El PSOE reivindica la corrupción andaluza con Montero como hEREdera
La vicepresidenta y ministra de Hacienda, que fue consejera de Chaves y Griñán, ha prometido retomar la tarea interrumpida con la derrota de 2018

María Jesús Montero, en la clausura del 15º Congreso del Partido Socialista Andaluz este domingo, en Armilla, Granada
Con ocasión del primer mitin andaluz de Zapatero al ser elegido secretario general en 2000, sufrió un lance muy esclarecedor del carácter incorregible -como opinaba Borges del peronismo- del socialismo meridional sobre una corrupción ubicada entonces en el sevillano Palacio de San Telmo y hoy en La Moncloa comprometiendo a Pedro Sánchez por vía familiar y de partido. Por azares del destino, aquella cita fue en Granada, donde este fin de semana el propio Zapatero ha inaugurado el cónclave en el que la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha sido designada por el dedazo de Sánchez hEREdera del PSOE andaluz. A este fin, ha reivindicado la corrupción de los expresidentes Chaves y Griñán, de los que fue consejera, prometiendo retomar la tarea interrumpida con la derrota de 2018.
Aquel día Zapatero, hoy gran comisionado ante regímenes comunistas como Venezuela o China, no precisó bajar del escenario para percatarse de que su alegato en favor de la regeneración había dejado fríos como témpanos a los concurrentes a la Conferencia del PSOE andaluz. Un silencio gélido como el viento proveniente del Mulhacén acompañó la prédica de aquel «Bambi» (Alfonso Guerra dixit) que, tratando de oxigenar al PSOE, puso de los nervios a los jabalíes de la primera fila, mientras estos murmuraban e intercambiaban apuestas sobre aquel cervatillo al que las circunstancias habían sacado del anonimato de su oscura existencia parlamentaria. Había acudido —advirtió—, a hacer «pedagogía» cuando lo que demandaban de él era «leña al mono» de Aznar y no se anduviera con monsergas.
Zapatero no precisó bajar del escenario para percatarse de que su alegato en favor de la regeneración había dejado fríos como témpanos a los concurrentes a la Conferencia del PSOE andaluz
Hecho a las temperaturas mínimas de León, se mantuvo impasible y encaró el envite con su ensayada sonrisa de muñeco de Netol que, a veces, torna en cimitarra. Era consciente de que contendía con los más recalcitrantes a su nominación y debía moverse con maña —«la cintura es la esencia de la democracia», era una de sus frases de almanaque— para no perecer en el intento. No era para menos cuando, entre bromas y veras, Gaspar Zarrías, consejero de Presidencia y valido de Chaves, le deslizó: «Eso que has dicho ahí arriba ¿no será verdad, José Luis? Ten en cuenta que, de ser así, la mitad de nosotros tendríamos que marcharnos a casa». La interpelación de aquel intocable del régimen socialista andaluz, superviviente pese a haber sido pillado «in fraganti» votando con pies y manos en el Senado o muñir un pucherazo en Jaén contra Borrell en las primarias que ganó a Almunia, además de ser edecán de turbiedades de Chaves hasta ser sentenciado por los ERE, rondaría la cabeza de Zapatero con la pertinacia de las moscas del mes de la uva.
Tanto que, deambulando por el Salón de los Pasos Perdidos de las Cortes, se lo refirió a alguien que le elogió la todopoderosa maquinaria socialista que, al otro lado de Despeñaperros, llevaba derroteros de equiparar la hegemonía de décadas del PRI en México estableciendo lo que Vargas-Llosa definió como la «dictadura perfecta»: fachada democrática, imposibilidad de alternancia y podredumbre a tutiplén personificada durante 19 años por Chaves al mando de un PSOE que regiría la autonomía desde 1982 a 2018 hasta que una carambola del destino, merced a la avenencia de PP, Cs y Vox, obró el cambio en la única región europea, junto a la rica Baviera, que no había registrado mudanza.Zapatero ha terminado haciendo apología de la corrupción que aparentó reprobar hasta ser el primero en redimir a Chaves y Griñán
Por debajo del paralelo 37, al nepotismo de los hermanos Chaves, le seguía el de sus hijos con Paula Chaves como apoderada de una multinacional Minas de Aguas Teñidas (MATSA) que había recibido 10,1 millones de la Junta con la firma de padre e hija en el mismo expediente, en un inabarcable suma y sigue en el que la corrupción era el sistema, no una malformación de éste. Así lo certificó judicialmente el colosal fraude de los ERE que, entre 2001 y 2010, desvió ilegalmente 875 millones a un «fondo de reptiles» para, según la magistrada Mercedes Alaya, «institucionalizar la arbitrariedad en la concesión de ayudas, permitir un uso extraordinariamente abusivo en el manejo de fondos públicos y regalar fraudulentamente ayudas a un extendidísimo grupo de personas físicas y jurídicas próximas a cargos de la Junta y del PSOE».
Al cabo de un cuarto de siglo del viaje iniciático al Mediodía español y de su encontronazo con la vieja guardia del PSOE sudista, Zapatero ha terminado haciendo apología de la corrupción que aparentó reprobar hasta ser el primero en redimir a Chaves y Griñán tras su condena por el Tribunal Supremo en la campaña andaluza de 2022 que se saldó con mayoría absoluta del PP y lo ha reiterado este fin de semana al ser «nuestro derecho y nuestra justicia». Esta vez a coro con la hEREdera Montero «por tantos años, por tanto esfuerzo».
Tanto en el 41º congreso federal de diciembre que reeligió a Sánchez en Sevilla como en esta convención de Granada que ha entronizado a su vicepresidenta, han sido un panegírico del delito al festejar a los padres de los ERE putrefactos. Por mor de los agios de familia y de partido, Sánchez ha de tener la boca cerrada para no ponerse en evidencia tras velar, como novato, sus primeras armas televisivas en honor de Chaves y Griñán al no querer pringarse ningún primer espada.
Aunque ya talludita, la «bebesauria» Montero transita por el camino de corrupción de Chaves y Griñán aclamándolos como referentes de futuro
En consecuencia, el PSOE se reafirma en su corrupción con nuevos ímpetus por medio de lo que, en México, denominan «bebesaurios» para describir cómo se frustró la esperanza de que un relevo generacional diera lugar a un PRI menos infecto. Pronto se coligió que, a diferencia de los viejos dinosaurios que ya no tenían nada que demostrar y amortiguan sus excesos a consecuencia de la edad, los «bebesaurios» ponían todo su brío para, perpetrando las tropelías de siempre, asir una posición prevalente. Por eso, aunque ya talludita, la «bebesauria» Montero transita por el camino de corrupción de Chaves y Griñán aclamándolos como referentes de futuro.
En todo caso, habrá que ver lo que depara una «candidata a palos» —mueve a la sospecha que Sánchez anunciara ayer, conociéndole, que fue ella quien se lo rogó— que se ha resistido a regresar a Andalucía y a la que su líder enterró en elogios aseverando que, en sus años de Gobierno, no ha hallado ni dentro ni fuera una política de su talla. Teniendo en cuenta que Sánchez presume de estar del lado bueno de la Historia, esa aseveración tiene tintes de canonización de quien ha retomado el grito del «no pasarán» de la campaña europea de Teresa Ribera. Pero seguro que quien dejó la Sanidad y la Hacienda andaluzas hechas unos zorros —en este último menester, a base de impuestos altos y gravosa deuda— se topará con más de algún espontáneo, como le acaeció en la última Feria de Abril, que le afee su traición a Andalucía por anteponer las reclamaciones políticas y fiscales de los socios separatistas de Sánchez en perjuicio de los intereses del resto de los españoles.
Con tan engorrosa hipoteca, más las que pueden derivar de su labor como titular de la cartera de Hacienda en la filtración de datos del novio de Isabel Díaz Ayuso y los favores de vista gorda al hermano del presidente, sin olvidar las denuncias del comisionista Víctor Aldama sobre su jefe de gabinete como ministra o la reapertura judicial de la investigación sobre el rescate de la aerolínea Plus Ultra, todo aventura una radicalización de aquí hasta las elecciones andaluzas de 2026, salvo adelanto, por quien propagó desde el banco azul sin rubor un bulo sobre la pareja del jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, mientras su jefe de filas la jaleaba y amenazaba con que vendrán más. Por esa vía, el PSOE andaluz reemprende una degeneración que no nombra como los árabes no necesitan referirse a los camellos para saber que hablan del desierto. Aun así, en el congreso de proclamación de la nueva hEREdera, era ilusorio no notar la joroba de la corrupción sobre la que cabalga.