Exclusiva
Aldama entregará a la Audiencia Nacional este portafolios que solo existe en Moncloa para acreditar su cercanía con el Gobierno
El Debate publica hoy en exclusiva varias imágenes de la carpeta que el empresario tiene en su poder
El empresario Víctor de Aldama cuenta con un arsenal de pruebas documentales para acreditar su relación con varios miembros del Gobierno. Muchas de ellas incriminan a altos cargos o exaltos cargos del Ejecutivo en actividades de corrupción. El Debate publica hoy una de las pruebas que el comisionista va a entregar a la Audiencia Nacional. Se trata de una carpeta que solo existe en el Palacio de La Moncloa. Esta será la primera evidencia que ponga a disposición del magistrado Ismael Moreno, que investiga la red de comisiones ilegales que acorrala al exministro José Luis Ábalos.
El portafolios, cuyo modelo solo se encuentra en el ‘edificio Semillas’ del complejo de Presidencia del Gobierno, fue entregada por parte de Ábalos a Aldama pocos meses después de que Pedro Sánchez se convirtiera en jefe del Ejecutivo. En concreto fue en julio de 2019. En el interior de la carpeta había un documento firmado por el exministro donde autorizaba al empresario a representar a España en Venezuela. El documento cuenta con el gramaje especial que llevan este tipo de autorizaciones diplomáticas. El logo y el sello que aparecen son del Ministerio de Fomento, la denominación que tenía la cartera de Transportes antes de que la asumiera Ábalos.
Aldama mencionó al juez Moreno el pasado jueves durante su declaración la existencia de este papel pero omitió la existencia de la carpeta, de gran importancia porque este tipo de material fungible solo puede ser usado por miembros del Gobierno o personal de su máxima confianza. El documento que iba en su interior era un aval del Estado español en favor de Aldama para representar al Gobierno en gestiones con el opositor venezolano Juan Guaidó. El documento está escrito en una hoja con el gramaje especial que usan los ministros cuando hacen notas de este tipo. «Tengo a bien dirigirme a usted con ocasión de manifestarle el reconocimiento por parte de nuestro Gobierno y nuestro mayor interés en que se solucione la crisis institucional, social y económica que sufre Venezuela», comienza. Más adelante, Ábalos explica que Aldama ostenta la condición de intermediario entre ellos y el Gobierno.
«Hemos enviado a D. Víctor de Aldama Delgado con la misión, no solo de hacerle llegar esta misiva, sino también para que sirva de enlace en nuestras relaciones», afirma. «Es nuestro propósito afianzar lazos políticos, culturales y económicos, con miras a estrechar relaciones en la etapa de recuperación que, todos deseamos, llegará pronto», continúa. Seguidamente, traslada, siempre hablando en nombre del Gobierno de Sánchez, que España facilitará a Venezuela a través de Aldama cualquier ayuda que necesite de sus empresas públicas. «En ese momento, pondremos a disposición de Venezuela todas las empresas públicas y de prestigio reconocido internacional que puedan necesitar, así como las empresas privadas que nosotros mismos podamos recomendar», escribió Ábalos.
La autorización que redactó el exministro al comisionista tiene fecha del 26 de julio de 2019, seis meses después de que Guaidó ganara las elecciones presidenciales. Ábalos se despide en la nota volviendo a insistir en la «disposición de solidaridad» que llevaría a cabo a través de Aldama. A continuación, Ábalos fijó el sello de Transportes y firmó con «el ministro de Fomento» para dar validez legal al documento. El papel, que iba en el interior de la carpeta del ‘edificio Semillas’, tiene serigrafiado el escudo de España.
Esta autorización tumba las distintas versiones que el exministro ha ofrecido sobre Aldama desde que estalló el escándalo. Hace menos de un mes, Ábalos declaró en una entrevista que apenas había tenido contacto con Aldama y que nunca le autorizó para que accediera a la sede del ministerio. En concreto, sus palabras fueron estas: «No me gustó que Aldama estuviera en el Ministerio. Se lo advertí a Koldo». De esta manera, deslizaba la idea de que él nunca había tenido contacto con el empresario y que en realidad, el vínculo lo tenía con el que entonces era su asesor. En cambio, esa frase contradice la carta en la que él mismo lo nombró representante del Gobierno de Sánchez.
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