Granada
El pueblo granadino, cuna del primer hombre europeo, que recupera su muralla calcolítica
El yacimiento del Cerro de la Virgen era el lugar central en la organización del poblamiento del norte de la provincia durante la Edad del Cobre
El municipio granadino de Orce es conocido por poseer algunos de los yacimientos paleontológicos más importantes de Europa y Asia. Aquí se han encontrado indicios de la presencia de los primeros homínidos que poblaron el continente europeo hace aproximadamente 1,5 millones de años. En este pequeño pueblo, en 1982, se descubrió un hueso fosilizado de un fragmento de un cráneo, del que está considerado el antepasado humano más remoto encontrado hasta el momento fuera de África. Es el conocido como «Hombre de Orce».
En esta localidad se encuentra también el yacimiento del Cerro de la Virgen, un poblado de 4.300 años de antigüedad, que fue descubierto por P. Acosta y W. Schüle en el año 1961. Se localiza a tres kilómetros del núcleo urbano de Orce y fue declarado Monumento Histórico-Artístico y Arqueológico de carácter nacional en 1981 y Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía, en el año 2003. Durante la Edad del Cobre, este era el lugar central en la organización del poblamiento del norte de la provincia de Granada, siendo un ejemplo excepcional hasta la Edad del Bronce.
El Ayuntamiento de Orce ha acometido nuevos trabajos en este yacimiento, que han permitido recuperar su muralla calcolítica, con un alzado que conserva tres metros de altura. El principal objetivo de esta iniciativa arqueológica ha sido lograr su pronta recuperación para ponerla a disposición del uso público. «Es la antesala de una intervención global en el yacimiento, una propuesta de intervención arqueológica, protección, conservación y uso público del mismo, que cuenta con la colaboración del Grupo de investigación de Estudios de Prehistoria Reciente del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y de la Escuela de Estudios Árabes», ha señalado el consistorio orcense, al que pertenece el yacimiento desde el año 2004.
Los tres ámbitos de actuación
Un equipo interdisciplinar formado por dos arqueólogos, un arquitecto y una restauradora, se han encargado de trabajar sobre el sistema de fortificación en varias fases. Primero, llevaron a cabo el levantamiento planimétrico de todo el yacimiento y sus zonas periféricas a lo largo y ancho de una superficie definida por un rectángulo de 445 m de longitud en dirección norte-sur y de 210 m en la este-oeste. Esta información gráfica se digitalizó y se georreferenció en el modelo fotogramétrico actual del yacimiento.
Después, la actividad arqueológica se centró en la excavación del testigo central, como un objetivo complementario al proyecto de conservación realizado sobre el lienzo interior de la muralla. En uno de los cortes que se realizaron se localizó el muro de una cabaña, realizado con ladrillos de adobe, en buen estado de conservación.
Por último, se acometió la consolidación y restauración del lienzo interior de la muralla, con un criterio de intervención mínima, fortaleciendo las juntas y los huecos observados en la mampostería. Para ello, se utilizó un mortero de cal y tierra que consiguió obtener unas características y color parecido al rejuntado original.