Cataluña, entre la envidia al cupo vasco y la resignación por una sangría empresarial que no cesa
La región fue en el primer trimestre de 2014 la región con mayor saldo negativo de traslados de sede social, con 84 bajas netas
«Si hubiera que definir la situación en una palabra, sería decadencia. Decadencia en un contexto de caos político». Así resume la situación de Cataluña Ferrán Brunet, doctor en Economía y Administración de Empresas. Brunet, también profesor de Economía Aplicada en la Autónoma de Barcelona y responsable de Economía y Empresa de Societat Civil Catalana (SCC) se muestra poco optimista de que las próximas elecciones en Cataluña vayan a suponer un cambio de paradigma a nivel económico en una región que, según destaca, ha visto recortado un 5,2 % su PIB por causa del proceso secesionista de 2017.
Aunque Cataluña creció por encima de la media en 2023, con un 2,7 % frente al 2,5 % del total nacional, la brecha de su PIB en comparación con Madrid no ha parado de incrementarse desde 2017, como demuestran los datos de la contabilidad regional de España, pasando de 1.084 millones de euros en 2017 a 6.559 en 2022. Mientras su PIB per cápita se mantiene en 32.550 euros, frente a los 38.435 de la capital, según cifras de CaixaBank Research.
«Todos los indicadores en relación a Madrid son peores en Cataluña», lamenta Brunet en conversación con El Debate, poniendo el foco también en la inversión, que apenas supone el 8 % del total nacional. El también autor de Economía del separatismo catalán culpa directamente al proceso soberanista de la situación, «que ha generado inestabilidad política y pérdida de competitividad». Y avisa de que la situación, lejos de ser solo mala para Cataluña, «también es malísima para España, porque el país no se puede permitir que Madrid sea el único centro económico».
La situación, lejos de ser solo mala para Cataluña, es malísima para España. No nos podemos permitir un único centro económicoDoctor en Economía
Preocupa especialmente la situación de la deuda catalana, la más elevada del país en términos absolutos. Con cerca de 86.000 millones de euros, representa por sí sola el 26,4 % de la deuda autonómica española, según un reciente informe de Equipo Económico, y está en su inmensa mayoría en manos del Estado. De ahí que el Gobierno haya apostado por una condonación de hasta el 20 % de la deuda de la comunidad autónoma.
Riesgo moral
Como condición de ERC para investir a Pedro Sánchez, el pasado mes de noviembre, el Estado asumirá 15.000 millones de pasivo y otros 1.300 en intereses, entre otras concesiones. La medida, según Jorge Vindel, analista de Equipo Económico, «está lejos de estar basada en la aplicación de criterios económicos basados en el interés general y fomenta el riesgo moral», un concepto económico en el que los sujetos, en este caso la Generalitat, no sufre las consecuencias de sus propias acciones.
Tanto ERC como Junts achacan su elevado nivel de deuda a la imposibilidad de recaudar y gestionar sus propios impuestos, como sucede en el País Vasco y Navarra mediante el concierto y el cupo. La Generalitat presentó, el pasado marzo, un plan para recaudar el 100 % de los tributos, algo que ya había exigido Junts a Pedro Sánchez. Según aseguró la consejera de Economía, Natalia Mas, dicha medida sería compatible con el Estatuto y la Constitución, lo que rechazan los expertos.
No es viable que una comunidad asuma el 100 % de los impuestos sin una modificación de la ConstituciónPresidente de Gestha
«No es viable que una comunidad asuma el 100 % de los impuestos sin una modificación de la Constitución. Una situación como esta quebraría el régimen. Tendríamos que modificar el sistema de forma radical y en este momento quizá no es lo más oportuno», considera Carlos Cruzado, abogado, presidente del sindicato de técnicos de Hacienda, Gestha, y autor del libro Los ricos no pagan IRPF. A su juicio «esta propuesta rompe con el actual sistema no sería viable», a pesar de que, como apunta, «tenemos un sistema fiscal bastante descentralizado, sin llegar a ser federal, pero parecido».
Sangría empresarial
La comunidad sigue, además, sufriendo los efectos de la sangría empresarial que comenzó en octubre de 2017. Más de 8.000 empresas abandonaron Cataluña tras el 1 de octubre, y siguen haciéndolo. Según los últimos datos del Colegio de Registradores, Cataluña fue en el primer trimestre de 2014 la región con mayor saldo negativo de traslados de sede social, con 84 bajas netas. Por el contrario, Madrid ganó 151, 43 la Comunidad Valenciana y 24 Baleares.
Pese a que Junts ha tratado de imponer a Pedro Sánchez un plan para impulsar a que las grandes compañías retornen su sede social, gigantes como Sabadell o CaixaBank han confirmado públicamente que no está entre sus planes. «No volverán. Todo el mundo se siente muy cómodo donde está», reconocía recientemente el exconsejero de la Generalitat y gurú del nacionalismo Andreu Mas-Colell en un congreso organizado por el Colegio de Economistas de Cataluña. «Alguna empresa volverá, pero muchas otras siguen marchándose», asegura Ferrán Brunet, que resalta además que, más allá de los traslados, los empresarios prefieren crear las nuevas sociedades en Madrid, Zaragoza y Castellón.
Para Brunet los partidos deberían poner el foco en dos problemas: la falta de infraestructuras, con Renfe y los túneles de Collserola como ejemplo, y el reto demográfico. «Hay 22 comarcas donde muere más gente de la que nace. Y en ninguna comarca catalana la renta per cápita ha crecido, entre 2009 y 2021, como en la media española. Es un desastre absoluto», resalta.