Sánchez incumple su promesa de transparencia
PSOE y Sumar cierran su acuerdo para formar un Gobierno de coalición
Aunque han anunciado su pacto, nada se sabe de las auténticas cesiones, las que pide el independentismo
Por segunda semana consecutiva este lunes no hubo rueda de prensa en la sede nacional del PSOE. Las preguntas en torno a las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez siguen acumulándose al cumplirse tres meses desde las elecciones generales, porque no hay nadie para responderlas. Ni el presidente en funciones, ni la portavoz del Gobierno, ni la portavoz del PSOE ni tampoco ningún otro miembro del comité negociador.
El propio Sánchez se comprometió a informar sobre la posición de su partido una vez terminara la ronda de contactos con los grupos parlamentarios. Ya han pasado 11 días de aquello y su entorno lleva días advirtiendo de que nadie espere que explique el acuerdo hasta que lo haya.
Por lo pronto, este martes amaneció con la noticia del acuerdo de gobierno entre el PSOE y Sumar, que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz sellarán en un acto a las 12.30 en el Museo Reina Sofía. El pacto incluye la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial, como quería Sumar, pero de momento se desconoce la letra pequeña. También habla de «una reforma fiscal justa que haga que la banca y las grandes energéticas contribuyan al gasto público». Y de desarrollar la Ley de Vivienda de la pasada legislatura para regular los alquileres.
No obstante, siguen quedando el resto de las piezas por encajar, con la «cuestión nacional vasca y catalana» en el centro del puzle, como la definió el presidente del PNV, Andoni Ortuzar.
Este martes también se conocerá el resultado de la consulta interna llevada a cabo entre los miembros del Consell per la República, presidido por Carles Puigdemont, acerca de la investidura de Sánchez. Aunque no es vinculante, servirá para saber por dónde respiran las bases de Junts. Un partido que en los últimos años se ha dedicado a la confrontación total con el Estado y ha despreciado a ERC por pactista, y que ahora tiene en su mano la investidura de Sánchez y la gobernabilidad del país.
En ausencia de información, todo son filtraciones y especulaciones sobre lo que negocia y no negocia el PSOE con el independentismo catalán, que los aludidos ni confirman ni desmienten: la figura de un relator internacional, la exposición de motivos de la ley de amnistía, el reconocimiento de que existe una «minoría nacional» catalana y de que la respuesta al referéndum ilegal nunca debió venir de la mano de la Justicia…
El subterfugio
Sánchez ha encontrado en el conflicto entre Israel y Hamás el subterfugio que buscaba. Este lunes mantuvo diversas reuniones con el presidente de la Federación de Comunidades Judías en España, con el secretario de la Comisión Islámica en España y el delegado de la Comisión Islámica en Madrid, con la embajadora de Israel y con el embajador jefe de la Misión Diplomática de Palestina. El domingo conversó por teléfono con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a quien pidió un «alto el fuego humanitario» sin ningún éxito. Y el sábado participó en la Cumbre 'El Cairo para la paz', en Egipto.
La Moncloa ha ido dando cumplida cuenta de todas las gestiones que ha hecho el presidente en funciones para instar a las partes a una «desescalada» y evitar así que el conflicto se extienda, pero por el contrario la opacidad es total respecto a la investidura. «Esta negociación se está produciendo en la absoluta clandestinidad. No solo no hay fecha para el debate, sino que todas las conversaciones son absolutamente clandestinas», se quejó la secretaria general de los populares, Cuca Gamarra.
Este martes, precisamente, se cumplen tres semanas desde que el Rey encargó a Sánchez formar gobierno, y la presidenta del Congreso sigue sin poner fecha a su debate de investidura. Como ya contó El Debate, Francina Armengol va camino de superar el récord de Meritxell Batet, que tras las elecciones de abril de 2018 tardó 26 días en fijar la fecha.
Ortuzar reconoció el domingo en La Razón que la fase en la que están ni siquiera se puede llamar de negociación. Es más bien «una fase incipiente, de intercambio de papeles». El propio Ortuzar lanzó un pronóstico: «Parece que éste va a ser un acuerdo de último minuto, sobre la campana. Hasta que no nos enfrentemos todos a un cierto abismo de repetición electoral no vamos a meter el último golpe de riñón, que es el que siempre cierra una negociación complicada».
Hay pocas certezas, pero ésa parece una de ellas: el PSOE y sus socios van mentalizándose de que, si hay acuerdo de investidura, ésta no será a principios de noviembre, sino en la segunda quincena. Es decir, más cerca del día 27, la fecha límite. Apurando, pese a que en septiembre Sánchez acusaba a Alberto Núñez Feijóo de hacer perder el tiempo a los españoles.