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No hay cafetería malagueña que se precie que no cuente con una amplia selección de camperos en su cartaMafalda

Málaga

Así se prepara el auténtico campero, uno de los iconos gastronómicos de Málaga

A día de hoy hay infinitas modalidades de degustar este bocadillo, pero la receta original sigue siendo una de las más demandadas por los malagueños

El campero es el rey de la comida rápida en la provincia de Málaga. Aunque no deja de ser un simple bocadillo, asequible, sencillo y rápido de elaborar y disfrutar, su popularidad en la capital y sus alrededores se ha mantenido inalterable desde finales de los años 70.

Como en cualquier tradición popular que se precie, el origen del campero tiene muchas incógnitas y pocas certezas. La versión más extendida cuenta que fue Miguel Berrocal Márquez, de la desaparecida cafetería Los Panini de la calle Victoria, quien preparó en los años 50 el primer campero. A pesar de que su gran popularidad no llegó hasta los años 80, con el auge de las cadenas de comida rápida, la versión clásica del campero ya se ejecutaba cada día en sus cocinas desde mediados del siglo pasado.

Así, desde el momento de su creación, el campero gustó a los comensales y comenzó a extenderse por cafeterías y hamburgueserías de Málaga, convirtiendo el bocadillo en un icono gastronómico de la provincia que permanece intacto hasta el día de hoy.

Y es que, pese a la gran cantidad de tipos de campero que se pueden disfrutar en la actualidad, la receta original se mantiene inalterable. Este famosísimo bocadillo consta de una rebanada de pan redondo (llamado pan de campero) rellena de lechuga, tomate, jamón de york, queso y mayonesa, cortado por la mitad y cocinado en una plancha o sandwichera. Por supuesto, se sirve caliente y se suele acompañar de patatas fritas.

Si bien es cierto que hay cientos de formas de prepararlo (los expertos aseguran que la clave es el tipo de pan y la combinación de los ingredientes), la cantidad de establecimientos que lo ofrecen es igual de abundante. Mendívil lleva cuatro décadas cocinándolos, primero en el establecimiento de la calle que lleva su nombre y, en la actualidad, en Cruz del Humilladero. De su veintena de tipos de campero, destaca, cómo no, el mendívil, con pollo, huevo, bacon, queso, tomate, lechuga y mayonesa.

Cuarenta años en los fogones lleva también a sus espaldas Durán Durán, otro gran clásico con una carta llena de estrellas del mundo de la música. En su local se puede degustar un Mecano, un Pablo Alborán o un Pavarotti, pero el que triunfa por encima de todos es el Bisbal, con pollo, jamón de york, queso, bacon, tomate, cebolla frita, lechuga y mayonesa.

Mafalda es otro de los establecimientos con más solera y más visitados por locales y turistas. Son famosas las largas colas que se forman frente a su local en la playa de Pedregalejo para poder degustar el Mafaldón, uno de los más completos y que le ha hecho merecedor de un Solete de la Guía Repsol. Lleva jamón de york, queso, tortilla francesa, bacon, filete de pollo, lechuga, tomate, cebolla caramelizada y alioli.

Un paso más allá llega Fundido, una franquicia 100 % malagueña que busca llevar el arte del campero por toda España. Por el momento han arrancado con un local en el centro de Málaga, pero están convencidos de que sus bocadillos no tendrán fronteras. Abogan por un producto de calidad y de proximidad, por la variedad de panes y por una mezcla entre las recetas más clásicas y las más rompedoras para seguir haciendo del campero una seña de identidad de nuestra extensa gastronomía.

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