Vista del Peñón de Gibraltar fotografiada desde la ciudad española de La Línea

Vista del Peñón de Gibraltar fotografiado desde la ciudad española de La Línea de la ConcepciónGTRES

Se suceden las protestas en Gibraltar contra la expansión de su cara este

El megaproyecto expansionista del Peñón ya ha recibido el visto bueno por parte de la Comisión de Desarrollo y Planificación, a pesar de las quejas de los vecinos de La Caleta

El megaproyecto previsto para la cara este del peñón de Gibraltar levanta ampollas también entre los gibraltareños. España, con el Tratado de Utrecht en la mano, lleva años advirtiendo a las autoridades del Peñón de la ilegalidad de los rellenos sobre los que se pretende levantar la construcción. Ahora, los vecinos de La Caleta, la segunda playa más grande de Gibraltar, se unen para protestar contra la expansión urbanística.

Mediante una campaña en Change.org —plataforma de recogida de firmas—, primero, y con pancartas en balcones y zonas públicas y cacerolada, desde hace unos días, los residentes de La Caleta se quejan «por el tamaño y las proporciones de la marina propuesta, que si los planes se llevan a cabo se extenderá hasta el Hotel Caleta». Entienden que la ejecución del megaproyecto afectaría a la playa.

Así, se han expuesto consignas como «Save Catalan Bay» («Salvemos La Caleta»), «Save our heritage» («Salvemos nuestro patrimonio») o «No to the marina» («No a la marina»), en referencia al puerto deportivo sobre el que se fundamenta el diseño de TNG Global Foundation, empresa adjudicataria de las obras.

El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, ha subrayado que no permitirá «ningún desarrollo que perjudique a La Caleta o sus alrededores». Asimismo, «la Comisión de Desarrollo y Planificación tendrá en cuenta sus observaciones [las de los vecinos] a la hora de tomar su decisión sobre la solicitud de planificación sobre el puerto deportivo».

Visto bueno al proyecto

No obstante, el megaproyecto expansionista del Peñón, que se desarrollará en unos 10 años, ya ha recibido el visto bueno por parte de la Comisión de Desarrollo y Planificación, aunque el puerto deportivo todavía no ha obtenido todos los permisos. Para ello, TNG Global Foundation ha tenido que cambiar su concepción original.

Finalmente, habiendo prescindido de un rascacielos de casi 25 plantas, este megaproyecto contempla la construcción de un hotel, unas 1.300 viviendas residenciales —100 de las cuales se pondrán a la venta a precios asequibles—, 3.000 plazas de estacionamiento —incluido un aparcamiento público con capacidad para 500 vehículos— y una zona comercial, además de un puerto deportivo más pequeño, igualmente edificado sobre los rellenos, en contra de lo que establece el Tratado de Utrecht, vigente desde 1713.

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