El laberinto catalán
El PSC se atasca en Cataluña: sin socios, sin presupuestos y sin capacidad de desarrollar su programa
Cinco meses después de la toma de posesión de Illa, sus grandes proyectos aún están por empezar
Las alarmas se han encendido en la calle Pallars de Barcelona, sede del PSC, y en la plaza de Sant Jaume, donde está el Palau de la Generalitat de Cataluña. Salvador Illa llegó al gobierno catalán con un programa de cambio muy ambicioso que incluía una reforma de la administración, la construcción de 50.000 viviendas antes de 2030 o alcanzar una plantilla de 25.000 mossos d'esquadra.
Sin embargo, cinco meses después de su toma de posesión nada de todo esto está en camino de ejecutarse, porque el PSC, que logró el apoyo de ERC y los Comunes-Sumar para la investidura, no cuenta con apoyos parlamentarios para aprobar los presupuestos.
Cataluña sólo ha tenido cuatro presupuestos en doce años. Illa, que no quiere sufrir las mismas derrotas que Pedro Sánchez en el Congreso, va a renunciar a los presupuestos de 2025. Los que van a quedar en vigor no son los de 2024, que tampoco se aprobaron, sino los de 2023.
La consejera de economía, Alicia Romero, ha pedido a los grupos que, como mínimo apoyen unos decretos que permitan actualizar las partidas, y que el Govern tenga un cierto margen de maniobra, pero, a día de hoy, esta posibilidad es también muy remota.
ERC, escaldada
ERC, con el retorno de Oriol Junqueras a la presidencia del partido, y a la espera de que la amnistía le quite la inhabilitación que le permita volver a ser candidato a la presidencia de la Generalitat, está escaldada por los incumplimientos de los socialistas. Hasta que la «financiación singular» no tome forma, no están dispuestos a apoyar las cuentas de Illa.
El consejo de política fiscal y financiera que debe celebrarse en pocas semanas en Barcelona, en el que está previsto que se aborde la quita del 20% de la deuda del FLA a todas las comunidades autónomas no es suficiente para ERC, que ve como Junts está forjando una imagen de partido capaz de doblegar a Sánchez y no quiere quedarse atrás.
Los Comunes están en mejor disposición para apoyar a Illa, pero su voto no es suficiente para llegar a los 68 necesarios para aprobar las cuentas en el Parlament. A pesar de todo, los de Yolanda Díaz, Gerardo Pisarello y Jaume Asens tampoco se lo ponen fácil a Illa, porque a cambio de apoyar los presupuestos quieren un régimen sancionador para propietarios de pisos de condiciones inaceptables.
Este régimen tendría efectos demoledores en el mercado inmobiliario. Como añadidura, los Comunes vinculan la aprobación de las cuentas catalanas a las del Ayuntamiento de Barcelona. Desde que fueron desalojados de la alcaldía y Ada Colau abandonó el consistorio, camino de un año sabático en Italia, no han conseguido encontrar su papel como grupo de oposición, más allá de mostrar cada día su disgusto con la gente por no haberles mantenido en el gobierno municipal.
El Sabadell, balón de oxígeno
Illa ha tenido esta semana un balón de oxígeno con el anuncio del Banco de Sabadell del retorno de su sede a la capital vallesana, y ha buscado amparo en el Lendakari vasco, Imanol Pradales, de visita en Barcelona.
A pesar de las buenas relaciones entre Junts y el PNV, Pradales no ha dudado en visitar a su homólogo catalán y afirmar que ve una legislatura larga a nivel nacional, a la vez que ha realizado llamamientos al consenso entre las fuerzas políticas.
En Junts, muchos dirigentes de este partido asistieron a la conferencia del presidente vasco organizada por La Vanguardia, y estas declaraciones no gustaron, pero se justificaron porque «el PNV gobierna en coalición con el PSOE y nosotros no».
Sánchez y Cataluña
Ferraz es consciente de que, sin Cataluña, ya pueden irse despidiendo de La Moncloa, y están dispuestos a todo con tal de que la legislatura de Illa empiece a andar. Los socialistas tienen en Cataluña casi al único exponente de gestión territorial que pueden poner encima de la mesa, y en afianzar al PSC hay muchos diputados en juego.
La batalla por armar una mayoría en el Congreso, con Madrid y Andalucía claramente decantadas hacia el PP, se jugará en la capacidad que tengan los populares de remontar en Valencia, donde tras la dana han perdido fuerza, y en Cataluña donde unos, los socialistas, necesitan mantener o ampliar su ventaja, y los otros, el PP, recortarla. Hoy son 750.000 votos, once puntos y 13 escaños lo que separa a Feijóo de Sánchez en las cuatro provincias catalanas... todo un mundo.