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Montaje Feijóo Sánchez MitinFotos: EFE

A la campaña le quedan horas

El 9-J pone a prueba el poder de movilización del PSOE y el PP después de seis campañas en un año

Los partidos se han pasado estas semanas dando a sus electorados motivos para ir a las urnas el domingo, a pesar de la fatiga de los últimos 12 meses. Y casi todos en clave nacional

La campaña de las elecciones europeas apura sus últimas horas. Tanto Pedro Sánchez como Alberto Núñez Feijóo harán doblete en este último día legal para pedir el voto. El presidente del Gobierno estará por la mañana en la sede de UGT y, por la tarde, en Fuenlabrada. El líder de la oposición ha elegido Barcelona por la mañana y Valencia por la tarde.

Los socialistas aprietan en el último suspiro para recortar distancias. Los populares aprietan para aumentar la ventaja. Los socialistas aseguran que el final va a ser de foto finish, con su líder intentando convertir los comicios en un plebiscito popular sobre su mujer, Begoña Gómez. Ella ha pasado de imputada por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios a activo de la campaña de su marido. Los populares recuerdan que vienen de muy abajo, porque en 2019 el PSOE les sacó 12,7 puntos. Y resaltan que la derecha va a sumar el domingo más del 45 % de los votos, entre el PP y Vox.

Este jueves, la mujer del presidente no acompañó a su marido en Hospitalet de Llobregat, pero por segundo día consecutivo el auditorio coreó el nombre de Begoña. Fue cuando la alcaldesa de la localidad, Nuria Marín, señaló: «Empiezo pidiendo un fuerte aplauso para Pedro y para Begoña. Para expresarles nuestro cariño, nuestro afecto, nuestro soporte. No estáis solos, a estos los vamos a parar. Los vamos a derrotar juntos y esto nos va a fortalecer».

La fatiga electoral

El 9 de junio, unos y otros pondrán a prueba su capacidad de movilización, en circunstancias adversas. Porque las elecciones europeas no tienen para los votantes el aliciente que unas generales y, sobre todo, porque los españoles han vivido seis campañas en poco más de un año: las municipales y autonómicas del 28 de mayo de 2023 (63,9 % de participación), las generales del 23 de julio (70,4 %), las gallegas del 18 de febrero (67,3%), las vascas del 21 de abril (62,52%), las catalanas del 12 de mayo (57,9 %) y ahora éstas.

La participación en estos comicios será fundamental para clarificar el resultado. En Génova y Ferraz bien saben que el binomio perfecto para ganar unas elecciones consiste en movilizar a los propios y mantener a los contrarios desmovilizados. Ni lo uno ni lo otro es sencillo. Los partidos se han pasado estas semanas dando a sus respectivos electorados motivos para ir a las urnas el domingo, a pesar de la fatiga de los últimos 12 meses. Y casi todos en clave nacional.

Para Sánchez, votar al PSOE es la forma de parar a la ultraderecha en Europa y a la «máquina del fango» en España. De la que, según él, forman parte el PP, Vox, Manos Limpias, Hazte Oír, Alvise, los «tabloides digitales» y jueces como el titular del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado. El martes, el presidente aprovechó la citación de su mujer como imputada para aumentar su apuesta. Doble o nada. La polarización es su gran baza, como lo fue hace 11 meses.

Por su parte, Feijóo lleva días advirtiendo de que estas elecciones son la oportunidad que tienen los españoles para decirle a Sánchez lo que piensan de la ley de amnistía y de los negocios de su mujer. Y para marcar el paso hacia el final del sanchismo. «Si elegimos al PP, Sánchez se va», aseguró este jueves el líder de los populares. El PP puso este jueves varios vídeos en circulación denunciando que el PSOE trata de empatar «intentando que se divida en varios partidos el voto que quiere una España diferente».

Los mensajes de ambos coinciden en algo: la apelación al voto útil. Pero a Sánchez le está funcionando con Sumar y a Feijóo no tanto con Vox, al que la media de encuestas da seis escaños (ahora tiene cuatro). El partido de Santiago Abascal lleva a estas elecciones un mensaje diáfano: «Hay dos opciones. O Vox, o los cómplices de la traición a nuestra soberanía», señaló el miércoles en Málaga. La estrategia de Vox en esta campaña ha sido meter a los populares en el mismo saco que a los socialistas, porque ambos forman parte de la casta de «burócratas regañones» de la UE.

La estrategia de Sumar, por su parte, ha consistido en reivindicar su utilidad en el Gobierno de España y en Europa: «Esto no va solo de frenar a la derecha, va de ganar derechos», ha sido el eslogan principal de Yolanda Díaz.

En el penúltimo día de la campaña, Sánchez asestó el golpe de gracia a las menguantes expectativas electorales de Sumar al anunciar la adhesión de España a la causa por genocidio contra Israel abierta en el tribunal de La Haya. En un intento por recuperar la bandera palestina, Díaz sostuvo ayer en Granada que solo votar a Sumar es votar «a favor de Palestina».

Quedan unas horas, que pueden ser claves. Porque los sondeos han venido advirtiendo, además, de un alto nivel de volatilidad e indecisión. Algo que, por otra parte, viene siendo tónica común en los últimos tiempos.