El defensor del pueblo andaluz, Jesús Maeztu, en la presentación del informe anual de la institución

El defensor del pueblo andaluz, Jesús Maeztu, en la presentación del informe anual de la instituciónRocío Fernández Ruz | Europa Press

Sevilla

Así se las ingeniaron los vecinos de un barrio de Camas para burlar el rodillo de la Memoria Democrática

  • La ley obligaba a un cambio en la denominación del barrio de Coca de la Piñera, pero los habitantes han optado por conservar un nombre casi idéntico

La aplicación de la Ley de Memoria Democrática sigue actuando como un rodillo imparable en Andalucía. En esta ocasión, y merced a un informe jurídico de la Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, le ha tocado a la población sevillana de Camas (27.000 habitantes).

A raíz de ese informe, el Ayuntamiento camero aprobó en un pleno el cambio de nombre del popular barrio Coca de la Piñera, ya que el gobernador civil en el momento en el que se promovieron una serie de viviendas públicas inauguradas en la década de 1940 era el militar Fernando Coca de la Piñera, que además era jefe provincial del Movimiento Nacional.

Con los votos a favor del PSOE, que tiene mayoría absoluta en la localidad, y del partido Con Andalucía, se decidió proceder al cambio de nombre de la zona. El PP se abstuvo y Vox votó en contra.

Sin embargo, y en un caso similar a lo que sucede actualmente en Cádiz con su estadio de fútbol, los vecinos han decidido no perder la esencia del lugar donde han vivido toda su vida y que siempre han conocido así y la barriada ha pasado a denominarse únicamente Coca, eliminando, por tanto, el segundo apellido.

El barrio seguirá llamándose Coca

De esta manera, se cumple con la ley, pero se seguirá conociendo al lugar por el nombre de Coca, que además es muy adecuado para la zona ya que dicho término procede de la palabra Cauca, topónimo de origen vacceo que significa emplazamiento en altura, ya que el barrio está construido en una elevación del terreno.

En la cercana Cádiz sucede casi exactamente lo mismo. Una cosa es que la Ley de Memoria Democrática imponga que el campo del equipo local no se deba llamar Ramón de Carranza, en honor a un alcalde de la época franquista, y otra que prácticamente todos los aficionados no se refieran a él simplemente como el Carranza, que, por otra parte, es como se siguió denominando pese al cambio oficial de la nomenclatura.

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