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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con los ministros de Hacienda, María Jesús Montero, y de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños (d) durante el debate de la Ley Orgánica de amnistía

Pedro Sánchez bromea con María Jesús Montero y Félix Bolaños, en una imagen de archivoEFE

Donde dije digo

Los ministros hacen contorsionismo para explicar que dividir el decreto no es trocearlo

Con sus idas, venidas y cambios de opinión, Sánchez no solo ha calcinado su credibilidad, sino también la de los miembros de su Gobierno

Le pasó a Luis Planas, pero pudo haberle pasado a cualquier otro miembro del Gobierno de Pedro Sánchez. El martes, minutos antes de la hora en la que debía empezar el Consejo de Ministros —que luego fue pospuesto tres horas—, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación reiteró la negativa del Ejecutivo a trocear el decreto ley ómnibus. «Aquí no se trata de escoger ‘esta me gusta, esta no me gusta’. Lo que claramente hay es un conjunto de medidas que son positivas. No se puede hacer este escoger unas sí, otras no, tenemos que avanzar sobre este conjunto», señaló en una entrevista en La 1, siguiendo a pies juntillas el argumentario monclovita.

Unas horas después, el propio presidente hizo público el acuerdo con Junts. Este suponía ya no trocear el decreto, sino directamente partirlo en dos y dejar fuera medio centenar de medidas económicas que los socialistas tendrán que negociar en el futuro.

Con sus idas, venidas y cambios de opinión, Sánchez no solo ha calcinado su credibilidad, sino también la de sus ministros. Los del PSOE y también los de Sumar: un día antes del acuerdo, la vicepresidenta Yolanda Díaz estaba respaldando públicamente a su socio y pidiéndole que aprobara «el mismo decreto», sin modificar ni trocear.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.EP

De la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, es la frase: «La protección social no se trocea». Su compañero de Transformación Digital, Óscar López, afirmó el viernes en Onda Cero, en tono burlón: «La teoría del troceo es divertida, le digo al PP, ¿llevamos todas menos el palacete?». Y así sucesivamente, desde el miércoles de la semana pasada y hasta este martes, varios ministros del orfeón gubernamental entonaron al unísono la misma melodía.

Este miércoles, una vez consumado el giro de Sánchez, los ministros se desplegaron rápido en los medios para amortiguar el golpe a la credibilidad del Gobierno, tratando de explicar que dividir el decreto no es trocearlo. A la portavoz y ministra de Educación, Pilar Alegría, le preguntaron en la SER si acaso no era trocear el decreto dejar más de la mitad de las medidas fuera. Y ella respondió: «Bueno, llamémoslo como queramos. Lo importante es que ahora mismo tenemos un decreto que recoge todo el escudo social y posteriormente vamos a trabajar en un segundo decreto que va a recoger medidas más de calado económico».

El responsable de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, que además es uno de los negociadores habituales con Junts, hizo un quiebro en TVE con extraordinaria desenvoltura. «No solo no ha habido recortes. Es que lo que hoy se ha publicado en el BOE es el decreto ley del escudo social con mejoras, porque hemos añadido una línea de avales que va a dar más garantías. El decreto ley de medidas sociales va íntegro, está en el BOE, íntegro, con puntos y comas», aseguró Bolaños.

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, también interlocutora habitual con los de Carles Puigdemont, vino a decir que lo del troceo era una minucia. «Lo importante y fundamental», según sostuvo María Jesús Montero, es que los acuerdos con los de Puigdemont «se van abriendo camino». Por su parte, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, prefirió centrarse en el «recital de responsabilidad» que ha dado el Gobierno —según él— en lugar de entrar a valorar por qué ahora a los socialistas les vale el troceo y antes no.

Desde que Sánchez accedió a impulsar una ley de amnistía a cambio de su investidura, no se veía un ejercicio de contorsionismo así entre los miembros del Gobierno. Los mismos ministros que hasta entonces habían asegurado que la amnistía era inconstitucional o que estaba fuera de la realidad pasaron de pronto a loar sus virtudes. De la misma manera que, hasta el martes, sostenían que el decreto ómnibus no podía dividir y luego sí.

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