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Acto por los presos en los que participó la hoy candidata por Bildu en Régil, Begoña Uzkudun (dcha)

Acto por los presos en los que participó la hoy candidata por Bildu en Régil, Begoña Uzkudun (dcha)Gorka Estrada / EFE

Ninguno de los siete asesinos que se presentan por Bildu en las elecciones se ha arrepentido ni ha colaborado

Dos de ellos, incluso, provocaron asesinatos en las localidades que ahora pretenden representar

Al menos cuatro miembros de ETA participaron en el asesinato de José Antonio Julián Bayano el 26 de noviembre de 1983. Solo dos, Jesús María Ormaechea y el candidato de Bildu al Ayuntamiento de Legutiano, Agustín Muiños, fueron condenados.

El 31 de diciembre de 1984, la candidata de Bildu al Ayuntamiento de Régil, Begoña Uzkudun, advirtió al José Antonio López Ruiz ‘Kubati’ de que el político de UCD, José Larrañaga, había regresado a la localidad de Azcoitia esa misma tarde. Éste, junto con Miguel Ángel Gil Cervera, alias 'Kurika', e Ignacio Bilbao Beascoechea, alias 'Iñaki Lemona', le esperó a la salida de un bar, le dispararon y le remataron para asegurarse de que moría. Ya lo habían intentado matar en dos ocasiones más, también mediante disparos. Por el crimen solo fueron condenados los tres integrantes del comando y la chivata Uzkudun. Ni palabra de los dos ametrallamientos anteriores que sufrió Larrañaga.

Ni colaboración ni arrepentimiento

Ninguno de los siete etarras condenados por su implicación en otros tantos asesinatos ha mostrado nunca arrepentimiento por lo que hicieron ni, mucho menos, colaboraron con la Justicia.

Años después del asesinato de Francisco Gil Mendoza, el 7 de agosto de 1991, el etarra Iñaki Recarte se arrepintió y confesó que él y el ahora candidato de Bildu al Ayuntamiento de Irún, Juan Ramón Rojo, se echaron a suertes quien apretaría el gatillo que asesinaría a Gil Mendoza. Le tocó a Juan Ramón Rojo y ejecutó el crimen en la céntrica plaza de la misma localidad que ahora pretende dirigir. Ese es su grado de arrepentimiento.

Dos candidatos, el mismo asesinato

El hoy candidato de Bildu al Ayuntamiento de Maruri, Asier Uribarri, y el candidato de Bildu al Ayuntamiento de Ciérvana, Lander Maruri, fueron condenados por su complicidad en el asesinato del guardia civil, José Manuel García Fernández. Realizaron los seguimientos para conocer sus costumbres por el barrio del Puerto de Ciérvana. El 3 de mayo de 1997 tres miembros del Comando Donosti localizaron al agente de la Benemérita en una marisquería del barrio y le acribillaron a balazos. Dos de los asesinos murieron posteriormente, el tercer todavía se encuentra huido. Ni Asier Uribarri ni Lander Maruri han dicho nada sobre él en los 25 años transcurridos como sí hicieron con el guardia civil que murió asesinado.

El candidato de Bildu al Ayuntamiento de Munguía, José Antonio Torre Altonaga, dedicó tres meses de su trabajo como electricista en la central nuclear de Lemóniz a inspeccionar dónde era el mejor lugar para colocar una bomba y de qué manera alguien ajeno a la central podría entrar para colocarla. En marzo de 1978 se reunió con tres miembros de ETA y les trasladó toda la información que había recopilado. El 17 de aquel mes, Alberto Negro y Andrés Guerra morían asesinados por el efecto del artefacto explosivo que colocaron los terroristas. Por aquel atentado solo fue condenado Torre Altonaga.

También en Navarra

El candidato de Bildu al Ayuntamiento de Berrioplano, muy próximo a Pamplona, frecuentaba los supermercados que regentaba Jesús Alcocer en 1984. No buscaba las mejores ofertas para hacer la compra, vigilaba los pasos de Alcocer hasta el punto de saber que cada mañana acudía a Mercairuña para comprar la fruta. El 13 de abril de aquel año, Jesús Alcocer moría de dos tiros en la cabeza en la central de compras. Otros dos policías morían unos minutos más tarde en Pamplona al estallar el coche que habían utilizado los etarras.

Ninguno de los siete etarras con delitos de sangre que se presentan a las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo ha mostrado ningún arrepentimiento ni ha colaborado nunca con la Justicia. Pero pretenden representar a los vecinos de sus localidades, alguno de los cuales, como es el caso de Francisco Gil y de José Manuel García Fernández, también formaba parte de esa vecindad que ahora quieren representar y por la que, gracias a su colaboración, fueron asesinados.

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