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Pedro Sánchez y el resto de la delegación gubernamentalEFE

Un cónclave insustancial

Sánchez boicotea la Conferencia de Presidentes desde dentro ante la mayoría del PP

Los populares esperaban poco y salieron de la reunión sin nada. El presidente intentó nuevamente abrir una grieta entre las comunidades del PP por la quita de la deuda, pero no le funcionó

Que las comunidades gobernadas por el PP tuvieran que recurrir al Tribunal Supremo para obligar a Pedro Sánchez a convocar la Conferencia de Presidentes dice mucho de las ganas que tenía el presidente del Gobierno de verse las caras con 11 presidentes autonómicos del PP, más los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Que esos mismos presidentes no se enteraran de las propuestas del Gobierno hasta que se las escucharon a Sánchez de viva voz durante la reunión, sin ningún envío previo de documentación a las comunidades, dice aún más de su voluntad de que la cumbre de Santander se saldara con algún acuerdo. Al menos uno pequeño. Cualquiera, más allá de sonreír en la foto de familia.

Los barones de Alberto Núñez Feijóo, como también el castellano-manchego Emiliano-García-Page, salieron del Palacio de la Magdalena con la sensación de haber asistido a una de esas reuniones de la comunidad de vecinos en las que todos dan su opinión pero no llegan a ninguna conclusión. «Es que tampoco había un planteamiento de acuerdo», señaló a la salida el asturiano -y socialista- Adrián Barbón encogiendo los hombros y justificando a Sánchez. «Antes en las conferencias de presidentes se llegaba a acuerdos. Pero ahora a Sánchez no le interesa someter nada a votación porque sabe que pierde», replicó el aragonés Jorge Azcón.

El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, negó la mayor. «Aquí nadie ha querido someter a votación nada, han hecho sus propuestas. El que no haya acuerdos no es un fracaso», sostuvo. «Valoramos muy positivamente esta sesión plenaria. Ya tenemos la sede para la próxima reunión (en Barcelona)», insistió cuando los periodistas le repreguntaron.

Pero es que, además, el presidente fue inflexible con el cronómetro, para malestar de los intervinientes: cada uno tenía 10 minutos, ni uno más. Al vicepresidente de Melilla, que asistió en lugar de Juan José Imbroda, lo despachó en menos tiempo aún. Comieron allí mismo, en el sitio, y un menú bastante frugal. Comodidades, pocas. Y la digestión debió de cortársele a más de uno cuando, a última hora de la tarde, trascendió que precisamente este viernes el PSOE y Junts se habían reunido en Suiza.

Sánchez llegó y puso sobre la mesa la bicha recién arrancado el encuentro: anunció que convocará el Consejo de Política Fiscal y Financiera para agilizar la condonación de una parte de la deuda de las comunidades del régimen común. Básicamente para blanquear el compromiso que adquirió con Esquerra para la investidura -una quita de 15.000 millones- y que ERC le reclama ahora, como condición para apoyar los Presupuestos. Una más.

El presidente valenciano, Carlos Mazón, acaparó parte de la atenciónEFE

Los presidentes del PP reaccionaron a una. Todos trasladaron en sus intervenciones que una quita no resuelve sus problemas de financiación, y que es de vital importancia reformar el modelo de una vez por todas. Si acaso, como sugirió el castellano y leonés Alfonso Fernández Mañueco, que la condonación entre dentro del nuevo modelo.

El murciano Fernando López Miras acusó al Ejecutivo de «chantaje» y de ofrecer «un caramelo envenenado», siendo Murcia la tercera comunidad con mayor deuda. La madrileña Isabel Díaz Ayuso lo consideró «una locura» y respondió que, como mucho, que el Estado condene deuda a la Comunidad Valenciana, que es la más endeudada y además tiene que afrontar una reconstrucción descomunal.

Hubo un rifirrafe entre Salvador Illa y ella, porque el presidente catalán afirmó que no iba a aceptar lecciones de quien practica la «insolidaridad fiscal» y ella se dio claramente por aludida. A Illa no le gustaron las intervenciones de sus colegas populares. Hasta el punto de que, en el apartado de ruegos y preguntas, tomó la palabra nuevamente para asegurar que la imagen que se había dado allí de Cataluña no se corresponde con la realidad.

Soplar sopas y sorber

Sánchez rizó el rizo cuando habló de conciliar «multilateralidad» y «bilateralidad» en el nuevo modelo de financiación. Algún barón se malició que la financiación privilegiada de Cataluña no vendrá a través del modelo común, sino utilizando la puerta de atrás del Estatuto de Autonomía y las competencias extra que tiene Cataluña respecto a otras comunidades. La anécdota la puso el lendakari, Imanol Pradales, que sostuvo que si el Gobierno va perdonando deuda a él también le interesa... aunque el País Vasco no forme parte del régimen común.

La sorpresa vino cuando el presidente propuso a las comunidades destinar una parte de los fondos europeos de cohesión FEDER y FSE+ que tienen adjudicados a la reconstrucción de Valencia, sin más concreción. «¿Pero es que no podía habernos mandado con anterioridad un documento con el detalle de la propuesta, para haberla aprobado hoy mismo, que sabía que todos diríamos que sí? ¿ni es esto?», se quejaba un presidente del PP por los pasillos.

Por lo demás, Sánchez trató de presionar a las comunidades del PP para que apliquen la ley de vivienda y los topes al alquiler, y también para que convenzan a Feijóo de que el PP vote a favor de la reforma de la ley del suelo del Ejecutivo, bloqueada desde hace meses.

Sobre la reforma del artículo 35 de la ley de extranjería para solucionar el hacinamiento de menores extranjeros no acompañados en Canarias y Ceuta ni hubo pacto ni se esperaba. Al término del encuentro se repartió a los asistentes una propuesta común que los presidentes de Canarias y el País Vasco habían consensuado el día antes, para establecer un modelo de reparto basado en cinco parámetros: la población total, la media de menores acogidos por 100.000 habitantes los últimos seis meses, el PIB per cápita, el desempleo y el número de menores acogidos los últimos cinco años. Pero como fue al final de la reunión, ni se debatió. Al cajón también.