Fundado en 1910
Narcolancha en aguas de Ceuta

Narcolancha en aguas de CeutaEuropa Press

Los capos y clanes que dominan la 'guerra del hachís' en el Estrecho de Gibraltar

Los grandes traficantes subcontratan a otros clanes especializados en las tareas concretas que requiere traer la droga de Marruecos

A última hora de este lunes, un marroquí aparecía en una calle de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) con cuatro tiros en las piernas después de haber sido secuestrado y torturado. El viernes, tres agentes de la Guardia Civil resultaron heridos debido a la reyerta registrada entre dos clanes en Barbate (Cádiz).

Son solo dos ejemplos registrados en menos de una semana de luchas entre clanes que se afanan por tener el control del tráfico de droga en los municipios más cercanos al Campo de Gibraltar. La presión policial ha empujado la entrada del hachís marroquí a otras zonas, la mayoría de la provincia de Cádiz como la desembocadura del río Guadalquivir. Y con ese desplazamiento, también se han multiplicado los clanes criminales que buscan sacar dinero del tráfico del hachís en España.

La llamada 'guerra del hachís' se desarrolla a lo largo de toda la costa gaditana y es más intensa y cruel en los clanes de segundo grado, en aquellos que se especializan en una parte de ese tráfico, según un miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado residente en aquella zona.

Capos y clanes

Porque no todos los clanes que trabajan en el Campo de Gibraltar o en Cádiz son iguales. Por un lado están los señores del hachís y por otro los clanes más específicos.

Los capos del hachís viven a medio camino entre Marruecos y el Campo de Gibraltar, el triángulo formado por las localidades de Algeciras, San Roque y La Línea de la Concepción.

Los más poderosos, 'los Castañas', comandados por los hermanos Tejón que nacieron en La Línea de la Concepción.

Los Castañas rivalizan en poder con 'el Messi del hachís', Abdellah El Haj Sadek El Menbri, marroquí de nacimiento pero que se inició en el trapicheo en Algeciras cuando apenas era un adolescente.

Justo en el nivel inmediatamente inferior se encuentra 'El Pantoja', Jesús Heredia, que comenzó trabajando con 'El Messi del hachís' pero pasó a trabajar por su cuenta. 'El Pantoja' nació en el barrio de El Saladillo, en Algeciras.

En las afueras de Algeciras, en el municipio de Los Barrios fue asesinado el pasado mes de abril el 'Tayena', uno de los aspirantes a planta cara a los grandes capos. Y el presunto asesino fue Yousef Mohamed, 'El Pastilla', un sicario de tan solo 20 años que se hizo popular tras su fuga de la cárcel de Alcalá Meco en las vísperas de Navidad.

'El Pastilla' es el mejor reflejo de esos clanes secundarios que coexisten en el Estrecho pero que son imprescindibles para llevar a cabo el tráfico de hachís. Son grupos especializados en una actividad concreta.

Un claro ejemplo es Kiko 'el Cabra', el asesino de los dos guardias civiles en Barbate el pasado 9 de febrero. 'El Cabra' lleva quince años conduciendo las narcolanchas que trasladan la droga de Marruecos al Campo de Gibraltar en un primer momento y ahora a otras localidades próximas pero apartadas del radio de actuación del Estrecho.

Porque son muchas y lucrativas las actividades relacionadas con el tráfico . Según los agentes que trabajan en la zona, los informantes que vigilan los pasos de la Policía Nacional o la Guardia Civil para que no acudan a la zona del desembarco del hachís, cobran alrededor de 1.000 euros; los encargados de llevar los fardos de droga de las narcolanchas hasta los vehículos reciben cerca de 3.000 euros.

También intervienen los transportistas y los ocupantes del vehículo lanzadera que vigilan el camino de la playa donde se desaloja la droga hasta los almacenes donde se guardan los fardos. Estos pueden sacar más de 10.000 y 5.000 euros respectivamente.

El combustible, nuevo nicho de negocio

Finalmente están los que obtienen el combustible para las narcolanchas. Este ámbito se ha convertido en un nuevo nicho de negocio ya que con la obtención de narcolanchas cada vez más potentes y la ampliación del radio de desalojo del hachís, cada vez hace falta más combustible.

Los expertos del lugar explican que si antes el mero paso del Estrecho de Gibraltar tenía suficiente con un depósito, ahora, al tener que hacer más recorrido para dejar la droga en puntos más alejados, las narcolanchas necesitan llenar sus depósitos a mitad de camino, donde les esperan nuevas embarcaciones con la única misión de entregarles más combustible.

Son nuevos objetivos, nuevos negocios y mayores costes. La narcolancha con la que Kiko 'el Cabra' asesinó a los dos guardias civiles en Barbate el pasado 9 de febrero, sin ir más lejos, tiene un coste aproximado de cerca de 300.000 euros, ya que son embarcaciones prohibidas.

comentarios
tracking