Un relato imposible
Los ministros recitan a coro el nuevo credo de la ley de amnistía: «El terrorismo queda fuera»
Los miembros del Gobierno empiezan a desplegar el argumentario de la Moncloa, según el cual no se han saltado ninguna línea roja y la nueva redacción es más acotada y clara para los jueces
Circula desde este martes por las redes sociales un fragmento de una entrevista a Pedro Sánchez en Telecinco en la campaña de la repetición electoral de noviembre de 2019. Aquella en la que prometió, entre otras cosas, devolver al Código Penal el delito de convocatoria de referéndum ilegal, traer a Carles Puigdemont de vuelta a España para que rindiera cuentas ante la Justicia y que los condenados del procés cumplirían íntegramente sus penas.
Afirmó el presidente del Gobierno en aquella entrevista: «Me preocupa que los CDR asienten el terrorismo en Cataluña. Y más me preocupa la banalización del concepto terrorismo que hacen algunos políticos», en alusión a Junts y ERC.
Ahora el Gobierno ha inventado el concepto de terrorismo sin maldad, no contrario a los derechos humanos y amnistiable para blindar a los encausados en los sumarios de Tsunami Democràtic y los CDR dentro de la amnistía. Sobre todo, a Puigdemont.
La pirueta es tan temeraria -con la UE observando- como difícil de explicar. Por eso, la Moncloa ha aleccionado convenientemente a los miembros del Consejo de Ministros para que reciten al unísono el nuevo credo de la ley de amnistía. Que es el que entonó el martes por primera vez el ministro de la Presidencia y Justicia: «El terrorismo ha quedado fuera», repitió una y otra vez Félix Bolaños. «Dijimos que el terrorismo se quedaba fuera de la ley de amnistía y fuera se queda cuando supone violaciones graves de derechos humanos».
Este miércoles, la vicepresidenta primera y varios ministros han ido repitiendo ese rezo ante la prensa. María Jesús Montero sostuvo en Telecinco: «Los delitos de terrorismo quedan excluidos de la ley de acuerdo con las enmiendas y no sólo para sentencia firme sino para todos los procedimientos».
El ministro de Transportes, Óscar Puente, se quejó a su llegada al Congreso de que no haya «otro tema en este país» que la amnistía. Para después añadir: «No se ha eliminado (el delito de terrorismo). Se han puesto simplemente algunas cautelas en relación con algunas cosas que están sucediendo que son muy obvias», afirmó.
El propio Bolaños reiteró, poco antes de asistir a la toma de posesión del Fiscal General del Estado: «Seamos serios. Lo que todos entendemos por terrorismo, lo que España sufrió durante décadas de terrorismo está fuera de la amnistía»
El argumentario desplegado por la Moncloa contiene cinco puntos básicos.
Primero y más importante: sostener que el terrorismo está excluido de la ley de amnistía como los socialistas prometieron, para todos aquellos que «de forma manifiesta y con intención directa hayan causado violaciones graves de derechos humanos», que es lo que dice la famosa enmienda transaccional pactada con Junts y ERC.
Segundo: explicar que la anterior redacción, que excluía de la amnistía a los condenados por terrorismo con sentencia firme, generaba un «debate doctrinal» -según fuentes gubernamentales- y entre los expertos y era más laxa. Dicen en la Moncloa que ahí sí entraba todo el mundo en la amnistía, porque en la práctica no hay sentencia firme ni la va a haber.
Tercero: negar que el Gobierno y el PSOE hayan mentido porque nunca pusieron -dicen- la sentencia firme como línea roja, sino el terrorismo.
Cuarto: explicar que la nueva redacción refuerza la «función jurisdiccional» de los jueces y tribunales, porque son ellos los que tendrán que interpretar y aplicar la ley.
Y quinto, aunque esto no lo afirman en público, como mucho lo insinúan: lo de los CDR y Tsunami Democràtic no es terrorismo. Si acaso, desórdenes públicos.