gobernado en España han tenido su parte de culpa en la degradación de nuestro patrimonio toponímico y todas y cada una de las comunidades con lengua regional lo han experimentado, siendo la gallega y la vasca, sobre todo esta última, las más afectadas. En Vascongadas se han impuesto nombres de lugares con una grafía imposible en español y se han inventado topónimos que han destronado a otros de larga tradición y extensamente documentados. Lo que subyace en esta práctica hispanófoba es un intento de ocultación de que el español también es una lengua que históricamente ha tenido presencia en estos lugares y una obsesión por falsear el pasado.

Ni el miedo al ridículo, ni un mínimo respeto por la veracidad histórica frenan esta pulsión exterminadora, probablemente, porque sus autores se saben amparados por la propaganda y consideran que nuestra labor es un clamor en el desierto, mientras ellos cuentan con el altavoz de los medios que da el poder.

Ayer presentamos en una concurrida gala celebrada en Barcelona un libro que creemos necesario El robo de los nombres de nuestros pueblos. La sinrazón de la toponimia en España. Con él queremos dotar de argumentos a quienes han decidido expresarse correctamente en español y animar a la rebeldía a los que hasta ahora han hablado en «híbrido». En su redacción han intervenido seis estudiosos de la materia. Lo empezaremos a difundir hoy, Día internacional del idioma Español, una efeméride que conmemora el fallecimiento de Cervantes y a la que nosotros nos hemos empeñado en dar lustre. Como asociación que defiende los derechos lingüísticos de los hispanohablantes seguiremos buscando resquicios legales para devolver el español a las aulas, a los rótulos y a los documentos oficiales, como hablantes de español, nosotros y todos ustedes tenemos a nuestro alcance un arma valiosa para ayudar en esta lucha contra la imposición lingüística: nuestra capacidad de devolver a la vida los nombres robados de nuestros pueblos. Rebélense, desmelénense, escriban Guipúzcoa, con su u de ulular y su c de caramelo, digan Orense, Gerona, Villajoyosa, Ibiza, Fuenterrabía, Santurce, Villagarcía de Arosa, Mahón y todos los demás topónimos robados. Su Historia la encontrarán en nuestro libro.

  • Gloria Lago es presidente de la Asociación Hablamos Español
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