La economía catalana se está viendo muy afectada por las decisiones políticas de sus dirigentesEuropa Press

Cataluña

El proceso independentista y la mala política lastran la economía catalana

Se crean menos sociedades, se siguen yendo a otras autonomías, y Cataluña solo consigue un 8 % de la inversión extranjera frente al 68 % de Madrid

El Producto Interior Bruto de Cataluña registró un incremento anual en 2022 del 5,5 %. También las exportaciones de Cataluña aumentaron de forma significativa, lo hicieron en un 17,9 %, hasta alcanzar 94.926,7 millones de euros, según los datos del Informe Mensual de Comercio Exterior del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Y también esta comunidad autónoma atrajo el año pasado 619,3 millones de inversión extranjera, el más alto de la serie historia, aunque apenas es un 1,2 % superior a la cifra de 2021.

«Y esto es todo», según apunta el profesor de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, Ferran Brunet. Y es que, por un lado, continúan yéndose empresas de Cataluña y Madrid es la gran beneficiada. El año pasado Cataluña perdió unas 180 y Madrid ganó 190. «Y la otra cuestión es», dice Brunet, «la creación de nuevas empresas». Y en este punto, añade, «Cataluña también va por detrás de Madrid». El año pasado Madrid lideró este ranking y allí se crearon 22.838 empresas frente a las 18.977 de Cataluña. «Entre las que se marchan y las que no se hacen, la diferencia se va haciendo cada vez mayor», apunta el economista.

Otra cuestión a tener en cuenta. Cataluña ha conseguido atraer el 8 % de la inversión extranjera a nivel nacional. En circunstancias normales, dice Ferran Brunet, este porcentaje debería situarse en torno al 30 %. Pero es que Madrid acapara el 68 % de esta inversión. «Cataluña era la zona industrial de referencia para las inversiones extranjeras. Ya no. Y tenemos un problema gravísimo, aunque en Economía esto se suele ver a medio y largo plazo».

Un 4,6 % del PIB

¿Y cómo se ha llegado a esta situación? Por un lado, dice Brunet, están los costes del llamado procés: el caos político, la inseguridad jurídica y la polarización espantaron a muchas empresas e inversores. Según cálculos de este economista, el desafío separatista costó a Cataluña un 4,6 % del PIB entre 2010 y 2020. Y otros datos a tener en cuenta son los del Colegio de Registradores, y que recogen que Madrid tiene un saldo positivo de sociedades que trasladaron sus sedes desde 2008, al contrario de lo que sucede con Cataluña. Ese año por poner un ejemplo, Madrid ganó 404 mientras que Cataluña perdió 268. Sin lugar a dudas fue 2017, el año del referéndum ilegal, el que marcó la gran diferencia. Entonces se fueron de la comunidad autónoma catalana casi 2.900 empresas, mientras que Madrid consiguió 1541. Y al año siguiente la sangría para Cataluña fue de 1.892 sociedades, frente a las 1.267 que ganó Madrid. Empresas que se fueron, empresas que no se crearon e inversiones que no vinieron, apunta Brunet, un «cóctel» que lastra el crecimiento.

Y una vez superado el momento álgido del proceso independentista, Cataluña no acaba de coger el pulso a la economía. «Eso es la decadencia», explica el economista. «No se trata de precipitarse al vacío, caer bruscamente; pero sí de ir perdiendo poco a poco, aunque de forma constante, el empuje», y eso, dice Ferran Brunet, es lo que le está pasando en esta Comunidad. Ha influido, por supuesto, el procés, pero tampoco ayudan las decisiones económicas. Para empezar, porque estas decisiones en Cataluña van «muy lentas». El profesor de Economía nos dice que «desde que se inicia un expediente hasta que se cierra, tiene que pasar por tantos chiringuitos que, por este motivo, todo el proceso se alarga tanto».

Desde que se inicia un expediente hasta que se cierra, tiene que pasar por tantos chiringuitos que todo el proceso se alarga

Un ejemplo es el aeropuerto de Barcelona. En marzo de 2007 se celebró un gran acto en IESE que reunió a más de un centenar de entidades de la sociedad civil catalana y a unos 800 empresarios y directivos para reclamar la ampliación del aeropuerto y convertirlo en un «aeropuerto de primera». Pero 16 años más tarde no se ha avanzado demasiado y no parece que lo vaya a hacer a corto plazo. ERC no está por la labor de aceptar una ampliación de esta infraestructura, al menos en los términos que proponía AENA, y en el acuerdo que firmaron con el PSC sobre los presupuestos se limitaron a estudiar medidas para «modernizar» El Prat y que tenga «más capacidad». Desde entonces ha aparecido alguna propuesta más, siempre desde la sociedad civil, como construir otra pista en el mar; o potenciar los aeropuertos de Gerona y Reus.

Altos impuestos

Luego está, dice Brunet, el aspecto impositivo. Cataluña es un «infierno fiscal». Tiene quince impuestos propios, más que ninguna otra comunidad autónoma, y que aunque no «tienen una gran capacidad recaudatoria», sí consiguen que «los objetivos pasivos» de estos impuestos se vayan a otras comunidades autónomas, como Madrid (que no tiene ningún impuesto propio) o Andalucía. «Les están dando todos los incentivos para que se vayan las empresas», dice Brunet. De hecho, según la consejería de Economía, la recaudación en el 2021 de los tributos propios fue de 295,6 millones de euros, lo que supone el 1,1 % de los ingresos de la Generalitat.

Más ejemplos. Un catalán que se compre un piso de segunda mano va a pagar un 66 % más que un madrileño en concepto de ITP (Impuesto de Transmisiones Patrimoniales); y en concepto de IRPF un catalán también va a pagar un 11 % más que un madrileño (comparando los tipos máximos). Estos datos son los que ofreció la patronal Foment del Treball en un acto en el que esta entidad anunciaba la creación de un grupo de expertos para analizar la fiscalidad en Cataluña y hacer una propuesta de reforma en este ámbito, para que la comunidad gane en competitividad.

Según el profesor Brunet «lo inteligente es poner tipos impositivos bajos. De este modo el capital te viene aquí y recaudas más. Pero no. Aquí se está haciendo lo contrario y lo que consigues es que al mismo nivel que subes los tipos impositivos, aumentas también los incentivos de la gente para huir». Para el economista los políticos en Cataluña «parecen críos malcriados y sin límites, a los que sólo les gusta demostrar que aquí mando yo».

Y mientras tanto, otras autonomías como Madrid o Andalucía sí están bajando impuestos y eso se traduce en más inversiones. «No hay que inventar grandes cosas, sino copiar lo que se está haciendo bien en otros sitios. Pero como somos infantiles y de economía no tenemos ni idea… pues así estamos», dice Ferran Brunet.

Imagen negativa

Tampoco ayudan, apunta, reportajes como el del Financial Times, que denunciaba que Barcelona había perdido el rumbo en cuanto a gestión de ciudad (con un incremento de la inseguridad, de la basura, con problemas de movilidad en la ciudad); pero también económico, por el proceso independentista y por la política del ‘NO’ de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Para Brunet, este reportaje, por la mala imagen que se refleja de la capital catalana, puede costar «millones en inversión extranjera».

Inversiones que se escapan, como las de Israel. Hace cinco años Cataluña acaparaba el 80 % de inversiones de Israel en España. Ahora apenas alcanzan el 5 %. Y como telón de fondo está la decisión de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, de romper de forma unilateral las relaciones con el Estado de Israel para protestar por el «apartheid» que, a su juicio, este país practica contra los palestinos.