Investigación
Testimonio de uno de los primeros jefes del asesor de Ábalos: «Despedí a Koldo y me pegó un puñetazo en el pecho»
Uno de los primeros trabajos que tuvo Koldo García Izaguirre, el asesor del exminsitro José Luis Ábalos al que la Guardia Civil investiga por el cobro de comisiones ilegales millonarias, fue en una empresa de seguridad en Navarra. El Debate ha hablado con Julio D., el jefe que tuvo Koldo, que se vio obligado a despedirle de la compañía al descubrir que falseaba las horas que trabajaba y que pedía cobrar en negro. En su relato, el superior de Koldo describe cómo, un día en su despacho, el cabecilla de la Operación Delorme se abalanzó sobre él y le propinó un puñetazo en el pecho.
Julio D. es militar de profesión. En el año 2000 fue contratado como profesional del sector de la seguridad en la delegación que la empresa Serramar tenía en Navarra. Su primer destino fue en el campo de fútbol de El Sadar, el estadio del Osasuna. Allí conoció a Koldo, que ejercía como jefe de servicio. Al poco de llegar a la empresa, el asesor de Ábalos fue degradado y él ascendido. «Yo ocupé su lugar y eso no le gustó», comienza explicando a El Debate. A partir de ese momento surgieron los primeros roces. «Él pasó de tener algo de poder en la compañía a ser un vigilante raso», añade.
Serramar, que cerró hace años tras un duro concurso de acreedores, pasó una buena temporada en Navarra. Era la empresa líder de seguridad. «Fui medrando y al final me acabaron haciendo delegado de la empresa», relata. «Él se llevaba muy bien con la persona a la que sustituí y al acceder a su puesto vi cosas que no me gustaron nada», sostiene. Entre las cuestiones que descubrió se encuentran un pago mensual de 2.000 euros en B a Koldo. «Era una persona que falseaba las horas que trabajaba y decidí despedirle. Todo en él eran chanchullos», describe. En el momento en que le comunicó que estaba fuera de la empresa ambos se encontraban en su despacho.
«Se levantó y vino directo hacia mi. Me dio un puñetazo en el pecho», recuerda. A pesar de la agresión, Julio D. decidió no interponer una denuncia para evitar problemas. «Koldo era un tipo muy conocido que tenía contactos en todos lados», confiesa. Al pedirle que haga memoria sobre cómo fue el paso de Koldo por Serramar recuerda episodios llamativos. «En una ocasión me llamó por teléfono y me dijo que acudiera a toda prisa a una tienda de artículos deportivos de un amigo suyo. Acaban de robar y necesitaba un servicio urgente de vigilancia», comienza a relatar.
Su superior acudió hasta el local, a las afueras de Pamplona. Cuando llegó allí se encontró a Koldo con un Renault Megane de color café con leche con el maletero abierto. «Le vi cómo robaba productos de la tienda. Estaba metiendo cajas de zapatillas en el coche. Me dijo que hiciera lo mismo, que no pasaba nada porque el seguro se haría cargo de la mercancía al tratarse de un robo», cuenta. Este tipo de episodios son los que hicieron que Julio D. decidiera rescindir los servicios que Koldo prestaba para a empresa.
Ya con el asesor de Ábalos fuera de la compañía, el responsable de Serramar en Navarra siguió recibiendo noticias de él. «Me enteré de que estando fuera de la empresa se dedicaba a actuar en nombre de la compañía con nuestros clientes. Facturaba servicios por su cuenta. Sin duda, estas prácticas de Koldo contribuyeron al desprestigio de la firma. Por este motivo, cuando ahora he visto el lío en el que está metido no me ha extrañado nada», explica. «Siempre estuvo en mundos muy complicados, el de la prostitución era uno de ellos», remarca. «Siempre fue un chanchullero, pero un chanchullero con contactos. Tenía mano en todos lados. Al menos en Navarra, durante la etapa que coincidí con él, todo el mundo le conocía», finaliza.