«Ánimo, Roberto, que morimos por Cristo»: los tres hermanos asesinados por los republicanos en Cataluña

Entre las víctimas de la guerra civil del bando republicano, olvidadas a menudo en los recuentos y estadísticas oficiales, se cuentan tres hijos de Luis Fernando de Alós, que recibió el título pontificio de marqués de Dou de manos del Papa León XIII. Miembro de la Real Academia de Historia y perteneciente a la Real Maestranza de Caballería de Valencia, formaba parte del consejo de redacción del periódico El Correo Catalán.

Luis Fernando de Alós estaba casado con Gertrudis de Dou y de Moner, familia por parte de madre del beato dominico Dalmacio Moner, natural de Santa Coloma de Farnés. También, por parte de padre, del doctor Ramón Lázaro de Dou, a quien el Ayuntamiento de Barcelona dedicó una calle. Durante la guerra civil fueron asesinados tres de sus hijos, y un nieto murió en combate.

Manuel de Alós y de Dou

El mayor de los tres hijos asesinados nació en Barcelona el 1 de enero de 1869. Era sacerdote, ecónomo y beneficiado de San Francisco de Paula, y fundó la Obra de la Visitación de Nuestra Señora. Al estallar la guerra civil se refugió en casa de un amigo que vivía en la calle Junqueras número 15 de Barcelona. Allí lo detuvieron el 3 de noviembre de 1936.

La patrulla de control lo llevó a la comisaría que había en la calle Ancha y luego a la checa de San Elías. Según testimonio, recibió tortura. En el acta de defunción, fechada el 6 de febrero de 1945, emitida por el juez municipal del Juzgado número 4 Vicente Otero Valcárcel, se puede leer: «Desaparecido en la primera quincena del mes de noviembre de 1936». La realidad es que de San Elías lo trasladaron al cementerio de Montcada i Reixach, donde fue fusilado el 13 de noviembre de 1936.

José María de Alós y de Dou

Nacido en Barcelona el 15 de enero de 1873, también era sacerdote, beneficiado de la parroquia de Santa María del Mar. Al estallar la guerra civil se refugió en la misma casa que su hermano Manuel, donde vivía el abogado, publicista e historiador Joaquín de Bolós y Saderra.

El 3 de noviembre de 1936 también se lo llevaron a él, así como a Bolós y a su hija Remedios de Bolós a la comisaría de la calle Ancha, y de allí a la checa de San Elías. Dejaron marchar, días después, a Joaquín Bolós, gravemente enfermo y a Remedios. Bolós falleció a principios de 1937 a los ochenta años.

Remedios de Bolós contó, posteriormente, que Manuel y José María habían sido torturados durante su estancia en San Elías. Ambos fueron fusilados en el cementerio de Montcada i Reixach el 13 de noviembre de 1936. Aquel mismo día también fusilaron, con los hermanos Alós, a José Dachs Carné, quien fuera secretario del obispo Josep Torras i Bages, canónigo de la catedral de Tarragona y cuñado del político y presidente de la Mancomunidad de Cataluña Enric Prat de la Riba.

Francisco Javier de Alós y de Dou

El hermano menor nació en Barcelona el 10 de agosto de 1881. Abogado, se casó con María de las Nieves de Bobadilla y Muns, de la casa barcelonesa de los condes de Vallcabra y de los marqueses de Campmany, siendo su tío Manuel de Llanza y Pignatelli de Aragón, duque de Solferino.

El matrimonio tuvo a Mauricio, Luis Fernando, María del Pilar, Francisco Javier y Mercedes. Miembro de las Conferencias de San Vicente Paúl y de la Real Maestranza de Caballería de Valencia. Por motivos profesionales se quedó en Barcelona, mientras su familia se refugió en Cascante (Navarra).

A los pocos días de estallar la guerra civil fue perseguido, teniendo que abandonar su casa, en la calle Escudillers 10 bis de Barcelona, que quedó expoliada. Se refugió en casas amigas, cambiando constantemente de domicilio. Previendo su próximo fin, visitó a un amigo al que le confió la medalla-escapulario que siempre llevaba al cuello.

Lo detuvieron junto con su primo José Benito de Alós y Mateu, hijo del marqués de Alós y Llió, y el cuñado de este último, Joaquín Bruguera y Sarriera, hijo de Roberto de Bruguera y de Alemany y de María de las Mercedes de Sarriera y de Bassa, siendo trasladados a los cuarteles de Pedralbes.

De allí fueron trasladados a la carretera de Cornellá. Allí recogieron al sepulturero. En la misma carretera los hicieron bajar del coche, estando aquella escena iluminada por los focos de otro vehículo. Acto seguido, fueron asesinados. Al despedirse de su sobrino, Roberto de Llanza y de Bruguera, le dijo: «Ánimo, Roberto, que morimos por Cristo».

El juez municipal de Cornellá procedió a levantar sus cuerpos e inscribir su defunción, describiendo como señal de identificación de Francisco Javier de Alós, que llevaba un rosario al cuello. Sus restos mortales fueron inhumados en la Basílica de Santa María del Valle de los Caídos.

Roberto de Llanza se salvó de ser fusilado porque era menor de edad, tenía 17 años, y se compadecieron de él. Pocos días después pasó a zona nacional y se incorporó al Tercio de Nuestra Señora de Montserrat. Allí ya servía el hijo de Francisco de Alós, el alférez Mauricio de Alós y de Bobadilla, perito agrícola. Había nacido en Barcelona el 29 de abril de 1914. Pertenecía a la Congregación Mariana de Barcelona, a la Obra de Ejercicios Espirituales y a distintas asociaciones de Apostolado Parroquial.

En la madrugada del 24 de agosto de 1937, cuando se inició el gran ataque rojo contra Codo, el alférez Alós de Bobadilla tenía el mando de la 2ª Sección de la 1ª Compañía, estando bajo su responsabilidad la defensa de las posiciones «Pajar», «Granero» y «Tapia Heras», situadas en el parte N.O. del pueblo.

Como escribió Roberto de Llanza: «Y salió el primero. Detrás de él, seguimos unos treinta… Al poco tiempo le vi con la camisa empapada en sangre: «¡Adelante!» gritaba… y por doquier, gemidos, gritos, vivas, disparos, polvo, calor … Luego le vi caer… y ya no le vi más». Era el 25 de agosto de 1937.