Gibrexit
La Verja, termómetro de las negociaciones del tratado de Gibraltar
Las colas en el paso fronterizo surgen cada vez que el Gobierno colonial quiere acelerar las negociaciones sobre el Brexit en el Peñón
Gibraltar se juega su futuro en el primer semestre del año, y el Gobierno colonial, consciente de lo que supondría un Brexit duro en el Peñón, se muestra impaciente por un acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido que saque a la colonia británica del limbo jurídico en que se encuentra tras el Brexit. Prueba de ello son las colas que en los últimos días, así como en otras muchas ocasiones, se han producido en la Verja.
El paso fronterizo, testigo de tensiones diplomáticas entre España y el Reino Unido a cuenta de la soberanía de Gibraltar a lo largo de los años, se ha convertido ahora en el termómetro de las negociaciones entre la Comisión Europea y el Gobierno británico sobre la futura relación de la colonia británica con España y el resto de los Veintisiete tras el Brexit.
Los controles en la frontera entre La Línea de la Concepción y el Peñón sirven para medir en qué estado se encuentran estas negociaciones, que se reanudaron en diciembre tras varios meses de bloqueo a causa del adelanto electoral en España, las posteriores elecciones en Gibraltar y las propias negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez, después de la fallida de Alberto Núñez Feijóo.
En todo ese tiempo, ni más ni menos que medio año, mientras las negociaciones sobre el Gibrexit estaban en suspenso, hubo una escala de tensión entre España y Gibraltar por tierra, mar y aire que incluyó el hostigamiento de las autoridades llanitas a los pesqueros españoles en las aguas que rodean el Peñón, sobre todo a uno sobre el que pesa incluso una orden de arresto; maniobras militares por parte de la Armada británica, o los mismos atascos en la Verja.
Unos controles más exhaustivos de lo habitual o el estrechamiento de alguno de los carriles de circulación suelen ser el motivo de los atascos, provocados tanto en un lado como en otro de la Verja. Ejemplo de ello fue el colapso que se vivió hace unos días. Las autoridades llanitas, como en septiembre, obligaron a motos, bicicletas y patinetes a pasar sólo por el carril para vehículos de dos ruedas, provocando grandes retenciones.
Los trabajadores transfronterizos españoles se quejaron de que las autoridades de Gibraltar habían cerrado uno de los carriles para coches que, en hora punta, de siete a ocho de la mañana de los días laborables, se habilita también para los vehículos de dos ruedas. El Gobierno colonial, que usa las colas como coartada para acelerar las negociaciones, culpó a España.
A la espera de una nueva ronda
Las negociaciones se producen sobre la base del Acuerdo de Nochevieja, que contempla el derribo de la Verja, que supondría a su vez el traslado de los controles fronterizos hasta el puerto y el aeropuerto del Peñón, cuyo uso compartido está ahora en el centro de la discusión.
Gibraltar, que necesita de la solución pactada que ahora negocian la Unión Europea y el Reino Unido y que requiere del visto bueno de España para salir adelante, aguarda la decimoquinta ronda de contactos, que tendrá lugar la semana que viene en Bruselas, para resolver su futuro, después de que la ronda anterior, celebrada en Londres los días 13 y 14 de diciembre pasados, concluyera sin acuerdo.
El Gobierno británico ha ratificado esta semana, en respuesta al Comité de Escrutinio Europeo de la Cámara de los Comunes, su compromiso en cerrar un acuerdo con la Comisión Europea sobre Gibraltar «lo antes posible», siempre y cuando no comprometa su soberanía sobre el Peñón, línea roja del Gobierno colonial y del Reino Unido en las negociaciones con España y la Unión Europea.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, animó este viernes al Gobierno del Reino Unido a «dar ya definitivamente con valentía ese paso y aceptar ya el acuerdo» que España le ha puesto encima de la mesa. Este viernes, además, se reunió el nuevo secretario de Estado para la Unión Europea, Fernando Sampedro, con su homólogo británico para avanzar en las negociaciones antes de la cita en Bruselas.