Cádiz
El estudio del 'Delta I' arroja un curioso hallazgo: «No escatimaron gastos en la construcción del galeón»
Los restos de este navío del siglo XVII fueron extraídos del agua el pasado mes de julio
La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, fue el organismo que rescató del fondo marino el pecio 'Delta I'. Actualmente, el Centro de Arqueología Subacuática (CAS), perteneciente a la Consejería de Cultura y Deporte, se encuentra inmerso en un proceso de investigación para tratar de recuperar toda la información posible del navío mediante de los vestigios recuperados.
Es la «primera vez que en España se estudian fuera del agua restos de un barco de esta época», como indica Patricia del Pozo, consejera de Cultura y Deporte. Tal es la hazaña que conversamos con Milagros Alzaga García, jefa del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), para que nos explique todos los detalles de la exploración en curso.
— ¿Qué implica el rescate del galeón 'Delta I' para el Centro de Arqueología Subacuática y la bahía de Cádiz?
— La posibilidad de analizar el pecio 'Delta I' fuera del agua tiene implicaciones importantes desde el punto de vista científico, y lo hace de forma interdisciplinar. Tanto para el personal del Centro de Arqueología Subacuática como para el resto de los investigadores que están participando en este proceso, es una oportunidad única para investigar los restos sin los problemas de tiempo y visibilidad que encontramos cuando realizamos este tipo de trabajos bajo el mar.
A todo esto se une la posibilidad de profundizar en la importancia histórica de la Bahía de Cádiz, especialmente durante la Edad Moderna, tomando como referencia los restos de esta nave del último tercio del siglo XVII. En definitiva, implica una gran responsabilidad, ya que de la documentación que extraigamos de los restos debemos obtener los mayores resultados posibles para conseguir nueva información sobre la construcción naval en el siglo XVII, el comercio y la vida a bordo, lo que enriquecerá los estudios históricos y contribuirá a una mayor comprensión de este período.
— ¿Qué se ha podido conocer gracias al análisis de los vestigios?
— Los restos del pecio que se van a extraer y estudiar corresponden a la parte baja del barco, es decir, el plano del barco. No debemos pensar que se va a extraer un barco completo. Este plano tiene una arquitectura naval atlántica típica de mediados del siglo XVII, lo que significa que los restos pertenecen a un barco robusto, preparado para la navegación atlántica.
Junto a estos restos de arquitectura naval, también destaca la importancia histórica y el valor patrimonial de los distintos elementos arqueológicos localizados en el pecio durante la excavación realizada en 2013: 27 cañones de hierro suecos, conocidos como ‘Finbanker’, fabricados en Finspång entre los siglos XVII y XVIII; 22 lingotes de plata en barras y tortas, provenientes de las minas de Oruro y Potosí (Alto Perú, actual Bolivia), que presentan marcas realizadas según la Ordenanza del 6 de mayo de 1651, que indicaba cómo debían marcar estas piezas los ensayadores en Perú; una campana de bronce, que tras su limpieza y estabilización en el Centro de Arqueología Subacuática, reveló la inscripción: ‘Jesús, María y José 1671’; y elementos de la vida a bordo, como lendreras o peines para piojos, suelas de zapatos, cerámica, y restos óseos de animales utilizados para el consumo, lo que evidencia la importancia del puerto de Cádiz en ese momento histórico, con numerosos barcos fondeados donde la gente vivía y comía, vertiendo los desperdicios al mar, un fenómeno que llamamos ‘La Cádiz flotante’.
El barco está construido principalmente de roble, aunque se han identificado algunas piezas de otro tipo de madera, aún en análisis. Estas maderas están unidas tanto con cabillas de madera (cilindros de madera) como con clavazón de hierro de sección cuadrangular, cuya fabricación era más costosa que la de sección circular, lo que sugiere que no se escatimaron gastos en la construcción del navío. Sin embargo, hemos encontrado indicios de reutilización de maderas de otras embarcaciones, lo que indica escasez de madera para piezas grandes como los palmejares.
Se realizarán estudios dendrocronológicos de las piezas de madera en la Universidad 'Trinity Saint David' de Gales, y se analizarán los restos de malacofauna en los laboratorios del IAPH en Sevilla, lo que podría proporcionar datos cronológicos y sobre las rutas de navegación del barco.
— ¿Qué partes se han podido recuperar del pecio?
— Hasta el momento, hemos constatado que se conservan 20,32 metros de eslora y 6,80 metros de manga. Las investigaciones nos permitirán realizar cálculos sobre el tamaño del barco y su tonelaje. Distinguimos varios niveles constructivos: el suelo de la bodega o forro interno; las cuadernas (varengas y genoles); la sobrequilla, fijada a las varengas mediante pernos de hierro, visibles solo en este nivel; el forro externo se encontraba calafateado, con estopa y brea entre las juntas de las tablas para evitar la entrada de agua, de lo que hemos tomado muestras para su análisis; y un forro de sacrificio, colocado en las zonas donde el barco podría tocar fondo, para protegerlo del xilófago teredo navalis, que perforaba la madera y la debilitaba con el consiguiente riesgo de rotura y entrada de agua en la nave. En el pecio se identifica claramente la proa, aunque falta la roda (pieza que prolonga la quilla y define la proa).
Estimamos que faltarían unos 6 o 7 metros para completar la estructura de la proa, mientras que por la popa faltarían unos 13 o 14 metros. También hemos localizado la zona central del barco, marcada por la presencia de la carlinga, donde se colocaba el palo mayor, así como el corbatón que la refuerza y los orificios en el forro interno para las bombas de achique. Se ha identificado un mamparo que protegía la carlinga.
— Dentro de los elementos recuperados, ¿hay alguno especialmente valioso o llamativo?
— Un detalle curioso es la presencia de marcas de juegos grabadas en una de las maderas del suelo de la bodega. Entre ellas, un posible tablero de tres en raya, un círculo, las letras o números ‘V’ y ‘X’, y pequeñas marcas triangulares que podrían estar relacionadas con el peligroso juego del cuchillo o «filete de cinco dedos».
La hipótesis es que esta madera estuviese en el astillero donde se construyó el barco, y que los trabajadores la utilizasen para jugar en los momentos de descanso, lo que nos proporciona datos sobre la vida en el siglo XVII.
También se han localizado marcas de carpintero (números romanos) en dos tapas de sentina, indicando la zona del barco donde debían colocarse. Además, se han encontrado semillas y pequeñas piedras de añil, lo que nos habla de los productos transportados en la bodega del navío.
— En términos económicos, ¿cuánto ha costado el proceso de recuperación al completo?
— En primer lugar, me gustaría destacar la importancia de la cooperación interinstitucional, clave para compatibilizar las obras de ampliación de la terminal de contenedores del Puerto de la Bahía de Cádiz con la investigación del pecio 'Delta I', descubierto en 2012 durante la primera fase de construcción de dicha terminal. La actuación actual tiene un coste de 658.122,41 euros (IVA incluido) para la Autoridad Portuaria. A esto se suma el trabajo del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y los especialistas que colaboran en la investigación.
— ¿Cuáles son los próximos pasos del proceso?
— Iniciamos esta investigación con un doble objetivo. Por un lado, identificar el buque y, por otro, analizar cómo se construían los barcos en la segunda mitad del siglo XVII.
Hasta ahora, solo contábamos con documentos sobre aspectos específicos como tonelaje y calado, pero no sobre detalles integrales de construcción. Entre las tareas realizadas están: cobertura fotográfica inicial en 3D del pecio; limpieza manual del pecio, eliminando el fango que cubría el suelo de la bodega; desconcreción de bloques de hierro y piedra, lo que permitió localizar fragmentos de artillería y balas de cañón; identificación de piezas mediante etiquetas y marcación de elementos de clavazón; y cobertura fotográfica en cada fase para crear modelos 3D.
Actualmente, estamos trabajando en el desmontaje de los niveles conservados. Cada pieza de madera se limpia, registra y analiza, y se toman muestras para estudios de especies y dendrocronología.