La candidata de la CUP a la Generalitat, Laia Estrada, en la rueda de prensa organizada por EFE.

La candidata de la CUP a la Generalitat, Laia Estrada, en la rueda de prensa organizada por EFE.EFE

Elecciones en Cataluña

La CUP, pieza clave tras el 12-M: sus tres condiciones irrenunciables para hacer presidente a Puigdemont

La formación de izquierda independentista puede ejercer de árbitro en el puzle de pactos postelectoral

En el complejo puzle postelectoral que se abrirá en Cataluña tras los comicios de este domingo, la formación de izquierda independentista CUP puede jugar un papel clave, según los datos recogidos en las últimas encuestas publicadas esta semana. En concreto, el sondeo electoral de Target Point para El Debate, publicado este lunes, da a la candidatura liderada por Laia Estrada cinco escaños.

Todos los sondeos dan como ganador al candidato socialista, Salvador Illa, pero muy lejos de la mayoría absoluta. En este sentido, Illa necesitaría pactar para ser investido presidente, algo que –según sus últimas declaraciones– buscaría hacer a través de un «tripartito de izquierdas» con ERC y los comunes. También podría tratar de pactar con Puigdemont, algo a lo que se ha abierto en algunas ocasiones durante la campaña, aunque en otras haya tildado al ex presidente de «bloqueo».

Frente a la opción de Illa, no obstante, se abre otra opción factible: un frente independentista que reuniese a Junts, ERC y la CUP. En el caso de que estos tres partidos lograsen su mejor resultado en las horquillas previstas por la encuesta de Target Point, obtendrían una mayoría suficiente para bloquear un gobierno de Illa en segunda votación y forzar una investidura del presidente fugado.

Se trata, además, de las mismas tres formaciones que ya pactaron en 2021 para hacer presidente a Pere Aragonès, aunque en esta ocasión el «sí» de la CUP parece venderse más caro. Así lo hacía saber su candidata este miércoles en la rueda de prensa organizada por la Agencia EFE, en la que advirtió de que no investirán a Puidgemont «si pretende volver para dar continuidad a las políticas de Junts», que considera «la CiU de toda la vida».

Tres condiciones

En concreto, Estrada supedita su apoyo a Puigdemont –y a cualquier otro candidato– a tres condiciones. La primera, dijo es «dar respuesta a los retos de la emergencia climática y al empobrecimiento general de la población», algo que la candidata cupaire liga al rechazo a macroproyectos como el Hard Rock, el cuarto cinturón o la ampliación del aeropuerto de El Prat.

La candidata de la CUP, Laia Estrada, en la sede de EFE.

La candidata de la CUP, Laia Estrada, en la sede de EFE.EFE

La segunda condición de la CUP es «volver a hacer política desde casa nuestra», ya que consideran que en las últimas legislaturas «el foco se ha puesto en Madrid». «Lo hemos dicho de forma muy clara: podemos llegar a acuerdos si es para avanzar en nuestro proceso de independencia», añadía Estrada.

Por último, ponen como condición el rechazo frontal al partido de Salvador Illa. «El PSC y su programa quedan fuera de cualquier acuerdo», insistió Estrada, para quien el programa socialista está protagonizado por los macroproyectos –algo que considera «negacionista de la emergencia climática»– y por un programa «de derechas y españolista», cercano a los postulados lingüísticos de Ciudadanos.

En este sentido, lamentó que –a su juicio– no haya diferencias sustanciales entre los programas de Junts y PSC: «Avanzar en nuestro proceso de autodeterminación y recuperar agenda propia nacional y social son propuestas que no encajan con la agenda de macroproyectos sin sentido de utilidad pública que está proponiendo Junts», abundó.

Otras formaciones

Estrada se ha mostrado abierta a pactar con los Comunes, aunque considera la idea de un tripartito con ERC y PSC un sinsentido. Sobre el nuevo partido independentista con opción a entrar en el Parlament, Aliança Catalana (AC), Estrada muestra un rechazo frontal. Este miércoles, la CUP firmaba junto a PSC, ERC, Junts y Comunes un pacto de «unidad contra la extrema derecha», en el que se comprometen a «no legitimar» ni a Vox ni a AC.

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