Un vehículo del Ejército en las inmediaciones de la Feria de Valencia, este martesEuropa Press

Economía

Las empresas catalanas miran con temor el caos en Valencia

La Comunidad Valenciana y Cataluña mantienen desde siempre una intensa relación comercial

El desastre provocado por la DANA y la gestión posterior de la misma va mucho más allá de lo humanitario y también afecta a la economía. Cataluña y la Comunidad valenciana políticamente siempre se han mirado con recelo y distancia, pero económicamente hablando están interconectadas.

No es casualidad que la Comunidad Valenciana sea el segundo destino de las empresas catalanas que desde 2017 han decidido cambiar su sede social y fiscal a otros lugares de España en busca de mayor seguridad jurídica, un trato fiscal menos agresivo y mayor celeridad administrativa.

Alrededor de 1.000 empresas siguieron el camino de CaixaBank y el Sabadell. La gran mayoría de ellas, como Mediolanum o MRW, no son cotizadas, están cómodas en Valencia y viven lo que está sucediendo como un drama propio.

Barcelona y Valencia tienen dos de los tres primeros puertos de España. A través del siempre inacabado Corredor Mediterráneo hay cuatro millones de personas que viajan anualmente de Barcelona hacia la Comunidad Valenciana, y viceversa. Este intenso intercambio hace que Cataluña sea el primer cliente de la Comunidad Valenciana, y para los catalanes la Comunidad Valenciana es su mercado más importante.

Datos preocupantes

En este contexto de intensa relación empresarial, desde Cataluña se ve con gran preocupación los datos ofrecidos por la Cámara de Comercio de Valencia. Según estos, en las zonas afectadas hay 123 polígonos y parques empresariales donde se ubican el 17,8% de las empresas de la provincia de Valencia, muchas de las cuales son clientes o proveedores de empresas catalanas.

Desde el Ministerio de Trabajo se han anunciado medidas de ayuda a los trabajadores, así como ERTES pero no se ha concretado aún ningún otro plan para las empresas. Algunas entidades financieras han ofrecido líneas de ayuda, pero estos movimientos son paliativos no evitan la parada de cadenas de producción que afectan a empresas catalanas en el sector de la automoción y alimentario, principalmente.

Las conexiones férreas y por carretera entre Valencia y Barcelona están operativas al 100% pero los accesos a los municipios afectados y sus zonas industriales están colapsados y la mayoría de las empresas no han reprendido su actividad productiva desde la semana pasada.

Entre las empresas de transporte que debían realizar entregas de mercancías en Valencia hay también preocupación, pero aún no se ha cuantificado el volumen de pedidos paralizados.

Desde sectores empresariales valencianos se ha recibido sin sorpresa y con bastante desprecio las declaraciones de políticos independentistas catalanes como Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay -quien califico a Valencia de colonia de España- o Gabriel Rufián, que han aprovechado la situación para situarse en plano de superioridad e intentar dar lecciones y hablando como si «Valencia fuera suya».