Juan Espadas en su comparecencia tras la derrota

Juan Espadas, en su comparecencia tras la derrota en las elecciones andaluzasEFE

Andalucía

El PSOE andaluz busca reconducir su deriva para recuperar relevancia política

Los socialistas se aferran a los 450 ayuntamientos que ostentan en Andalucía como última esperanza para evitar una crisis sin precedentes

La duodécima legislatura del Parlamento de Andalucía está a punto de iniciarse, y los distintos grupos ya toman posiciones para afrontar los próximos cuatro años de mayoría absoluta del Partido Popular en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas. En este sentido, el PSOE andaluz aún busca su sitio, una vez que en los comicios autonómicos del pasado 19 de junio viera rebajado de nuevo su suelo electoral, hasta los 30 escaños, y el PP de Juanma Moreno le haya arrebatado algunas de las banderas que enarbolara durante 37 años en el poder.

Los socialistas andan como pollos sin cabeza, dando palos de ciego, para recuperar la relevancia política que otrora tuvieran en la comunidad. La militancia no cuestiona ni a Sánchez ni a Espadas, porque no pueden ni hay más opción; por un lado, porque no cabe crisis interna ante la posibilidad de que tengan lugar antes de lo previsto unas elecciones generales que no dan por perdidas y, por otro, porque la derrota en estas andaluzas ya entraba en los planes, aunque no así la mayoría absoluta de Moreno.

Juan Espadas ha conseguido, al menos, que apenas se hablara de corrupción en campaña, más allá de las alusiones que hicieran desde Vox o Ciudadanos, sin la influencia que éstas hubieran tenido en boca de Juanma Moreno. Uno de los objetivos del proyecto de renovación del PSOE andaluz que Pedro Sánchez le asignó al exalcalde de Sevilla era, precisamente, la disociación del socialismo a la corrupción que perpetraran, entre otros, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, y pasaba por una regeneración de las listas.

Así las cosas, con el inicio de la nueva legislatura, se abre la siguiente etapa del proceso regenerativo del PSOE andaluz, aunque no con la fuerza parlamentaria que esperaban los propios socialistas. Llegados a este punto, los del puño y la rosa se han propuesto «reconectar con la sociedad».

Desde que fueran desalojados del Palacio de San Telmo, los socialistas han ido perdiendo batalla tras batalla, tanto a izquierda como a derecha. Quizá el andalucismo sea el mejor ejemplo de ello, ahora que, además, ha saltado al ruedo político por Blas Infante: Adelante Andalucía, Por Andalucía y el Partido Popular abarcan todo el espectro andalucista. La coalición de Teresa Rodríguez pretende impulsar una corriente soberanista; la alianza de Izquierda Unida, Podemos y Más País reivindica un modelo de Estado federal para Andalucía, y Juanma Moreno defiende el «andalucismo moderno» o «constitucional», en consonancia con el Estatuto de Autonomía, que Espadas quiere «revisar».

En consecuencia, los socialistas se aferran a los 450 ayuntamientos que ostentan en Andalucía como la última esperanza para evitar una crisis sin precedentes. El partido se basa en su amplio poder municipal, cuestionado por el PP en los pasados comicios autonómicos; si pierde dicha hegemonía en mayo de 2023, se cae todo. Así, el PSOE andaluz busca reconducir su deriva para recuperar relevancia política, aunque todavía no está muy claro cómo.

La Mesa del Parlamento

Desde la sede socialista de la sevillana calle San Vicente, la vicesecretaria general del PSOE andaluz y diputada electa por Jaén, Ángeles Férriz, reiteraba este lunes que su grupo no iba a ceder ninguno de los dos puestos que le corresponden en la Mesa del Parlamento. Su líder, Juan Espadas, apeló el pasado miércoles a la «generosidad» del PP para que Vox y Por Andalucía tengan representación en el órgano rector de la Cámara.

Férriz, quien lidera las negociaciones con el Partido Popular en representación de los socialistas, pedía que «se respete la proporción» de los resultados electorales a la hora de conformar la Mesa. Porque al PSOE ya no le sobran los espacios de poder en Andalucía.

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