El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (c), el vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró (i) y el presidente del grupo parlamentario de Socialistes i Units per Avançar, y líder de la oposición Salvador Illa

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (c) y el vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró (i)EFE

 Aragonès cesa a su vicepresidente de JxCat por falta de confianza

Aragonès da 48 horas a Junts para que clarifique su apoyo al Ejecutivo

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha anunciado este miércoles por la noche su decisión de destituir al vicepresidente del Govern y conseller de Políticas Digitales y Territorio, Jordi Puigneró, máximo representante de Junts en el ejecutivo catalán, por «pérdida de confianza» en él.

Aragonès ha comparecido pasadas las once de la noche de este miércoles desde la Galería Gótica del Palau de la Generalitat, tras una reunión extraordinaria del Govern esta tarde, que se ha alargado algo más de dos horas, y un posterior encuentro de más de tres horas del president con el secretario general de JxCat, Jordi Turull.

La pérdida de confianza se debe a que anoche Puigneró no lo informó con antelación de la amenaza de Junts de pedir a Aragonès que se someta a una cuestión de confianza, por lo que el president lo ha cesado y ha pedido a sus socios de JxCat que escojan un nuevo nombre para sustituirlo.

Aragonès pretendía que el Debate de Política General sirviera para acercarse a sus socios de gobierno. Por este motivo, presentó su propuesta en clave soberanista: su acuerdo de claridad para que Cataluña pueda volver a votar. El referéndum definitivo, como él lo definió. Poco se podía imaginar que esa propuesta y ese debate colocara al Govern al borde del abismo.

Aragonès ya dejó claro en su réplica que no tenía intención de someterse a una cuestión de confianza. Pero es que está harto de la actitud de Junts: de trabas, de amenazas, de ultimátums y la gota que ha colmado el vaso, esa petición de sus socios que sentó al presidente de la Generalitat como un puñetazo en el estómago. Lo consideró una auténtica «deslealtad» por parte de sus socios, según explican fuentes de ERC, que acusan a Junts de cruzar «una línea roja».

De ahí que decidiera convocar a todo el Govern, este miércoles por la tarde en una reunión extraordinaria, no tanto para echar a los consejeros de Junts, sino para preguntarles si efectivamente compartían este planteamiento de la cuestión de confianza, y en cualquier caso, si estaban a dispuestos a seguir o a salir del ejecutivo. Que tomaran ellos la decisión porque o «se es gobierno o se es oposición», dicen desde ERC. Y en Junts, a pesar de todos los aspavientos, insisten que su voluntad es de permanencia y lo único que pretenden es que se cumpla lo acordado.

En un comunicado, la formación ha precisado que sus consejeros han apostado de forma unánime «por el cumplimiento del acuerdo firmado entre Junts y ERC para garantizar la estabilidad y la lealtad del Ejecutivo, en la misma línea que expresó ayer el grupo parlamentario, tanto por lo que respecta al acuerdo de Govern como a la cuestión de confianza». Desde Presidencia dicen que no ha habido tal claridad.

Junts considera que hay tres aspectos fundamentales del acuerdo de gobierno que Aragonès no ha cumplido: el que hace referencia la dirección estratégica dentro del movimiento independentista; el enfoque del diálogo, que Junts quiere que se centre sólo en la autodeterminación y la amnistía y la coordinación de ambas formaciones en Madrid. Además, en ese Debate de Política General, el portavoz de Junts acusaba a Aragonès de actuar de forma «unilateral», al «margen de la cultura de coalición» y de querer imponer su agenda.

Discrepancias internas

El problema para Junts es que también tienen discrepancias internas. Hay un sector en el partido, y también entre los consejeros, que no están de acuerdo con la ruptura. Jaume Giró, por ejemplo, es partidario de quedarse en el Govern. Y a eso hay que añadir que está en juego cuota de poder y trabajo para asesores, altos cargos y personal de confianza.

Ha sido hoy un día muy intenso en el que se han sucedido las reuniones. Aragonès suspendía a primera hora su agenda pública y mantenía encuentros con su núcleo duro para analizar los pasos a seguir tras el órdago de Junts. El vicepresidente, Jordi Puigneró, a su vez, también anuló la suya. En Junts también ha habido reuniones con la plana mayor al frente: Laura Borràs, Jordi Turull y Puigneró.

Desde luego, los encontronazos entre los socios han sido una constante desde un primer momento, ya desde el pleno de investidura de Pere Aragonès como presidente de la Generalitat. La posición de Junts obligó al republicano a pasar por un segundo debate y apurando plazos. A partir de ahí, se han enfrentado por diferentes cuestiones: por la mesa de diálogo; por el caso Juvillà, que puso a la presidenta del Parlament, Laura Borràs (de Junts) en entredicho. También por la política lingüística: Junts a última hora se desmarcó del acuerdo para reformar la ley de política lingüística con el objetivo de saltarse la sentencia del 25 % de castellano, aunque luego se recondujo la situación; o por el apoyo de los comunes a los presupuestos de la Generalitat para 2022.

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