El resurgir del lince ibérico en Doñana: 'baby boom' en El Acebuche

El caso del lince ibérico es un buen ejemplo de éxito en la conservación de una especie protegida. De haber estado al borde de la extinción, a convertirse incluso en un recurso turístico en algunas zonas de Andalucía. Y lo mejor es que siguen naciendo crías, lo que asegura el futuro de la especie.

El dato habla por sí solo: en 2002 quedaban 94 en libertad; hoy la especie supera los 2.000 ejemplares en toda la península.

Gracias a estrategias como la reintroducción en hábitats protegidos, la cría en cautividad y la protección de su ecosistema, la población ha crecido de forma exponencial. En 2023, el censo oficial contabilizaba 2.021 linces ibéricos en la península ibérica, con 1.730 individuos en España y 291 en Portugal.

Tres nacimientos en El Acebuche

Doñana es uno de los escenarios de este resurgir del lince ibérico. Recientemente, acaban de producirse tres nuevos nacimientos en el centro de cría en cautividad de El Acebuche, en Almonte, fruto de sendos partos en tan solo 24 horas, según informaba el Organismo Autónomo Parques Nacionales en sus redes sociales.

Las hembras, bautizadas como Parra, Narsil y Sardina, han alumbrado tres cachorros cada una en un corto intervalo de tiempo. A estas nuevas camadas se suman los tres linces nacidos el pasado 6 de marzo, tras el parto de Madroña.

El centro cuenta ya con un total de 12 crías de lince y lo que es mejor, a lo largo de este mes de marzo, se esperan nuevos nacimientos.

Támesis podría dar a luz entre el 12 y el 13 de marzo, Kolia entre el 13 y el 14, y Oleander cerrará la temporada con un parto estimado entre el 24 y el 25 de marzo.

Importancia de estos centros

Este centro permite a los visitantes la experiencia de contemplar en directo la vida cotidiana de los linces ibéricos que se encuentran en él, donde viven en cautividad. Además, el entorno permite explorar la importancia de los humedales para la conservación de un gran número de aves migratorias.

Los centros de cría en cautividad, como este situado en Doñana, juegan un papel capital en la recuperación de estos animales, al garantizar un entorno seguro para la reproducción, permitiendo la selección de individuos genéticamente diversos y facilitando su posterior reintroducción en la naturaleza.