El laberinto catalán
Xavier Trías: «Lo peor que te puede suceder es que tu yerno sea del Espanyol»
La frase de Xavier Trías del titular resume el profundo odio que genera en el independentismo catalán un equipo barcelonés como el Espanyol
11 de julio de 2010, final del Mundial de Sudáfrica entre España y Holanda, en el minuto 116 Andrés Iniesta, jugador del FC Barcelona marca el gol de la victoria española, en plena euforia no todo el mundo recala en que tras marcar Iniesta levanta su camiseta y debajo lleva otra con la leyenda «Dani Jarque siempre con nosotros». Para el gran público –a excepción de los seguidores del RCD Espanyol de Barcelona– Jarque es un desconocido, pero era el capital del Espanyol fallecido repentinamente el 8 de agosto de 2009 durante el stage de pretemporada.
Este sábado 31 de diciembre –en una fecha insólita para el fútbol español por ser fin de año– se jugará por 174ª ocasión en la historia de LaLiga un Barcelona contra Espanyol, uno de los partidos ligueros que más veces se ha repetido, dado que el Espanyol es fundador de LaLiga. El balance es claramente azulgrana con 101 victorias contra las 34 de los periquitos, apelativo con el que se conoce a los jugadores del Espanyol. Tras el Real Madrid, el Barça y el Athletic Club (que jamás en las 92 ediciones de la Liga han bajado a segunda división) y el Valencia, el Espanyol es el quinto equipo que en más ocasiones ha jugado en primera división: un total de 87 temporadas, por delante de grandes clubs como el Atlético de Madrid o el Sevilla. Jamás se ha proclamado vencedor de LaLiga, pero sí tiene cuatro Copas del Rey en sus vitrinas.
El Espanyol es un club histórico, el primer gol de la historia de LaLiga lo marco José Prats con el equipo catalán. El más mítico de los porteros españoles, Ricardo Zamora, defendió la portería del Espanyol. Dos de los más grandes futbolistas de la historia española, Di Stefano y Kubala, colgaron sus botas en el Espanyol. Y grandes hombres de la historia del deporte y la cultura de nuestro país como Juan Antonio Samaranch –el presidente del COI que se trajo los Juegos Olímpicos a Barcelona– o José Manuel Lara, fundador de Planeta, son parte de la historia del Espanyol. Pablo Porta, presidente de la Federación Española de fútbol, a quien José María García inmortalizo como Pablo, Pablito, Pablete también era perico.
Hoy el Espanyol no es un club de Champions, ser del Espanyol no fue nunca fácil. El Espanyol lo fundó Angel Rodríguez en 1900, unos meses después del nacimiento de su rival, el Barcelona. El motivo fue que Hans Gamper, fundador del Barcelona, no permitía a los jóvenes barceloneses jugar al fútbol en su equipo, era un club exclusivo para la colonia suiza de la Ciudad Condal.
El Espanyol es retratado hoy como un equipo ajeno a la catalanidad oficial dentro de la Comunidad Autónoma, a pesar de tener un fútbol base enraizado en Cataluña como el que más. El Barça es el equipo elegido, el mejor exponente de la Cataluña independentista en el resto de España y en el Mundo. Laporta, presidente del FC Barcelona es un independentista radical y sus predecesores, quizás no tan militantes, siempre se han mostrado dispuestos a apoyar el «derecho a decidir»: ceder el estadio para conciertos de Lluís Llach o permitir el paso por sus instalaciones de cadenas humanas de la Asamblea Nacional Catalana a favor de la separación son algunos de los ejemplos. El Espanyol como club siempre ha adoptado una política institucional más neutral, sin sumarse a los grandes aquelarres independentistas y, si bien en sus instalaciones la bandera española luce por su ausencia, la mayoría de su afición si muestra con orgullo la enseña nacional en el estadio. La tibieza de la propiedad, en manos de una pragmática empresa china, Rastar Group, muy centrada en la gestión y la desafección de la mayoría de la afición ha condenado al Espanyol a ser visto como algo ajeno a Catalunya. Los resultados deportivos del Barça, en comparación con los del club perico, hacen el resto.
La clase política y empresarial catalana critica siempre que puede el palco del Bernabéu, pero no pierde oportunidad de acudir al del Camp Nou. Los medios de comunicación catalanes, tanto los públicos como los privados, dedican todas sus páginas deportivas al Barcelona que, en la práctica, se ha convertido en algo similar a la selección catalana que les gustaría tener a los independentistas. Poco importa si el once perico cuenta con más jugadores catalanes que el del Barça, el club del Camp Nou les parecerá más catalán siempre.
En los últimos años, el mundo institucional catalán ha soñado con que el Girona, mucho más afecto y adaptable a la política oficial catalana, desbancara al Espanyol como segundo equipo catalán y los medios de comunicación le han brindado un apoyo con el que el Espanyol jamás ha contado. Un hermano de Pep Guardiola, exjugador y exentrenador del Barça, hoy en el Manchester City e independentista declarado, es accionista del Girona.
Hace mucho tiempo que la Catalunya oficial sentenció al Espanyol. En 1995 se obligó al club a catalanizar su nombre, pasando de RCD Español a RCD Espanyol como condición sine qua non para poder vender el solar sobre el que estaba el estadio de Sarriá del que el club tuvo que desprenderse para hacer frente a sus deudas, incluso se llegó a especular con el cambio de nombre, para la parte más poderosa de Cataluña que en Barcelona haya un club que se llama Espanyol es inconcebible.
El Espanyol es hoy un club transversal, con seguidores de todos los colores, desde el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, hasta el líder del PSC en Cataluña, Salvador Illa, pasando por el secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull o el exalcalde de Badalona, el popular, Xavier García Albiol, pero su existencia siempre está amenazada. Pocos derbis entre clubs de ciudades son tan desiguales no solo deportivamente sino por como los medios y las instituciones toman partido descaradamente. Xavier Trias, candidato de Junts per Catalunya, a la alcaldía de Barcelona lo resumió hace unos años con la siguiente frase: «Lo peor que te puede pasar es que tu yerno sea del Espanyol».
A pesar del desprecio la rivalidad sigue latente, Gerard Piqué hablo del Espanyol de Cornellá para poner el acento en que el estadio perico está fuera de la Ciudad de Barcelona, Laporta considera el partido de hoy un «derbi metropolitano» negando la condición de equipo barcelonés al Espanyol, la directiva ha prohibido a la afición visitante que vista camisetas del Espanyol en su visita al Estadio culé y los gritos de «a segunda, a segunda» y «perico que vuela, perico a la cazuela» no se dejarán de oír, como todos los años.
Hoy en el césped del Camp Nou se enfrentan mucho más que un equipo con un presupuesto de 1.255 millones de euros, como es el FC Barcelona, contra otro de 80 como es el RCD Espanyol. A pesar de que la directiva se niegue a admitirlo y se ponga de perfil el Espanyol es un síntoma de la resistencia de gran parte de la sociedad catalana a dejarse doblegar por lo que el expresidente del RCD Espanyol, Joan Collet, denomino: «la maquinaria nacional barcelonista».