
Rosario, madre de Fátima Ofkir, liberada ayer por las autoridades de Omán
Fàtima Ofkir, recibida por su madre en el aeropuerto tras pasar siete años en una prisión de Omán
La joven amnistiada ha llegado esta mañana al aeropuerto del Prat y ha salido por una puerta diferente a la principal para evitar las cámaras
La joven catalana Fàtima Ofkir ha llegado este domingo al aeropuerto de Barcelona-El Prat tras haber sido amnistiada por el Sultán de Omán, donde ha pasado siete años en una prisión por una condena a cadena perpetua por tráfico de drogas. En la zona de llegadas se encontraba su madre, Rosario, esperando que apareciera su hija.
El avión en el que viajaba la joven ha aterrizado en al aeropuerto de El Prat, pero la joven y sus familiares se han reunido en un lugar apartado de la mirada de los medios de comunicación que esperan en la zona de llegadas, según ha confirmado el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Fàtima fue incluida en la amnistía que el Sultán concede cada año tras el ramadán, gracias a las gestiones de sus representantes legales, Vosseler Abogados, y a las gestiones, entre otros, del empresario Antonio Sagnier y del juez Baltasar Garzón.
La joven, vecina de Hospitalet de Llobregat (Barcelona), cumplía condena a cadena perpetua después de que fuera captada por una red de narcotraficantes en España y enviada a recoger un paquete con siete kilos de morfina a un hotel omaní con el objetivo de transportarlo hasta su país.A pesar de que la joven se arrepintió antes de llevar a cabo su misión, la policía omaní irrumpió en su hotel y halló en un armario el cargamento de droga. Desde entonces (agosto del 2018, cuando tenía 18 años) Fàtima ha estado encarcelada en el penal de mujeres de Moscat.
Desamparada en Omán
Según Vosseler Abogados, el proceso judicial de Ofkir estuvo «plagado de irregularidades» y su primer abogado «se limitó a conseguir el dinero reunido por la familia en España sin cubrir diligentemente el caso, en un juicio en el que Fàtima estaba totalmente desamparada, sin saber árabe ni entender nada de lo que estaba pasando».
Cuando ingresó en prisión en agosto de 2018, Fàtima se convirtió en la española más joven del mundo cumpliendo una condena en un país extranjero, en un penal en el que estaba obligada a usar un burka, rezar cinco veces al día y sólo podía hablar telefónicamente con su familia un minuto cada quince días. A la joven le dieron la opción de cambiar su cadena perpetua por la pena capital, «una terrible opción que ella, en una depresión fuertísima, se llegó a plantear», aseguran sus abogados.