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El expresidente catalán Carles Puigdemont pasa junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, antes de tomar la palabra en el Parlamento Europeo en Estrasburgo

Carles Puigdemont pasa junto a Pedro Sánchez en la Eurocámara, en una imagen de archivoEFE

Un presidente atado

Sánchez intenta otro pacto al límite con Puigdemont para desactivar la cuestión de confianza

El enésimo órdago de Junts tiene tres finales posibles: que el PSOE y Sumar veten la proposición no de ley; que le den otra patada hacia adelante y pospongan la decisión; o que Sumar vote a favor con el PP

Otra vez el ‘o lo tomas, o lo dejas’. Otra vez las negociaciones in extremis. Otra vez el vértigo. Con Carles Puigdemont, la pantalla es siempre la misma. Los miembros de la Mesa del Congreso se reúnen este jueves para decidir qué hacer con la proposición no de ley de Junts que insta a Pedro Sánchez, le reta más bien, a someterse a una cuestión de confianza. Un asunto que debió haber quedado resuelto en la reunión del pasado 17 de diciembre, pero que el PSOE decidió posponer para ganar tiempo: quería tratar de llegar a un acuerdo con Puigdemont en Navidad.

El Gobierno adelantó el martes que los socialistas vetarían la propuesta por «extemporánea», impidiendo así que llegara a ser debatida siquiera en el Pleno. Lo que era tanto como asumir que Junts rompería inmediatamente las negociaciones sobre los Presupuestos de 2025. Porque ésa era la amenaza.

Sin embargo, este miércoles los socialistas se lo pensaron mejor e hicieron acercamientos a Junts con la esperanza de reconducir la iniciativa y que la sangre no llegue al río este jueves. Puigdemont pretende que Sánchez ponga fecha y hora para una reunión cara a cara a la que el presidente no se ha negado, al contrario. Llegados a este día, hay tres escenarios posibles:

El primero y más probable, al menos, hasta este miércoles, es que el PSOE y Sumar hagan valer su mayoría en la Mesa del Congreso para inadmitir a trámite la iniciativa. Ello a pesar de que los letrados no aprecian motivos para no debatir esta proposición no de ley, puesto que no tendría efectos jurídicos, aunque fuese aprobada por el Pleno: el presidente del Gobierno no puede ser obligado a someterse a una cuestión de confianza, porque plantearla es únicamente decisión suya (artículo 112 de la Constitución).

La cúpula de Junts tiene una reunión el viernes. Si hay veto a la cuestión de confianza, es de prever que Puigdemont anuncie la ruptura de las negociaciones con el PSOE sobre los Presupuestos, la transferencia de competencias en materia migratoria y el decreto ley que está planteándose el Gobierno para ordenar un reparto obligatorio de los menores extranjeros no acompañados hacinados en Canarias y Ceuta.

Como ya contó El Debate, la prórroga de los Presupuestos de 2023 siempre ha rondado al Gobierno, cuyos miembros se han esforzado en repetir que no sería ningún drama. Ahora esgrimen una baza más: que el PP está igual en las comunidades en las que gobernaba con Vox hasta el verano más Baleares, abocado a las prórrogas presupuestarias.

La diputada de Junts Miriam Nogueras durante un pleno en el Congreso

La portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, durante un PlenoEuropa Press

El segundo escenario sería que la Mesa del Congreso tampoco se pronunciara este jueves sobre la tramitación o no de la iniciativa. ¿Cómo? La Mesa —básicamente, el PSOE y Sumar— puede pedir al grupo parlamentario de Junts que reformule su proposición no de ley para facilitar que sea admitida a trámite. En ese caso, la decisión sobre ella volvería a posponerse a la siguiente reunión de la Mesa, que no está prevista hasta dentro de dos semanas. Otra patada hacia adelante.

La reformulación es un procedimiento habitual. Bien por invasión de competencias, por defectos de forma, para introducir matices… Por ejemplo, en su reunión del 10 de diciembre, la Mesa del Congreso solicitó a Sumar, ERC y Junts que reformularan una solicitud de creación de comisión de investigación de la DANA que habían registrado. En ese caso, porque los letrados consideraban que invadía «el ámbito del ejercicio de la función de control» de las Cortes valencianas sobre el Gobierno regional. Los grupos proponentes hicieron caso omiso, dicho sea.

No obstante, no parece nada fácil que Junts acceda a cambiar el planteamiento de su proposición no de ley para hacer constar en ella que su debate y votación no tendría consecuencias jurídicas. No, salvo que el PSOE y Junts hayan acordado algo más.

El tercer y último escenario es altamente improbable. Consistiría en que Sumar diese la sorpresa y votara con el PP a favor de la tramitación de la iniciativa de Junts. De ser así, saldría adelante independientemente de lo que hicieran los tres miembros que tiene el PSOE en la Mesa. Sumar tiene dos representantes y el PP, cuatro.

El grupo parlamentario de Yolanda Díaz celebró una reunión este miércoles por la tarde, pero sus responsables no tomaron ninguna decisión: están esperando a que socialistas e independentistas catalanes pacten y eviten el choque de trenes. Es de prever que Sumar haga lo que diga el PSOE. «No hay ningún escenario que justifique la cuestión de confianza», dejó claro ayer su portavoz, Ernest Urtasun. Si Sumar votara a favor, abriría una crisis en la coalición gubernamental que ninguna de las dos partes quiere. De ahí que no sea factible.

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