Del abrazo con Iglesias al beso con Díaz: cuatro años del acuerdo que ató el destino del PSOE al de Sumar
En 2019, entonces con Yolanda Díaz en un segundo plano, Pedro Sánchez venía de renegar de una coalición con Podemos. El pacto de ahora para la investidura, con los morados ausentes, no fue sorpresa para nadie
En menos de un mes se cumplirán cuatro años de la famosa imagen del abrazo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias con el que simbolizaban haber alcanzado un acuerdo de gobierno que terminaría uniendo los destinos del PSOE y de Unidas Podemos, hoy integrado en Sumar. Aquel gesto llegaba tan solo 48 horas después de unas elecciones generales repetidas. Meses atrás los socialistas habían logrado 123 escaños, y la investidura de Pedro Sánchez había resultado fallida tras la abstención de la formación morada, que tenía entonces 42 escaños.
Iglesias, que pedía para su partido ministerios como el de Trabajo, el de Transición Ecológica o el de Hacienda, le había lanzado un órdago en el último momento: le proponía renunciar a ostentar el primero a cambio de que les cedieran las competencias en políticas activas de empleo. Pero los socialistas rechazaron su oferta. El bloqueo político llevó a convocar unas nuevas elecciones en noviembre, que dejó al PSOE con 120 escaños y a Podemos, con 35. Un par de meses antes, en septiembre, Sánchez había declarado aquella famosa afirmación de que «no dormiría por la noche» con Podemos dentro del Gobierno.
Para haber conseguido un Gobierno de coalición, «tendría que haber aceptado por ejemplo que el ministro de Hacienda, o el de la política energética o el que se encarga de las pensiones en nuestro país, de la seguridad social, fuera una persona del círculo cercano y de confianza del señor Iglesias, con poca experiencia política o de gestión pública», señaló en una entrevista en la televisión pública.
Y añadió a continuación: «Yo sería presidente del Gobierno y tengo que reconocerle que sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche, junto con el 95 % de los ciudadanos de este país, que tampoco se sentirían tranquilos, incluso votantes de Unidas Podemos». Es más, en aquella entrevista llegó a reiterar que el PSOE y Unidas Podemos tenían «serias discrepancias en cuestiones fundamentales», entre las que citó la cuestión catalana.
Después de aquello, llegaron las nuevas elecciones y solo dos días después los socialistas y los morados estaban firmando un acuerdo para formar «un Gobierno de coalición progresista» por el que los de Pablo Iglesias pasaban a ostentar la vicepresidencia y varios ministerios. Desde el Congreso, donde, por cierto, estaba presente Yolanda Díaz, entonces en un segundo plano, Sánchez celebró como «ilusionante» la firma del acuerdo. Iglesias, por su parte, aplaudía el paso para conformar «un Gobierno de coalición progresista que combine la experiencia del PSOE con la valentía de Unidas Podemos», dijo.
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Casi cuatro años más tarde, y con una legislatura de no pocas polémicas entre los socios de Gobierno, escenificaban un mismo acuerdo pero con distinta marca y representante. El PSOE sellaba un pacto con Sumar, para mayor enfado de Podemos, que aseguró no estar al tanto. De hecho, no estaban ni Ione Belarra ni Irene Montero en la cita, que se celebraba en el Museo Nacional Reina Sofía, ante todos los ministros restantes y representantes de ambos partidos. Esta vez el acuerdo no sorprendió a nadie. Llegaba a primera hora del martes tras varias semanas de negociaciones, y de silencios, una vez se hubo cerrado la noche anterior.
Esta vez, Yolanda Díaz era coprotagonista, y mostraba con Pedro Sánchez la misma sintonía que han mostrado desde hace meses. En el debate electoral a tres en TVE, donde ya entonces daban por hecha su coalición, la líder de Sumar le espetó en una ocasión: «Hay que hacer más cosas, Pedro», dijo haciendo referencia a puntos que exigían y que hoy están en el acuerdo para la investidura, como la reducción de la jornada laboral. «Yo voy a gobernar con Pedro Sánchez para seguir ganando derechos», afirmó en otro momento, al tiempo que contrapuso su coalición con el bloque que podrían formar Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal.
Este martes los dos celebraban el nuevo acuerdo. Díaz llegó a decir que era «un día feliz» y lo definió como «un acuerdo para la ciudadanía». Tanto Sánchez como Díaz dieron por hecho que habrá un segundo Gobierno de coalición «progresista». No hablaron de la amnistía, ni de ninguna de las otras exigencias que los separatistas han puesto encima de la mesa de negociación para dar su 'sí' a Sánchez, pero se mostraron convencidos de que seguirán en La Moncloa «cuatro años más», y confían en tener atados los 176 apoyos, entre ellos los del prófugo Carles Puigdemont, para principios de noviembre.