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El líder de Vox, Santiago Abascal

El líder de Vox, Santiago AbascalEFE / Daniel González

Abascal aparca las diferencias con el PP y ratifica su 'sí' a Feijóo: «No olvide que Vox no es el enemigo»

El líder de Vox reivindicó los acuerdos alcanzados a nivel autonómico: «Es un principio para la construcción de la alternativa»

Santiago Abascal inició su intervención en el debate de investidura asegurando que Alberto Núñez Feijóo tendrá los votos de su grupo parlamentario. Recordando lo que los populares dijeron sobre las dos mociones de censura que presentó su partido, sostuvo que Vox cree en la utilidad de esta sesión plenaria, aunque los números no sean suficientes: «Podría decirles aquello de que no dan los números, que es un balón de oxígeno (...). No lo voy a a decir porque no lo creo. Es una buena ocasión para retratar al peor Gobierno de la Historia de España».

Abascal reiteró las condiciones que Vox puso para apoyar esta investidura: el compromiso de defender la igualdad de los españoles, el de recuperar la neutralidad de las instituciones y el de no colaborar con quienes practican un «apartheid» contra Vox. Tres cosas que, como agradeció, el PP ha cumplido. También, entre esas condiciones estaba la ratificación de los acuerdos de gobierno alcanzados en las comunidades autónomas tras el 28-M. En este sentido, pidió al líder popular hacerlo y cumplirlos, pues estos pactos son «un comienzo para una alternativa nacional que tenemos el deber de construir», dijo apelando a la responsabilidad histórica de ambos partidos.

Como se preveía, en línea con el discurso que los dirigentes de Vox han mantenido estos días, Abascal, aunque trasladó su respaldo a Feijóo, sí afeó al PP declaraciones y actuaciones de los últimos meses, con nombres y apellidos. Como las de Esteban González Pons o Borja Sémper, contra quienes desde Bambú han arremetido por sus opiniones sobre Junts, en el caso del primero, y sus «insultos» a Vox, en el caso del segundo. En este sentido, sostuvo que «no es el momento de la equidistancia». Pidió a los populares no olvidar que «Vox no es el enemigo» ni tampoco que «no va a desaparecer», y señaló a Sánchez como el enemigo de la prosperidad, el sentido común y el respeto a las leyes.

«Seguiremos teniendo grandes diferencias, muchos desacuerdos, pero creo que podemos colaborar sensatamente contra quienes están llevando a nuestra Nación a un auténtico callejón sin salida», aseveró el líder de Vox mirando a la bancada popular. «Podemos buscar puntos en común y dejar para más adelante diferencias hasta que despejemos la gravísima amenaza de la autocracia del señor Sánchez», afirmó más adelante, tras emplazar al PP a demostrar que su Gobierno «está dispuesto a rectificar los disparates de la mayoría de la izquierda».

También en su intervención quiso agradecer, como horas antes hizo la portavoz de su grupo parlamentario, Pepa Millán, que Feijóo incorporara en su discurso algunos planteamientos de Vox, como su deseo de derogar tres por cada norma promulgada, o la denuncia de la «dictadura activista» climática o que quiera poner fin al adoctrinamiento en las aulas, aunque también entre reproches a dirigentes populares, como Juanma Moreno, que, pese a estar en los acuerdos de gobierno, a día de hoy no han derogado, por ejemplo, la ley de Memoria Histórica.

Abascal vaticinó que, aunque la coalición de Sánchez y sus socios vayan a hacer un «grave daño», «sus repúblicas soñadas no llegarán jamás»

Para Abascal, los socios de Pedro Sánchez viven hoy un espejismo. Su coalición hará un «grave daño» a las instituciones, a la economía y a la convivencia entre los españoles pero «sus últimos objetivos, sus repúblicas soñadas no llegarán jamás», vaticinó el líder de Vox. «No se les ocurra decir a los españoles que aquí lo que vale es la ley del más fuerte. Porque va a ser un error del que no van a regresar jamás», avisó a los separatistas.

También lanzó una advertencia al presidente del Gobierno en funciones: «Va a responder usted tarde o temprano por cada uno de los cheques sin fondos que ha entregado a los enemigos de España para permanecer en el poder». A él le recriminó sus pactos y sus políticas, pero le auguró que «su legado de ruina, de inseguridad y de ruptura de la convivencia» no tardará en convertirse en el recuerdo de una «época oscura».

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