Andalucía
El Gobierno andaluz se propone acabar con los asentamientos chabolistas en Almería y Huelva
Ocho personas trabajan en Lepe directamente con los inmigrantes para que dejen sus chabolas y puedan vivir con dignidad
La Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad trabaja en la elaboración del primer Plan Estratégico para Erradicar los asentamientos en las provincias de Almería y Huelva (Plan Easen). Este proyecto tiene como doble objetivo acabar con estas infraviviendas y la integración residencial y sociolaboral de las personas que residen en ellas, en su gran mayoría inmigrantes.
La puesta en marcha de esta iniciativa se sustenta en la dilatada experiencia de quienes llevan años conociendo de primera mano la realidad de los asentamientos y trabajan en red con otras administraciones para aunar esfuerzos y resultados.
El director general de Políticas Migratorias de la Junta de Andalucía, Jesús Toronjo, ha sido el impulsor del Plan Easen. De la mano de los municipios, coordina la elaboración de este plan para que sirva de marco y referencia para acabar con el arraigado problema de los asentamientos.
Toronjo conoce bien la realidad de los asentamientos. Es de Lepe y ha trabajado durante años desde el Ayuntamiento para buscar alternativas a las chabolas.
«Por primera vez, la Junta da un paso adelante para conseguir la erradicación de los asentamientos en municipios agrícolas de Almería y Huelva», asegura Toronjo, quien recuerda que ya en 1999 aparecieron en Lepe los primeros asentamientos formados por chabolas de cartón y plástico. Está convencido de que con el Plan Easen se pondrá fin a estos campamentos de infraviviendas, «para lograrlo es imprescindible la implicación de todos: Junta, ayuntamientos, agentes sociales y, sobre todo, Gobierno».
El equipo
Hasta ocho personas trabajan en el Ayuntamiento de Lepe directamente con las personas migrantes en sus asentamientos. Se les conocen como el Equipo Easen. Entre ellas, José Manuel Méndez y Mustapha El Kaddouri.
Méndez es natural de Lepe y tiene 45 años. El Kaddouri, de 54, es marroquí de origen pero vecino de Lepe desde hace casi un cuarto de siglo. Ambos son las caras visibles de un equipo de ocho personas que trabaja día a día con las personas inmigrantes que viven en las chabolas. Las conocen una a una y esto es clave para atender sus necesidades más acuciantes.
«Hemos conocido la realidad de los asentamientos y hay que reconocer que ha habido en muchos casos inacción o una lucha de competencias entre las administraciones, pero esto se tenía que solucionar», dice Mustapha El Kaddouri, antes de recordar que a lo largo de años se han puesto en marcha otras iniciativas en Lepe, como la Agenda 2020.
Para que el Plan Easen obtenga el resultado previsto es necesario reforzar al equipo que trabaja en los asentamientos. «Hasta ahora, se intentaban coger subvenciones, y todo estaba muy condicionado a conseguirlas», señala El Kaddouri, quien sostiene que, con la coordinación de la Junta, «por primera vez se va a poner sobre la mesa presupuestos para trabajar de forma continua, incluso con reuniones periódicas para hacer balance y plantear nuevas acciones».
Tanto El Kaddouri como Méndez coinciden en señalar en que el trabajo realizado tiene sus frutos. «Si volviésemos a octubre de 2020 y viésemos lo que se ha conseguido, lo firmaríamos». Y no es para menos, se han logrado hitos como reducir casi un 80 % el asentamiento que estaba junto al cementerio de Lepe. Pero queda aún mucho por hacer y todavía quedan asentamientos de gran tamaño, como el situado cerca de una cooperativa agrícola donde se levantan unas 80 chabolas.
Cercanía y humanidad
Para el Equipo Easen, la cercanía a las personas que viven en los campos es primordial. «Llego a las chabolas, hablo con ellos, los escucho, tomo un té...», explica José Manuel Méndez. El objetivo es conocerlos, saber sus nombres y por qué viven en estas infraviviendas. «No somos los típicos funcionarios. Te preocupas por el trabajo las 24 horas del día y, sobre todo, trabajamos con humanidad, porque la parte humana es muy importante».
En estos meses, el equipo ha elaborado un censo de los asentamientos. Se han enumerado las chabolas una a una para saber cuántas había en cada calle de los campamentos y así tenerlas localizadas como una casa más del pueblo.
El camino no está siendo fácil. Cuando comenzaron a trabajar veían como uno de los principales problemas la falta de soluciones habitacionales para realojar a quienes dejaran las chabolas. Además, hay que tener en cuenta otros factores, como la idiosincrasia o las inquietudes de cada persona. «Pueden tener problemas para pagar un alquiler y prefieren seguir en la chabola», apunta El Kaddouri, tras indicar que algunos no quieren dejar el asentamiento porque temen que se van a quedar sin las ayudas de los vecinos, que le aportan comida o ropa, si cambian de sitio donde vivir.
Por esto, el objetivo de erradicar los asentamientos en Lepe se plantea de forma progresiva y evitando medidas drásticas. «No queremos que se vayan a otra ciudad a trabajar y que cuando vuelvan se den cuenta de que ya no está su chabola y no tienen dónde dormir», explica El Kaddouri.
En el Equipo Easen hay varias figuras. Una de ellas es el vigilante de los asentamientos que se encarga de recorrerlos de lunes a lunes de 9:00 a 21:00 horas. Es el encargado de estar pendiente de lo que pasa en estos campamentos, de lo qué necesitan sus habitantes e, incluso, de que no se levanten nuevos asentamientos. Es el nexo entre sus vidas y cualquier necesidad que puedan tener.
La meta es llegar al cero chabolas. En este reto, tanto El Kaddouri como Méndez tienen sensaciones contradictorias. Aunque reconocen que se han logrado muchos objetivos. «A veces tenemos sensaciones encontradas, es verdad que en muy poco tiempo hemos conseguido cosas y hace cinco años habríamos firmado a ciegas estar como estamos ahora, pero el ansia nos puede y no somos personas conformistas».
Ahora con el plan Easen se abren nuevas oportunidades. Es el momento de que todos se alíen para poner fin a los asentamientos. Y así lo desean.