El negro historial del abogado de Puigdemont: de un secuestro con ETA al banquillo por blanqueo con narcos
Gonzalo Boye es juzgado en la Audiencia Nacional desde este lunes por blanquear capitales para la banda de Sito Miñanco
Este lunes se inició en la Audiencia Nacional el juicio contra medio centenar de integrantes de la organización del narcotraficante gallego Sito Miñanco. En el banco de los acusados está sentado el abogado Gonzalo Boye, para quien el Fiscal pide 9 años y 9 meses de prisión por un delito de blanqueo de capitales y otro de delito continuado de falsificación de documento oficial.
No obstante, Boye, más que por su apellido, es conocido por alguno de los casos en los que ha ejercido de abogado como con el expresidente del Gobierno de Cataluña, Carles Puigdemont. Pero también ha sido abogado del rapero Valtonic o del espía ruso con pasaporte español, Pablo González.
Terrorismo
No obstante, Gonzalo Boye tampoco se le habría hecho extraño estar sentado en el banquillo de los acusados el pasado lunes. Ni tan siquiera en el banquillo de la Audiencia Nacional, ya que sobre él consta una condena por colaboración terrorista.
En 1996 fue condenado a 14 años y medio por colaborar con ETA en el secuestro del industrial Emiliano Revilla. Boye, junto con otros tres detenidos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria eran los encargados de vigilar los pasos y horarios del industrial primero y de la casa donde se había construido el zulo en el que el empresario permaneció 249 días secuestrado después. También se sospecha que en esa casa estuvo Diego Prado y Colón de Carbajal.
Por aquel despiadado secuestro, según la sentencia de la Audiencia Nacional, Boye cobró 3,5 millones de pesetas procedentes del rescate, que él mismo se encargó de blanquear, o de intentarlo, a través de una sociedad tapadera con la que envió el dinero a Cuba.
Obstrucción a la Justicia
Durante los ocho años que pasó en la cárcel de Carabanchel, como buena parte de los presos etarras (aunque él era colaborador), se sacó el título de abogado y, al salir, pasó a ejercer la defensa de los más mediáticos personajes, incluyendo al rapero Valtonic, al espía ruso con pasaporte español, Pablo González y a Carles Puigdemont.
Precisamente la defensa del expresidente catalán le valió una nueva demanda ya que es presuntamente quien sacó de Barcelona a Puigdemont tras su aparición estelar el día de la constitución del Parlamento catalán el 8 de agosto pasado. Por ello, está acusado de los delitos de obstrucción a la justicia y omisión de los deberes de impedir delitos y de promover su persecución.
Contra el honor
Sin embargo, su formación legal no le sirvió para que la revista Mongolia, de la que él era fundador y accionista, evitara la condena por dañar el honor del torero José María Ortega Cano al pago de una indemnización de 40.000 euros.
En el momento de la publicación de la viñeta por la que fue condenada la revista, Gonzalo Boye ejercía de editor de la publicación.
Blanqueo de capitales
Quizá el blanqueamiento del dinero que recibió de ETA por sus 'trabajos' en el secuestro de Revilla le sirvió de aprendizaje para, presuntamente, blanquear el dinero procedente del narcotráfico de uno de los mayores narcos que ha tenido España, el de Sito Miñanco. Al menos de eso le acusa la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
En concreto se le acusa de «dirigir los trámites para justificar dinero intervenido procedente del narcotráfico». El 5 de febrero de 2017, un miembro de la organización de Miñanco fue sorprendido en el aeropuerto de Madrid-Barajas con casi un millón de euros. Este miembro de la organización reclamó que el dinero era de su empresa y contactó con Boye para tratar de recuperar el dinero. Gonzalo Boye, según el policía que dirigió la operación contra el traficante y sus secuaces, falseó documentos «para recuperar el dinero mediante el uso de unos pagarés que ya fueron usados para justificar otras cantidades ya incautadas en una operación de narcotráfico anterior».
De ahí que ahora esté acusado de blanqueo de capitales y de falsificación de documentos oficiales, los pagarés.