Varias personas votan durante el congreso de Esquerra Republicana de Catalunya, en la Fira de Lleida, a 28 de enero de 2023, en Lleida, Cataluña (España). Durante el congreso se debaten y votan la hoja de ruta del partido para los próximos cuatro años, que incluye la apuesta por un referéndum pactado con una participación mínima del 50% y un umbral mínimo del 55% a favor del 'sí' para declarar la independencia. Esta es una de las propuestas que incluye la ponencia política, titulada 'La vía democrática del referéndum', y que se inspira en el referéndum de independencia de Montenegro --una referencia que la cúpula republicana optó por incluir por el reconocimiento que obtuvo a escala internacional--.
28 ENERO 2023;PUERTO DE PONTON;NIEVE;INVIERNO;FRIO;TEMPORAL
Marc Trilla / Europa Press
(Foto de ARCHIVO)
28/1/2023

Varias personas votan con cartulinas durante un congreso de ERC en 2023Europa Press

Día decisivo para ERC: unos 8.200 militantes votan si investir a Illa entre críticas externas e internas

Voces prominentes del partido se han pronunciado tanto a favor del «sí» como del «no»

Los cerca de 8.200 militantes de ERC tienen en sus manos el futuro político de Cataluña. Este viernes, las bases republicanas están llamadas a una consulta en la que decidirán si avalan o no el preacuerdo entre su partido y el PSC para investir al socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat.

La pregunta que ERC planteará a sus bases es: «¿Estás de acuerdo en que Esquerra Republicana vote a favor de la investidura del candidato socialista a cambio de la soberanía fiscal, la promoción y protección de la lengua catalana, la Convención Nacional para la resolución del conflicto político y el resto de medidas acordadas?».

La votación comenzará a las 10 horas y se alargará hasta las 19 horas telemáticamente, aunque se habilitarán también puntos físicos en sedes del partido para aquellos militantes que quieran votar presencialmente. La previsión es que el escrutinio sea breve y que a las 19,30 horas la cúpula del partido comparezca en rueda de prensa para anunciar si hay fumata blanca.

Resultado incierto

Cabe destacar que, a pocas horas de que empiece, el resultado no está claro, ni mucho menos. A pesar de la tentación de pensar en una consulta a la militancia de este tipo como un mero trámite, en el caso de ERC no es así, por las circunstancias tanto internas como externas que rodean a este preacuerdo. En primer lugar, está la reticencia de los votantes independentistas a dar apoyo a quien consideran «el candidato del 155».

Esta es, por ejemplo, la postura del Colectivo Primer d’Octubre, la agrupación de militantes de ERC que más ha alzado la voz contra el acuerdo. Este mismo jueves publicaban un comunicado en el que pedían votar «con la cabeza, el corazón y el hígado» para no investir «al candidato más españolista que ha optado nunca a la presidencia de la Generalitat».

Otra reticencia entre los militantes de ERC es la desconfianza hacia los socialistas y el temor a que, una vez conseguidos sus votos para la investidura, se olviden de sus compromisos.

Señalan, por ejemplo, que Pedro Sánchez sólo ha dado cumplimiento a los acuerdos que firmó con ERC para su propia investidura estos últimos días, cuando necesitaba pergeñar un nuevo acuerdo con los republicanos. Para atajar esta última duda, Marta Rovira anunciaba este jueves la existencia de un «plan B» en caso de que la reforma legislativa necesaria para sacar adelante

El tercer elemento que puede hacer tambalear la votación es la propia situación de crisis interna del partido. Tras la debacle electoral del 12-M, ERC se sumió en una guerra por el liderazgo entre el sector del expresidente Oriol Junqueras y el de Rovira que, aunque soterrada, sigue abierta. Cabe destacar que Junqueras no ha hecho pública su postura ante el pacto, aunque tampoco lo ha torpedeado, limitándose a hacerse eco de las dudas sobre el cumplimiento de las medidas por parte del PSOE y a mostrar su «respeto» por el trabajo del equipo negociador.

Este tumulto interno se ha visto exacerbado, además, por la crisis de los carteles que atacaban a los Maragall y la revelación de que ERC cuenta desde hace años con una estructura B dedicada a la guerra sucia y a los ataques de falsa bandera. El cóctel que produce todo ello puede llevar a que algunos lean esta consulta en clave de apoyo a la actual cúpula de ERC: perder la votación haría muy complicada la continuidad de los líderes que han traído al partido hasta esta situación.

A favor y en contra

En las horas previas a la votación, se han pronunciado varias figuras prominentes de ERC mostrando su adhesión o no al preacuerdo, más allá del perfil de Junqueras. Entre los que defienden el «sí» están, como era de esperar, la actual cúpula del partido, con nombres como la propia Rovira, el presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, o varios consellers. También la secretaria general adjunta y portavoz de ERC, Marta Vilalta, o el presidente del grupo parlamentario republicano, Josep Maria Jové.

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, también ha adelantado su «sí», aunque la diputada en Madrid Pilar Vallugera ha dicho que no lo apoyará. Tampoco darán apoyo al pacto el exconseller Alfred Bosch o el exalcalde de Tarragona Pau Ricomà, y ha habido reacciones viscerales dentro de la organización juvenil del partido, Jovent Republicà, incluso amenazando con votar «no» en la investidura aunque el acuerdo prospere.

Escenarios de futuro

Si gana el «no», ERC se levantará de la mesa de negociación, según llevan días advirtiendo. Dada la imposibilidad manifiesta por ambas partes de lograr una suma entre Junts y PSC, Cataluña se vería abocada a una repetición electoral, que tendría lugar el 13 de octubre. ERC iría a estos comicios sin candidato definido y con las presiones de Junts para formar parte de una lista unitaria.

Si gana el «sí», Salvador Illa debería cumplir con el requisito formal de comunicar al presidente del Parlament, Josep Rull, su voluntad de someterse a la investidura. Rull debería llevar a cabo una nueva ronda de consultas, convocar a la Diputación Permanente y fijar el día de la sesión de investidura. Si todo fuera lo más deprisa posible, esto sería el lunes, el martes y el miércoles, respectivamente, pero hay un factor más en juego: Carles Puigdemont.

El expresidente de la Generalitat y líder de Junts ha asegurado por activa y por pasiva que asistirá a la votación de investidura, cruzando la frontera y arriesgándose a ser detenido, ya que aún pesa sobre él una orden judicial. Puigdemont pretende con este gesto sabotear la investidura y presionar a los republicanos, poniéndoles entre la espada y la pared: ¿investirían a un candidato socialista mientras el «presidente legítimo» está encarcelado?

Para esta estrategia cuenta con la complicidad de Rull, miembro de su partido. Por su cargo, Rull controla los tiempos, por lo que hará cuadrar el calendario de la investidura del modo que sea más favorable a su líder.

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