El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, interviene en el debate de política general en el Parlament

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, interviene en el debate de política general en el ParlamentEFE

Análisis

Aragonès decide romper con Junts pero en diferido

La decisión de presentar una cuestión de confianza la tomaron Turull y Puigdemont el pasado fin de semana en Waterloo

Pere Aragonès sentenció su alianza con Junts, pero en lugar de ejecutar su decisión de forma inmediata durante la reunión de urgencia de su gobierno celebrada el miércoles, la dejó en el corredor de la muerte.

El presidente de la Generalitat llegó al debate de política general, el pasado martes, desempolvando la vieja propuesta del pacto de claridad canadiense. El contenido del discurso del presidente de la Generalitat era conocido por sus socios de legislatura en Madrid del PSOE, pero no por sus socios de gobierno de Junts en Barcelona así que la propuesta de romper con la unilateralidad y volver al intento de pacto con el Estado pillo en fuera de juego a los líderes de Junts, Laura Borràs y Jordi Turull, que asistían al debate de política general desde la tribuna de invitados del Parlamento catalán.

Durante el fin de semana, Turull se había desplazado a Waterloo a la residencia de Carles Puigdemont para fijar con el eurodiputado prófugo la estrategia política de Junts. Hasta su aterrizaje en Bélgica, Turull era partidario de mantener a los consejeros de Junts dentro del gobierno catalán, pero Jordi Turull volvió a Barcelona el domingo por la noche convencido de la necesidad de alejarse de los republicanos.

Durante su intervención en el debate de política general, Aragonès se tomó la molestia de loar desde la tribuna de oradores uno por uno a los consejeros de Junts y dejar claro que contaba con todos ellos. A lo largo del día de ayer, el presidente de la Generalitat ha hablado con todos ellos para saber si apoyan la propuesta de Junts, lanzada por sorpresa al filo de la medianoche del martes, de presentar una cuestión de confianza al gobierno del que, paradójicamente, forman parte. La intención de Aragonès es tensar la cuerda dentro de Junts.

El debate de política general está suspendido hasta el próximo viernes, dado que la mesa del Parlamento catalán acordó aplazar las sesiones con el fin de que los diputados, que así lo desearan, pudieran acompañar a Eulalia Reguant, diputada de la CUP en su comparecencia en el Tribunal Supremo para ser juzgada por desobediencia. A lo largo de la mañana de hoy miércoles, los partidos han presentado las propuestas de resolución que se votaran el viernes y la brecha entre ERC y Junts se ha hecho más profunda, dado que ambas fuerzas de gobierno han presentado propuestas de resolución por separado sobre el valor y significado del 1 de octubre, fecha del referéndum ilegal de autodeterminación que el Gobierno catalán organizo hace cinco años.

Aragonès está harto de la deslealtad de Junts dado que sus constantes salidas de tono rompen con su estrategia de presentarse como algo más que un presidente activista. El presidente republicano quiere transmitir la sensación de que Cataluña tiene un gobierno que gobierna y se ocupa de la cotidianeidad y las tensiones que provoca hoy si, mañana también Junts impiden a ERC cuajar esa imagen de gobernante adulto y responsable que pretender dar.

Una fase de inestabilidad

El presidente de la Generalitat prefiere que el divorcio definitivo lo consume Junts para evitar ser él quien se manche de sangre en las escaleras del senado cual Bruto asesinando a Julio César a los ojos de todos los senadores. Además, Aragonès sabe que la posible salida de Junts del Gobierno perjudica más a los neoconvergentes que a él. Junts entraría en una fase de inestabilidad, quizás pierda la posibilidad de que Xavier Trias anuncie su candidatura al Ayuntamiento de Barcelona, dado que el exalcalde ha solicitado, entre otras cosas, que Junts se mantenga dentro del Gobierno catalán y, además, perdería miles de cargos políticos que en algunos casos ocupan su puesto desde 1980. En cambio, Aragonès no dejará de ocupar el despacho presidencial en la Plaza de Sant Jaume dado que pasaría a gobernar en solitario con el apoyo externo del PSC y los Comunes que suman en total 74 escaños, seis por encima de la mayoría absoluta.

El PSC se ha ofrecido en infinidad de ocasiones para dotar al gobierno de Aragonès de estabilidad frente a la situación actual y además el apoyo es un quid pro quo entre Aragonès y Sánchez. Los independentistas apoyan a Pedro Sánchez en la Carrera de San Jerónimo y los de Salvador Illa ofrecen estabilidad a Aragonès en el Parc de la Ciutadella.

La ruptura podría llegar a ser beneficiosa para Aragonès, que ahora tienen que compartir gabinete con Junts y pasaría a gobernar en solitario con los apoyos externos de socialistas y comunes.

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