Historia
Joan Baptista Cendrós, el «fascista catalán» que fundó Ómnium Cultural
Un repaso a la historia de la entidad independentista desde el prisma del que fue uno de sus principales impulsores
Hasta no hace muchos años la marca cosmética utilizada por la mayoría de los hombres se llamaba Floïd. Aún hoy en día existe pero, para muchos, utilizarla es vintage. En el recuerdo quedan algunos eslóganes como «Aún quedan hombres con hombría», «Damas, aún existen caballeros» o «Yo, Floïd». La empresa que lo fabricaba era Haugón Centifical SA. Sobre ella y uno de sus propietarios hablaremos más adelante.
En 1961, en pleno franquismo, un grupo de personas vinculadas con el régimen decidieron crear una organización cultural para promocionar la lengua y la cultura catalana. Así, el 11 de julio de 1961 se fundó Ómnium Cultural. ¿Qué ilustres miembros del régimen la fundaron?
Estaba Luis Carulla Canals, fundador de Gallina Blanca, que se enriqueció con los cubitos Avecrem, conocidos anteriormente como Gallina d’Or. También Félix Millet, vinculado con el Palau de la Música, Orfeó Català y el Banco Popular, y Joan Vallvé Creus, director gerente de Metales y Platerías Ribera, que se dedicaba a acuñar la peseta en una fábrica del barrio del Poblenou de Barcelona. Y Pau Riera Sala, propietario de la empresa textil del algodón Tecla Sala.
Joan Baptista Cendrós
El alma mater de la creación de Ómnium Cultural, no obstante, fue Joan Baptista Cendrós Carbonell. Y aquí volvemos al principio. La fortuna de Cendrós venía de ser propietario de Haugón Centifical SA. Esto es, se hizo rico vendiendo Floïd por toda España.
Una de las personas vinculadas al procés, a la antigua CiU y a los trapos sucios del 3 % y otros escándalos es su nieto, David Madi Cendrós. Así pues, tenemos una serie de empresarios que se enriquecieron con el franquismo, pero se consideraban separatistas.
Ellos se sentían separatistas y catalanistas, pero otros no pensaban lo mismo. ¿Por qué decimos esto? Félix Millet huyó de Cataluña por miedo a que ERC lo fusilara y acabó luchando en el bando franquista. Luis Carulla, que ya fabricaba sus concentrados de caldo, fue perseguido por el simple hecho de ser el amo de un modesto obrador en Barcelona. Para evitar que lo fusilaran buscó refugio en casa de unos amigos de la calle Comte Borrell de Barcelona, donde permaneció escondido toda la guerra. Cendrós, por su parte, era amigo de Dionisio Ridruejo.
Entidad revolucionaria
Ómnium Cultural nació como una entidad revolucionaria de opinión a la dictadura franquista. Estaban en contra del régimen que los hizo ricos. Su primer presidente fue Cendrós. En 1963, Ómnium decidió impulsar una campaña en defensa de la lengua catalana.
Por eso le enviaron una carta al general Agustín Muñoz Grandes que, desde 1962, era vicepresidente del Gobierno. Los firmantes le pedían que se estudiara catalán en todos los centros públicos y privados de enseñanza primaria, y la asignatura de la propia lengua en los centros de enseñanza secundaria y superior; que se publicaran diarios en catalán, y que los organismos públicos lo pudieran utilizar con normalidad.
Como consecuencia de la carta Ómnium Cultural fue declarada una organización prohibida. Esto, a Cendrós, le importaba poco. Para conocer un poco más a este personaje transcribiremos parte de una conversación que mantuvo durante una comida. En ella dijo que «yo soy un fascista catalán, yo soy un nazi catalán, y no acepto nada de España y pienso que todo lo que se haga para matar a los castellanos es bueno».
ADN del separatismo
Este comentario, de 1966, forma parte del ADN del separatismo catalán, el cual vimos durante los años duros del procés. Cendrós no quería saber nada de España y quería matar a los castellanos. Eso sí, con la boca pequeña, pues Floïd se vendía en toda España y los castellanos eran sus clientes.
Después de una batalla jurídica, en 1967 Ómnium Cultural volvió a la legalidad. Ese año abrió delegaciones en Cataluña, Baleares y Comunidad Valenciana. En 1969 se creó el Premio d’Honor de les Lletres Catalanes. También crearon la Nit de Santa Llúcia, donde se daba el premio Sant Jordi de Literatura. Además fundaron el premio Folch i Torres de narrativa infantil, el premio Joaquín Ruyra de narrativa juvenil o el premio Josep María de Segarra de teatro.
Cendrós adquirió la Editorial Ayma y Proa, y fue vicepresidente de la Fundación Enciclopedia Catalana. Fue también de los fundadores de Banca Catalana. Durante el proceso judicial contra sus miembros -entre los cuales estaba Jordi Pujol- sufrió una embolia, y el 9 de julio de 1986 un ataque de corazón acabó con su vida. Su hija, Rosa María Cendrós, culpó a la petición de procesamiento de la muerte de su padre.
De las muchas delegaciones que abrió Cendrós, una de ellas fue la de París. En una cena con Josep Tarradellas, éste le pidió que la cerrase. Cendrós miró a Tarradellas y, ni corto ni perezoso, le contestó: «Mire, president, os lo diré de una manera bien catalana. El piso lo hemos abierto porque a mí me ha salido de los cojones y lo cerraremos cuando a mí me salga de los cojones».