Caso Faffe
A juicio un exalcalde del PSOE por embolsarse casi medio millón de euros en ocho años sin ir a trabajar
Antonio Torres, quien fuera alcalde del pueblo sevillano de Lebrija desde 1979 hasta 2003, se sentará a partir del próximo 26 de septiembre en el banquillo de los acusados de la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla por malversación y prevaricación por trabajar durante ocho años en la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe) de director de Relaciones Externas sin pegar palo al agua.
Según el escrito de la Fiscalía Especial Anticorrupción, que pide para Torres dos años y medio de cárcel y cuatro de inhabilitación para empleo o cargo público, la labor que supuestamente despeñó Torres durante ocho años en la fundación de captación de fondos y financiación era «innecesaria», puesto que este organismo ya era financiado con numerosas subvenciones a la formación con una ingente cantidad de dinero público.
Antonio Torres está acusado de actuar como cooperador necesario del que fuera director de la Faffe Fernando Villén, condenado ahora justo un año por pagos en prostíbulos, y para quien ahora también la Fiscalía, en esa misma causa, pide cuatro años de prisión y diez de inhabilitación especial para empleo o cargo público por malversación y prevaricación.
Según el relato de hecho del fiscal, Torres, tras 24 años como alcalde de Lebrija, perdió en 2003 las elecciones por lo que acudió directamente a Villén para pedirle trabajo. Ese creó «ad hoc» un puesto para Torres que denominó «de manera grandilocuente» Dirección de Relaciones Externas.
Torres impuso su condiciones salariales -llegó a percibir 491.203 euros desde la fecha de contratación hasta la extinción del Faffe- y exigió desde el primer momento que se le hiciera fijo, algo a lo que accedió Villén.
La acusación pública esgrime que ese departamento en el que supuestamente trabajó Torres nunca existió ni él se encargó «en ningún momento» del aspecto financiero que supuestamente se le había atribuido.
El departamento de Torres carecía de despacho, de sede física o de personal adscrito. Además, Torres nunca se integró en el comité directivo, no acudió a ninguna de sus sesiones, no asistía a trabajar a la sede de la fundación, hasta el punto de que era «desconocido» por otros trabajadores y directivos.
«Los escasos trabajos, reducidos a contactar con algún político o autoridad en diez años que desempeñó las funciones -hasta que el personal de la Faffe fue integrado en el SAE y sus relaciones jurídicas se subrogaran en las mismas-, los hizo siempre desde su domicilio y con medios propios, ordenador y cuenta de correo genérica y gratuita, tipo hotmail o gmail», relata la Fiscalía.