Tras la concesión del tercer grado al etarra que asesinó a su padre
Daniel Portero: «Te sientes como un saco de boxeo al que golpean todos y el golpe más fuerte lo da la Fiscalía»
El presidente de la Asociación Dignidad y Justicia ha visto cómo el asesino de su padre, el Fiscal Luis Portero, ya goza del tercer grado que le da la semilibertad
Las víctimas del terrorismo suelen estar acostumbradas a recibir duros golpes por parte de la Justicia. Asociaciones como Dignidad y Justicia luchan para tratar de que se haga justicia verdadera con las víctimas. Sin embargo, su presidente Daniel Portero ha recibido esta semana un duro golpe en primera persona con la concesión de la semilibertad al etarra que asesinó a su padre, el Fiscal Jefe de Andalucía, Luis Portero, el 9 de octubre de 2000.
— ¿Cómo se siente después de saber que el asesino de su padre ya pisa la calle durante el día?
— La verdad es que me siento muy triste, decepcionado con el Estado de Derecho, con la aplicación de la ley. Me siento muy decepcionado porque se ha incumplido la ley, el artículo 72.6 de la Ley General Penitenciaria, en donde habla claramente de estar dispuesto a colaborar cuando los asesinos de mi padre en la autocrítica que hicieron, lo que se llama la 'cantada', hablaban de Txapote, de Múgica Goñi y de Olarra Guridi. Y sin embargo, a día de hoy el único que está condenado es Olarra. Entonces entiendo que la justicia no está funcionando. No se está aplicando la ley por parte de, en este caso, del Gobierno vasco, de la consejera socialista. Es triste ver como eres un saco de boxeo que golpea todo el mundo.
— ¿En algún momento a la familia, les han hecho llegar aunque sea esas cartas de petición de perdón pre redactadas que firman los terroristas?
— No, no. Y fíjate que deberían, porque estoy personado en la ejecución de la condena tanto en el Gobierno vasco como en el Juzgado Vigilancia Penitenciaria y yo no las he visto. Me tengo que enterar por terceras personas. Hemos tenido que ir al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria para tener conocimiento de que existía una carta de arrepentimiento donde hablaban de colaborar en cuanto fuera necesario y es verdad que nadie les ha pedido que colaboren, que es el requisito fundamental para tercer grado y para la libertad condicional.
— Ustedes, como familia o como asociación Dignidad y Justicia, van tomar alguna medida respecto al tercer grado?
— Yo la voy a tomar y les voy a exponer lo que es en sí la 'cantada', cómo se habla de Txapote, de Goñi Múgica y de Olarra Guridi. Lo vamos a poner en conocimiento del Juez de Vigilancia Penitenciaria, el cual tendrá que dar traslado al fiscal y veremos qué es lo que hace. Pero ya con Igor Solana (el otro condenado por el asesinato de Luis Portero) se hizo lo mismo y la Fiscalía no hizo nada, absolutamente nada. Como la víctima no tiene capacidad de acción y simplemente tiene la capacidad de informar al juzgado según el estatuto de la víctima, no podemos hacer nada si la Fiscalía no lo hace.
— Cuando va al cementerio a ver a su padre. ¿Qué le dice? ¿Qué se puede decir ante este tipo de cosas?
— Siempre le digo lo mismo. Que lucharé por hacer justicia hasta la última gota de mi sangre que me corra en el cuerpo. Y desde luego parece que va a ser hasta que sea viejo o hasta que me muera, porque la verdad es que está siendo complicado. El camino que hemos abierto desde la Asociación Dignidad y Justicia contra los jefes de ETA es un camino importantísimo que no termina de convencer a la Fiscalía. Ellos no se dan cuenta de que no hay pruebas casi contra los autores materiales de los atentados porque no daba tiempo a hacer investigaciones en condiciones, porque había un asesinato sí y otro también al día siguiente. Y las investigaciones se quedaban muy cojas. Sin embargo, a los jefes se tenían perfectamente identificados y es lo único que tenemos claro. ¿Por qué se busca también a los jefes? Porque creemos que pueden ser espejo para otras causas que no tengan autores conocidos ¿Qué se puede lograr con eso? Yo creo que la satisfacción de hacer justicia para una víctima. No puede haber una memoria o un relato sin justicia. Primero hágase la justicia y luego vayamos a por la verdad. Pero ya le lo he dicho, se lo defino y es la realidad de lo que yo me siento: Te sientes como un saco de boxeo al que golpean todas las instituciones o casi todas. Y el golpe más fuerte siempre lo da la Fiscalía. Y eso es el que más me duele de todo, porque mi padre era fiscal.