Carles Puigdemont junto a Toni Comin

Carles Puigdemont junto a Toni Comín, en una imagen de archivoEFE

Cataluña

La presidencia del chiringuito de Puigdemont se dirime entre acusaciones de desvío de fondos y acoso sexual

Dos candidatos principales y varios pintorescos concurren a las elecciones de un organismo en decadencia

El Consell de la República, que fundó y presidió Carles Puigdemont hasta hace tres meses, cuando dimitió y dejo el cargo vacante, ha convocado elecciones para el 12 de febrero. La campaña electoral se ha convertido en una sangrienta batalla personal entre las diversas facciones enfrentadas.

El actual vicepresidente en funciones, Toni Comín, fue el primero que anunció su intención de optar a la presidencia, pero el inicio de la campaña se ha convertido en un martirio para el exparlamentario europeo, exconsejero autonómico y exdiputado por varios partidos, entre ellos el socialista, dado que ha sido acusado de desvío de fondos y de acoso sexual a un asistente parlamentario.

Comín, por ahora, no se ha arrugado, y ante las denunciadas formuladas tanto por el auditor de cuentas del Consell de la República como por parte del exrapero Valtònyc ha anunciado querellas por doquier.

Valtònyc, condenado por enaltecimiento del terrorismo, apología al odio ideológico e incitación a la violencia se fugó a Bruselas para no cumplir condena, donde Puigdemont le acogió. Ahora pide que se aparte a Comín de cualquier cargo y lo tacha de corrupto.

Puigdemont guarda silencio

Un asistente parlamentario ha presentado una denuncia ante el Parlamento Europeo y no en un juzgado, por acoso sexual. El nombre del asistente, militante de Junts, no ha trascendido, pero según informa La Vanguardia, otros asistentes que han trabajado con Comín han hablado de él como «una persona difícil».

Comín ha emitido un comunicado en el que niega las acusaciones de acoso sexual punto por punto, y las achaca a venganzas personales e intereses políticos vinculados a la elección de la presidencia del Consell de la República.

Puigdemont mantiene silencio sobre Comín, que fue un muy cercano colaborador suyo, pero durante las últimas semanas ha ofrecido el cargo a varias personas como el expresidente de la Generalitat Quim Torra, que lo han rechazado.

En este contexto a Comín le ha salido un serio contrincante: Jordi Domingo, que fue presidente del Consulado de Mar, corte arbitral de la Cámara de Comercio de la que fue cesado cuando Josep Santacreu derrotó a Mónica Roca, la candidata de la ANC sucesora de Joan Canadell, en las elecciones a la presidencia de la Cámara.

Domingo es un abogado bien posicionado en Barcelona. lideró la redacción de una Constitución catalana y parece contar con el visto bueno del entorno de Puigdemont. El abogado separatista propone mantener la sede del Consell en Waterloo para huir de la «represión española». Todo ello a pesar de que el argumento represivo, en un momento en el que Santos Cerdán y Rodríguez Zapatero entran y salen del domicilio de Puigdemont, en las afueras de Bruselas, como Pedro por su casa, es difícilmente sostenible.

Candidatos pintorescos

Las elecciones se dirimirán entre Comín y Domingo, pero hay otros candidatos, algunos de ellos muy pintorescos. Uno de ellos es Jordi Castellá, concejal de Primaries, el partido de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), en Canet de Mar. Castellá ya se enfrentó a Puigdemont en las últimas elecciones.

La principal propuesta de este candidato está recogida en su libro La vía guineana, en el que compara a Cataluña con Guinea Ecuatorial. Es concejal del municipio del Maresme se hizo famoso por el acoso de la comunidad educativa a una familia que solicitó que su escuela cumpliera la ley e introdujera una tercera hora semanal en lengua española, y quiere trasladar la sede del Consell a Ginebra para estar cerca del comité de descolonización de la ONU.

Otros candidatos son Antoni Walter Castelló Klein, residente en las Baleares, profesor de instituto que se declara catalán y alemán. También ha anunciado su candidatura Montserrat Duran, que propone controlar el territorio para lograr la independencia.

En medio de este vodevil el Consell está sumido en una profunda crisis. En noviembre de 2024 se quedó sin personal. Tras el informe de la auditora que señalaba el riesgo personal y patrimonial de los miembros de la dirección todos ellos dimitieron para no tener que sufragar el déficit personalmente.

El goteo de bajas de socios ha sido constante. En 2021 en las elecciones para la asamblea votaron 22.000 afiliados, en la web había un contador de altas, que ya ha desaparecido, y que llegó a contabilizar 100.000 miembros. En febrero de 2024, fecha de la última votación participaron 8.765 socios.

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