Varios expertos desmienten a Tezanos y dudan de que la inmigración sea el principal problema de los españoles
«Los problemas políticos en general» es el tópico más citado por los encuestados como primer problema de España
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), conocido esta semana, revela que la inmigración es la respuesta más repetida cuando se pregunta a los españoles por los principales problemas para el país, por delante de cuestiones como el paro (tercer lugar) o la vivienda (sexto).
Un resultado que los expertos cuestionan por la forma en que ha sido planteada la encuesta y que animan a analizar teniendo en cuenta el contexto.
En primer lugar, el profesor del departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Pontificia Comillas Juan Iglesias pide prestar atención a los datos. La inmigración es el primer problema que el CIS sitúa en la lista de preocupaciones de los españoles como resultado de sumar todos los que lo citan como primer (9,4 %), segundo (12,8 %) y tercer problema (8,2 %) más importante.
Pero Iglesias subraya que el asunto más citado por los encuestados como primer problema de España, con un 12,4 %, son «los problemas políticos en general».
El vicedirector del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Sebastian Rinken, también invita a coger este resultado «con pinzas», ya que este barómetro siempre varía en función del tema que esté más de actualidad, como ocurrió en la época de la Covid o cuando se disparó el paro en el país, desplazando otras cuestiones.
Un diseño «contaminado»
Además de este contexto, los expertos consultados cuestionan un aspecto en la elaboración de la encuesta: incluye cuestiones que aluden a la inmigración antes de plantear la pregunta, abierta, sobre los principales problemas para el país. «¿Cree usted que las desigualdades existentes entre los países pobres y los países ricos son una de las causas que explican el aumento de la población inmigrante en países como España?» es una de estas preguntas.
En opinión de Rinken, el diseño de este cuestionario conlleva una «contaminación» y le hace pensar que sus autores querían «empujar» la cuestión en la tabla a los primeros puestos de preocupaciones, al pulsar lo que él llama ciertas «teclas semánticas» que condicionan las respuestas posteriores, invalidando, a su juicio, el resultado.
Rinken coincide en los efectos de lo que llama la «contaminación política», que en su opinión ha tenido una muestra muy clara en la actual crisis entre el Gobierno central, el de Canarias y el PP en torno a la acogida vinculante entre todas las comunidades autónomas de los menores inmigrantes no acompañados que llegan a Canarias.
En opinión de este investigador del CSIC, una de las cosas que más «molesta» a la población que sí se muestra desfavorable sobre la inmigración es la sensación de descontrol en las fronteras.
Otro de los factores es el sentimiento de ser relegados por una agravio comparativo a la hora de acceder a ciertos recursos como ayudas o becas.
La inmigración, en el puesto cinco
Un aspecto que ha llamado la atención a los expertos sobre el barómetro del CIS es que, en la pregunta posterior a la de cuál consideran que es el principal problema del país, se cuestiona al mismo público cuál es el asunto que, a nivel personal, más les afecta. En este caso la inmigración desciende hasta el puesto número cinco.
Sebastian Rinken advierte de que son dos cuestiones muy diferentes la preocupación que las personas manifiestan acerca de las políticas sobre inmigración y la relación que estos tienen con los inmigrantes en su día a día. Y cita como ejemplo de ello un estudio publicado por su equipo este verano, que refleja precisamente esta diferenciación: en España, los indicios de rechazo hacia los inmigrantes son favorables en comparación con el entorno europeo.
Incluso entre los que tienen una opinión negativa sobre la inmigración, tan solo una minoría lo «paga» con los propios extranjeros: la mayor parte solo comparte posturas negativas sobre la gestión que se hace de esta materia. «España es un país, bajo una óptica, digamos, interpersonal o intergrupal, más tolerante, nítidamente. Ojalá esto siga así», analiza Rinken.