«No me resigno»
González y Guerra claman juntos contra la amnistía ante el vacío de la dirección del PSOE
El expresidente y el exvicepresidente lanzan enormes cargas de profundidad contra la línea de flotación sanchista durante la presentación del libro de Guerra y llaman al PSOE y al PP a entenderse
Dicen en el PSOE que las críticas de la vieja guardia a la amnistía no les afectan, que su tiempo ya pasó. Pero algo sí deben de afectar a Pedro Sánchez cuando, este miércoles, el líder socialista se molestó en mencionar a Felipe González y a Alfonso Guerra desde Nueva York. Y justo el día en el que expresidente y exvicepresidente presentaba al alimón en Madrid el último libro de Guerra, La rosa y las espinas, en medio de una enorme expectación. Sobre todo mediática.
Sánchez no quiso entrar en debates con dos exdirigentes que pertenecen al patrimonio y la memoria del PSOE, pero sí insinuó que deberían cuidarse de los elogios de los populares. Porque el PP, según el presidente del Gobierno en funciones, ahora «eleva a los altares» a quienes ayer «ponían en la diana».
«Habéis venido con una expectación que no sabemos si la vamos a cubrir. Porque, ésta es la presentación de un libro, ¿lo saben, verdad? Alguna mente lunática ha dicho que esto es como un complot con gente de otro partido. ¿Dónde habéis metido a la gente de otro partido?», se arrancó Guerra.
Pero no, ni él ni González decepcionaron a un auditorio en el que se contaban con los dedos de una mano, y sobraban cuatro dedos, los dirigentes actuales del partido: solo el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page. Y, si acaso, el aragonés Javier Lambán, que ya está de salida.
Durante más de una hora, Guerra primero y González después lanzaron enormes cargas de profundidad contra la línea de flotación sanchista. Y lo que es más: aseguraron hacerlo en nombre de un partido silenciado por Sánchez. «Yo no me resigno. Y como yo, sé que muchos. Esta situación no durará, no puede durar. Porque la libertad y la democracia anidan en el corazón de muchos socialistas», señaló el primero. Quien afirmó que el «desleal», el «disidente», no es él, sino quien ha cambiado de opinión, en alusión a Sánchez. «La paradoja que vivimos, Alfonso, es que defendemos las posiciones del partido. Pero como no se oye más que el ruido, la gente no lo cree», le secundó González.
Coincidieron en casi todo, si no en todo, mientras entre el público asentían con la cabeza el recién expulsado Nicolás Redondo Terreros, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Tomás Gómez, Paco Vázquez, José Luis Corcuera, Rosa Conde, Javier Fernández, Antonio Miguel Carmona, Álvaro Cuesta, César Antonio Molina, Cándido Méndez y Francisco Fernández Marugán, entre otros. Había una pequeña cuota del PP, representada por Adolfo Suárez Illana y Pilar del Castillo.
Contra la amnistía
Guerra y González cargaron con dureza contra la amnistía. Por inconstitucional, pero también por injusta. Y por inaceptable para el único partido que queda vivo de aquel proceso constituyente, como recordó González. Una «humillación deliberada de la generación de la transición», en palabras del exvicepresidente, «que falsificaría la historia, que presentaría como demócratas a los felones», añadió. Además de un peligro, según el expresidente, porque llegado el día los independentistas podrán decir que no necesitan hacer un referéndum, que ya lo hicieron. «¿Conocen algún país democrático que voluntariamente decida introducir un elemento de autodestrucción? Solo uno, la URSS, y Stalin los autodeterminaba a todos», continuó González con ironía.
«La amnistía no cabe. Mientras más pierden más chantajean. No podemos dejarnos chantajear por nadie y mucho menos por minorías en vías de extinción», insistió Felipe, refiriéndose al independentismo.
Acuerdos entre el PSOE y el PP
Más allá de las críticas a las posiciones de Sánchez, el expresidente lanzó un mensaje muy contundente: populares y socialistas deben entenderse. Porque las urnas, según él, señalan el camino hacia la vuelta al bipartidismo. «Si no hay acuerdos PSOE-PP no habrá ninguna reforma importante que se pueda llevar adelante. Se tienen que enterar los dos. La gente está harta de decir ‘pónganse de acuerdo y no nos trasladen su problema’», sostuvo González. «La izquierda ha de tomar distancia de los partidos que propugnan el separatismo», añadió Guerra.
El expresidente fue enormemente duro con Yolanda Díaz y sus lecciones al PSOE. «Gente que no ha ganado nunca una elección está dando clases de política. La vicepresidenta se destaca mucho en eso», aseguró. Y también le recriminó su viaje a Bruselas para entrevistarse con un prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont.
El mano a mano entre Felipe y Alfonso, entre González y Guerra, fue reconfortante y reconstituyente para esos socialistas que sienten que Sánchez está a punto de cruzar un Rubicón sin marcha atrás. Pero ya anticipó el expresidente del Gobierno lo que coreará el orfeón socialista cuando lleguen a la Moncloa y Ferraz los lamentos del Ateneo: «Dirán que estamos viejos, que somos de otra época». Y seguirán a lo suyo.